Los delfines varados, un misterio todavía en investigación

La Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (Cemma) alertaba este mes de agosto del incremento en la densidad de delfines encontrados en las playas y otras áreas de costa. En lo que va de 2024 se han encontrado 26 ejemplares cuando la media, según la Cemma era de 18 al año. Las explicaciones a este fenómeno non son concluyentes pero las hipótesis apuntan a cambios bien en el comportamiento de los mares o en el comportamiento de los delfines. En el caso de los mares, la densidad de contaminantes (desde químicos aéreos que se depositan en el agua hasta los ya consabidos plásticos), la construcción en la costa o el tráfico marino y sus consecuencias pueden ser uno de los motivos. El comportamiento de los delfines puede ir desde especies que desconocen el fenómeno de las mareas y entran en las rías quedando inmovilizados sin agua alrededor. También está la convivencia con los humanos en la costa, actividades pesqueras, turísticas, construcción y otros aspectos pueden llevar a los mamíferos marinos a varar en la costa, pero también hay comportamientos que pueden ser “naturales” en tanto en cuanto está vinculados a la forma de vida de estos animales. 

REDES Y CONTAMINANTES

Pablo Covelo de la Cemma, señala que algunas especies de delfines procedentes del océano se introducen en las rías para comer. “Si son especies que viven en el océano o mar abierto y se internan el las rías y estuarios, es posible que desconozcan la ida y venida del mar en cuanto a mareas, esto puede dejarlos varados sobre el fondo antes cubierto por el agua”.

Destacan también los contaminantes marinos, productos que en ocasiones pueden causar la muerte de especímenes en alta mar y que aparecen en la costa. “Todavía se encuentran PCBs en los restos de muchos de estos varamientos” dice Covelo. Los PCBs son elementos prohibidos en los años 1970 y que se usaban en refrigeración. 

En el caso de los plásticos, la aparición dentro de los delfines muertos se debe a que previamente, las presas han ingerido dichos plásticos. “El delfín va directamente a su presa, una a una, suelen ser peces que han ingerido o plásticos u otros elementos”, dice Covelo.

“Entre un 20 y un 30% de los varamientos o accidentes con mamíferos marinos está relacionado con la interacción con artes de pesca” señala el biólogo marino Xandro García. Por otra parte, no descarta que el uso de determinadas tecnologías como el sonar puedan influir en el “radar” biológico de los delfines acabando por confundirlos. “Se ha especulado que determinadas ondas de sonar militar puede confundirlos, aunque la información sobre este punto es muy poca”.
 

Además, si bien se habla de interacción con artes de pesca, ¿qué hay de la interacción del delfín con los pescadores? ¿Son enemigos? El hecho es que para determinadas pesquerías (sardina o caballa) el delfín puede ser un competidor para la flota pesquera. Aunque según estudios de la propia Cemma, al investigar la cantidad de alimento de los ejemplares recogidos desde los años 1990, los cálculos no mostrarían una densidad de consumo capaz de competir con las capturas pesqueras. Aun así, “los delfines se acercan a las redes con intención de romperlas para comer las capturas, los pescadores han usado sistemas como los 'pinger' que mediante sonidos intentaban asustar a los delfines, al final se acostumbraron y el sistema dejó de funcionar”. También hay métodos más “taxativos” como el uso de petardos “o pasar con la embarcación por encima del delfín”.

COMPORTAMIENTO ¿NATURAL?

Los delfines se mueven en manadas que suelen ser compuestas por individuos de diversas procedencias. “Las crías de delfín suelen estar entre dos o tres años con la madre, al final de ese período son expulsados de la manda para que busquen otro grupo con el que estar” dice Pablo Covelo. “A veces estos ejemplares pueden ser aceptados de buena gana en una nueva manada, otras veces no y así hasta que encuentran una, sin embargo, también hay ejemplares con dificultades para socializar y no encuentran nunca un nuevo grupo”.

La mayoría de estos individuos solitarios son machos y en su navegación pueden acabar interactuando con humanos en instalaciones portuarias. “Si en esa interacción encuentran correspondencia por parte de los humanos lo más seguro es que ese animal se quede” dice Covelo. Un caso reciente fue el del delfín 'Manoliño' en la ría de Muros. Esta interacción puede ser perjudicial para el delfín porque acaba acostumbrándose a la reciprocidad humana y esto impide su búsqueda de congéneres. Quizá algunos de los cetáceos muertos que se encuentran son ejemplares que no encontraron manada hasta sus últimos días. 

La aparición de un delfín o de cualquier especie de mamífero marino debe ser notificada al 112 Emergencias. “Ellos se pondrán en contacto con la Cemma que enviará biólogos para tomar datos sobre el ejemplar y harán una necropsia en caso de estar muerto, sino, si es posible, se intentará devolver al mar” señala Xandro García.