Sábado de Fiesta Nacional, lunes de problemas judiciales

Sábado de festividad del Pilar, Fiesta Nacional, o Día de la Hispanidad, o las tres cosas juntas que no pasa nada. Que cada uno escoja el título que mejor prefiera, que para eso estamos en un país libre, o eso dicen, aunque cada vez se van recortando más los derechos con el intervencionismo, la prohibición y la sensación de que estamos tutelados, sin derecho a protestar. Quizás, como siempre suele suceder, las prohibiciones traen reacciones contrarias a lo que se quiere imponer. 

Este 12 de octubre,  como cada año, el Desfile de las Fuerzas Armadas se produjo pasado por agua, y la atención estaba puesta en varios focos: la llegada del Rey con la Reina y acompañada de la princesa de Asturias; o la presencia del presidente del gobierno, que fue recibido con abucheos por una parte del público asistente - poco por cierto y se esperaba que fuera así-. No es el único año que ha sucedido. Es algo habitual. También se esperaba la presencia después de 14 del presidente de la Generalitat de Catalunya, Salvador Illa, que en un gesto más de normalidad democrática, como debe ser, estuvo presente. Un gesto que le honra. Y, por último, los militares que, sin pestañear y mojados hasta la gorra, mantuvieron el tipo sin hacer ningún gesto de desagrado. Para ellos era un orgullo desfilar en las peores condiciones meteorológicas. Un ejemplo de disciplina y cumplimiento del deber, según los protagonistas.

Pasado el fin de semana, con el domingo para descansar algunos, otros fueron convocados de urgencia a la reunión del Comité de Dirección del PP para analizar la situación de los “escándalos” del caso Koldo, del que se enteraron por los medios de comunicación - ¿De verdad?-. Tras unas horas de reunión en la que antes hablaron del desfile, de la recepción en el Palacio Real, con un aperitivo muy comedido, y los cotilleos que se dieron en la misma, entraron después en materia. El resultado del cónclave es que su partido se querellará en la Audiencia Nacional contra el PSOE por financiación ilegal, cohecho y tráfico de influencias en el caso Koldo .Una decisión que no invita a la tranquilidad política, porque pueden levantarse alfombras en la calle Génova.

Este lunes el sobresalto volvió de nuevo al gobierno y a la calle Ferraz, cuando la Fiscalía se ha opuesto a la querella presentada por el abogado de Begoña Gómez contra el juez instructor Peinado, en la que continúa imputada por tráfico de influencias y corrupción en los negocios. 

Por si fuera poco para Sánchez también ha entrado en acción el presidente del Senado. Basándose en un informe de los letrados de la Cámara Alta según el cual, si la mayoría del pleno rechaza un texto que afecta a la situación de los presos etarras, devolverá al Congreso para levantar el veto o ratificarlo.  Ratificación que se producirá como también es previsible. Lo que se ha pretendido es retrasar al máximo su publicación en el BOE. Una estrategia de los populares de cara a la galería, porque saben que va a salir adelante.

En este escenario de crispación que se vive en Madrid, y para airearse un poco, o quizás para dar sensación de “normalidad”, el presidente del Gobierno Pedro Sánchez, acompañado de varios ministros, se ha desplazado a Barcelona para participar en el Foro del grupo Prisa, el principal Grupo de comunicación amigo del gobierno español, para intervenir en el mismo. Utilizando la tribuna Sánchez decía que “hay los que camuflan su total ausencia de proyecto político con polarización”. Y como casi siempre, la ministra Montero, afirmaba en el mismo fórum que “la corrupción no puede tener cabida en la democracia española”,

Así que este lunes ha sido de todo menos tranquilo, con lo que le cuesta a la gente entrar en materia laboral después de varios días sin ir al curro. Los sobresaltos no son buenos para la salud, ni tampoco para la salud política y democrática. Los dos partidos mayoritarios deberían sentarse a hablar de la situación y dejar de lado la ya famosa frase del “y tú más” en referencia a la corrupción, porque “que tire la primera piedra quien esté libre de pecado”, y el pecado lo han cometido todos y cada uno de los partidos políticos. Al final habrá daño, y lo malo es que el daño afectará a la credibilidad de los políticos y a la propia democracia con la que tanto se está jugando.