El tema de los patriotismos - de todos los sentidos- es para algunos un negocio muy lucrativo.
Todo parece indicar que si no surgen nuevos problemas - no se descartan- el próximo jueves la Comisión de Justicia del Congreso de los Diputados aprobará la proposición de Ley de Amnistía que tantos dolores de cabeza está trayendo al presidente del Gobierno. Todo para beneficiar a los implicados en el procés: los ya condenados, los procesados pendientes de juicio y los que tomaron las de Villadiego y siguen huidos, con la esperanza puesta en la ley de Amnistía que les dejará limpios de polvo y paja.
Con la bendición de la Comisión a la proposición de ley, el siguiente paso es presentarla en el pleno del Congreso. Como todo parece indicar, los partidos que dan soporte al Gobierno votarán que sí, incluido Junts, que tanto está mareado la perdiz para llegar a la misma conclusión: o la votan o su jefe Puigdemont sigue comiendo coles en Bruselas. El trámite no finaliza, de ahí pasará al Senado, donde como es conocido, el PP cuenta con mayoría absoluta, Como ya han declarado, la intención es retrasar su tramitación lo máximo posible para no aprobarla. De nuevo pasará al Congreso donde finalmente saldrá adelante. Calculando, su aprobación definitiva coincidirá con el inicio de la campaña electoral de las elecciones europeas, en las que en principio Puigdemont y su lugarteniente Toni Comín ocuparan el número uno y dos respectivamente de la lista.
Esta es la situación política que no coincide, como todo el mundo sabe, con la judicial: El Tribunal Supremo declaraba por unanimidad hace pocas fechas que en la revuelta hubo terrorismo. Lo dice también la Comisión de Venecia, cuyo texto cada uno lo interpreta como mejor le conviene. Al final, los jueces tendrán la última palabra y a los políticos se huele que su decisión no les va a gustar nada ¿Les avalará la justicia europea a la que se da por hecho que recurrirán? Lo cierto es que el tema no pinta bien, lo que traducido implica que la ciudadanía vamos a tener cantinela para rato. Igual es lo que conviene a algunos tal y como se está poniendo en evidencia con el caso Koldo, donde unos cuantos sinvergüenzas sin escrúpulos se han llenado algo más que los bolsillos.
La oposición encabezada por el PP está pidiendo el cese de la presidenta del Congreso, otros ministros y hasta la del propio Pedro Sánchez por el caso Koldo. Se han envalentonado. Por cierto, en los próximos meses el partido que lidera Núñez Feijóo tiene en agenda entre otros los juicios de los más que famosos casos Gürtel, Lezo, Kitchen, Púnica, Erial, que no es poca cosa. Sin olvidar que dos exministros, Rato y Zaplana, se han visto salpicados por el caso de corrupción y pendientes de sentencias. Una guerra en las que se han metido los dos partidos mayoritarios y a los que se ha sumado Vox, por aquello de “a río revuelta ganancia de pescadores”. Macarena Olona ha acusado a la formación de desviar 11 millones de euros de la fundación del partido e incluso acusa al mismísimo Abascal de haberse enriquecido. Es que el tema de los patriotismos - de todos los sentidos- es para algunos un negocio muy lucrativo.
Esta semana que se inicia, como viene siendo habitual en bastantes años, no estará exenta de controversia política: caso Koldo, ley de Amnistía, las presiones de Puigdemont, las demandas de ERC, las del PNV y más ahora en campaña electoral de las elecciones vascas. Las encuestas que precisamente han empezado a salir este inicio de semana auguran una subida del PP y efectos negativos en el PSOE; los cambios de dirigentes territoriales socialistas. Y una larga lista de cuestiones que irán saliendo. El presidente Sánchez, que siempre ha tenido suerte sorteando los problemas, no lo va a tener nada fácil en estos siete días, ni en los próximos meses. Como decía el escritor Eduardo Mendoza: “Un problema deja de serlo si no tiene solución”, igual se lo aplica el presidente del Gobierno.
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