Estamos en la semana decisiva para conocer si Unidas Podemos formará parte de la plataforma SUMAR que lidera Yolanda Díaz para concurrir a las elecciones del 23-J. La fecha límite es el próximo viernes. Hasta ese momento, las negociaciones siguen abiertas entre las dos “formaciones” con imposiciones de Podemos No es un tema ideológico los que les separa, no, todos vienen de la casa madre: el Partido Comunista y sus “afluentes”. El problema es el control de la plataforma. Hilando más fino podríamos decir que el escollo principal es el lugar que van a ocupar en las listas Irene Montero, Ione Belarra y Echenique. Especialmente Irene Montero, que quiere estar entre los dos primeros puestos.
Ninguno de los “líderes” que integran Sumar – quieren ser la alternativa de izquierda al PSOE- quieren la presencia de los tres en los primeros puestos. Unidas Podemos ha sufrido un descalabro en las pasadas elecciones del 28-M, nadie lo pone en duda. Cuando esto sucede lo que se espera, en primer lugar, autocrítica, y en segundo dimisiones de los culpables de los resultados. Ni Montero, Belarra, Echenique, Verstrynge y etc. lo han hecho, es como si el tema no fuera con ellas. La culpa es de los demás, ellas se hacen las víctimas. El único que ha dado un paso al lado ha sido el ministro en funciones, Alberto Garzón, que le honra, aunque sea una estrategia meditada. Escribía el escritor J.R.R. Tolkien que “cuando las cosas están en peligro alguien tiene que renunciar a ellas, perderlas, para que otros las conserven”.
Eso del sentido de responsabilidad, sacrificarse en post de la unidad de la izquierda, no va con las tres mujeres que ejecutan las órdenes del macho alfa, Pablo Iglesias, que está presionando por todos los medios a su alcance con el objetivo de seguir mangoneando no solo Unidas Podemos, sino Sumar. Sin ir más lejos, el pasado lunes en sus diferentes intervenciones radiofónicas y en su tele “abierta y plural”, señalaba a Más Madrid, Comunes y Compromís de estar vetando la entrada de Unidas Podemos en las listas. Denunciaba que estos tres partidos están en contra de Podemos. Muchos se preguntan qué ha tenido que pasar para que su amiga del alma, Ada Colau, haya roto peras con Iglesias, cuando su amistad política estaba a prueba de todo a excepción de los resultados y la reticencia a dimitir de las tres capitanas. Lejos han quedado - solo en las hemerotecas- las imágenes de abrazos, sonrisa y complicidad de Colau e Iglesias.
Pablo Iglesias en otro de sus púlpitos radiofónicos alertaba de la dinámica de venganza y presión que se está produciendo para que Montero, su mujer, quede fuera de las listas al Congreso. Para rematar su sermón apostilló: “Deseo que los compañeros sepan que liderar tiene más que ver con ser generoso que con intentar humillar o hacer que alguien pase por debajo del futbolín”. Lo de ser generoso se lo debería aplicar a Montero, Belarra Echenique y compañía. Hacerse la víctima cuando ese clan que él dirige se ha cargado el partido que tantas ilusiones había generado es tener la cara muy dura. Lo único que le interesa es aferrarse al poder, sin importar el resto de las personas que forman el partido. Lo debería saber, los actos tienen consecuencias y él, cómo otros líderes jóvenes cuya vanidad era extensa, han sido baja en las urnas, como Albert Rivera e Inés Arrimadas. Una cura de humildad no le vendría nada mal.
La generosidad que Pablo Iglesias reclama a los demás debería aplicársela, y que esas personas que tanto han perjudicado a su partido y la sociedad, se marchen a sus casas y hagan posible el pacto con Sumar, la alternativa de la izquierda. Hay un proverbio árabe que dice: “La generosidad consiste en dar antes de que se nos pida”.
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