Anciana hospitalizada, le diagnostican sarna, muere y DomusVi Monforte reconoce un brote semanas después

Una usuaria tuvo que ser ingresada en el hospital, donde le diagnosticaron sarna y murió, relata su familia a Galiciapress. Ocurrió en julio pero no fue hasta varias semanas después, en agosto, que el centro reconoció y la Xunta informó de la existencia de un brote de esta enfermedad muy contagiosa. 

Desde la multinacional DomusVi aseguran a este diario que se siguieron los “estrictos protocolos de higiene y limpieza” y dejan sin contestar algunos de las preguntas formuladas.

Isabel, hija de la fallecida, y otros miembros de su familia cuentan como todavía sufre las consecuencias de la sarna tras visitar a la anciana en el hospital de Monforte. "Es horrible. Desaparece y vuelve a aparecer".

En los últimos años, y especialmente desde el estallido de la crisis sanitaria, han sido muchas las denuncias referidas a las residencias de ancianos y a la atención que dispensaban a sus usuarios. Uno de los casos más polémicos fue el de la residencia DomusVi de Monforte de Lemos, donde el Juzgado de Instrucción número 2 de Monforte a  decretó la incoación de diligencias previas por supuesto delito de "negligencia médica" con motivo de la denuncia de la familia de una usuaria. Las estremecedores imágenes de las úlceras que sufrió la afectada y que acompañaban la denuncia dieron la vuelta al país. 

La calidad del centro de Monforte de Lemos, privado pero en el que hay residentes financiados por la Xunta, vuelve a estar en entreficho. Esta vez  a raíz de la denuncia de los familiares de una usuaria que falleció el pasado mes de julio. Esta mujer fue diagnosticada de sarna en el hospital, no en la residencia donde vivía.  Semanas después de este ingreso, la Xunta confirmó un brote de sarna en el centro, que afectó a varios usuarios y que motivó las denuncias de plataformas como REDE.

Isabel es la hija de la fallecida y todavía hoy batalla para saber qué es lo que le ocurrió a su madre, dependiente y residente del centro lucense desde enero de 2022. Han pasado ya muchos meses y la dirección del centro ha cambiado desde la llegada de la fallecida hasta el día de hoy, pero las trabas con las que se ha encontrado Isabel son, dice, siempre las mismas. 

No fue hasta la semana pasada que por fin pudo hablar personalmente con la directora del centro para trasladarle sus quejas. “En enero el director era un hombre, luego una mujer y ahora me dicen que es esta chica”, relata Isabel. 

“Me dijo: ‘Tiene que comprender que las personas que vienen aquí vienen a morir’. Sigo dándole vueltas”
 

La respuesta de la nueva dirección es que “solo lleva un mes ahí”, por lo que se desentienden de los episodios anteriores a su llegada. No obstante, no fue esa la única frase que destaca Isabel de su conversación con la directora. “Me dijo: ‘Tiene que comprender que las personas que vienen aquí vienen a morir’. Sigo dándole vueltas”. 
 

“LLEGÓ A PESAR 20 KILOS. ERA CASI TRANSPARENTE”

A Isabel no le quedó más remedio que llevar a su madre a la residencia. “No queremos desentendernos de nuestros mayores. Es que no podemos atenderlos como merecen”, lamenta. Su madre, que pasó sus últimos meses de vida encamada, precisaba de unos cuidados especializados y de un seguimiento casi constante. “Se caía y se abrió dos veces la cabeza en casa”, recuerda su hija. 

Sin embargo, lejos de mejorar su situación en Monforte, el estado de la fallecida empeoró de forma notable. “Estaba siempre muy empastillada. Adelgazó mucho. Era transparente casi. Me decían ‘Es que no come’. Pues hay que ponerle una solución, porque a mí también me costaba darle de comer”, insiste Isabel. Un ejemplo de ese descuido son los “20 y poco kilos que llegó a pesar”. “La médica me decía que pesaba 40 KILOS. ¿Qué me dice? La pesaban con la silla de ruedas”, reprocha. 

 “La médica me decía que pesaba 40 KILOS. ¿Qué me dice? La pesaban con la silla de ruedas”,

Por otra banda, Isabel hace especial hincapié en que su madre siempre tuvo buenas palabras para los trabajadores y trabajadoras del centro. “Siempre dijo que la trataban muy bien. El personal muy bien. Siempre estaba cuidada y aseada”, rememora. Una atención que, con los protocolos actuales en los que los familiares tienen que avisar con antelación a los centros de que van a visitar a los usuarios, puede estar “preparada”. 
 

INGRESO HOSPITALARIO Y DIAGNÓSTICO DE SARNA

La situación de su progenitora empeoró hasta tener que ser ingresada en un centro hospitalario. Ya para entonces estaba siendo tratada de “un sarpullido” que le habían detectado en la residencia en el mes de junio. 

“El tratamiento no funcionaba. Tenía la piel seca, le compré crema y se la eché por todo el cuerpo”, recuerda. Incluso cree que tal vez pudo ser contraproducente, pero que ella solo quería aliviar a su madre. 

De no ser tratada a tiempo, la sarna puede derivar en complicaciones mucho más lesivas que las que produce a nivel cutáneo, pudiendo ser responsable de cardiopatías o insuficiencias renales. “No sé cómo pudo afectar a mi madre. Hasta que ingresó en el hospital no me dijeron que tenía sarna”.
 

Para la familia de Isabel, el diagnóstico fue ya muy tardío. Para entonces, por el contacto con la fallecida, muchos miembros de su familia, incluida ella, se vieron afectados por la enfermedad. “Estuvimos todos con sarna. Hasta mi nieto”, denuncia Isabel. La sarna es altamente contagiosa y si bien existen tratamientos efectivos para combatirla, su rastro es muy difícil eliminar. 

“Un familiar afectado en Madrid, otro en Lanzarote, mis tres hermanos, mi hija, su pareja, mi nieto… Todos con sarna. Han pasado tres meses y mi hermana tuvo que volver a comprarse la crema hace unos días. Es horrible. Desaparece y vuelve a aparecer”, explica Isabel. El rastro de los ácaros que causan la sarna puede permanecer en sábanas, muebles, alfombras… El calor mata a los ácaros, por eso hay que lavar las prendas afectadas a alta temperatura, algo que también resulta beneficioso para la piel, ya que mejora con una exposición controlada al sol. 

“MÁS TRANSPARENCIA, QUE NO VUELVA A PASAR”

“Cuando fui al centro a preguntar por qué no habían diagnosticado a mi madre unos trabajadores admitieron que había unos residentes que se rascaban”, reconoce. Su madre falleció en julio, pero no fue hasta agosto que el centro confirmó los casos de sarna entre sus residentes. Isabel marca distancias entre el de Monforte y el DomusVi de San Lázaro, que también conoce bien porque allí reside su padre. “Las instalaciones de Santiago son mucho mejores, y la comunicación con la familia infinitamente mejor. Ellos tuvieron un brote de sarna y lo primero que hicieron fueron avisar a las familias, tanto de los afectados como de los que se encontraban bien”, apostilla. 

¿Va a denunciar a DomusVi? Isabel cree que no tiene mucho a lo que agarrarse. “¿Cómo lo voy a demostrar? No tengo acceso al historial médico de mi madre. Hasta las fotos que le saqué a las erupciones para enseñarle a mi médico y ver si me podía dar una segunda opinión las borré”. También queda pendiente saber qué fue del teléfono móvil de su madre, desaparecido desde su ingreso en el hospital. “En la planta de mi madre no pudo robarlo ningún residente, porque todos son dependientes como ella”. 

La afectada reclama que se cambien las cosas y que es fundamental “promover la transparencia”. “No pasa nada si hay un brote de cualquier enfermedad. Se lleva a los residentes a Urgencias y que los vean”, pide Isabel para todos esos usuarios que pagan su plaza pública, muchos de los cuales, como su madre, “tienen que afrontarlo con su pensión”. 

VERSIÓN DE DOMUSVI

Galiciapress contactó con DomusVi para conocer la versión del centro sobre este caso. Desde la firma de geriátricos sostiene que se siguieron los “estrictos protocolos de higiene y limpieza”, además de contar “con el personal requerido para poder afrontar las funciones y medidas necesarias ante los casos de escabiosis sufridos estos últimos meses, además de haber puesto a disposición los productos necesarios para asegurar estas labores”.
 

“El Departamento Médico del centro ha estado en todo momento en contacto con el

servicio de epidemiología y de inmediato se puso en marcha el protocolo establecido

para estos casos, así como en constante comunicación con las familias de los usuarios y los trabajadores, a quienes agradecemos su esfuerzo también durante todo el proceso”, subrayan, en contraposición con la denuncia de Isabel, muy dirigida a la supuesta pobre comunicación del centro con los familiares. 

No obstante, y pese a ser cuestionados sobre este punto en concreto, desde DomusVi no precisaron cuántos trabajadores tiene en este momento en plantilla el centro monfortino ni cuántos usuarios están siendo atendidos en unas instalaciones que disponen de 180 plazas. Tampoco aclaran si hubo cambios en la dirección del centro en los últimos meses .

En el momento del brote, el sindicato Comisiones Obreras alertó de la falta de personal y medios y  la "pasividad" de la actitud de la empresa para hacer frente a esta situación.
 

No obstante, sí recalcan que suman ya once semanas “sin un caso activo” después del brote de sarna declarado en el centro en el mes de agosto, aunque la denunciante refiere que a su madre, usuaria del centro, fue diagnosticada con sarna en julio. 

Domus Vi: “recibió siempre el mejor trato y los servicios médicos correspondientes, en un momento además en el que no había ningún caso de escabiosis en el centro”

Sobre la muerte de esta usuaria, y si bien ninguna de las cuestiones de este diario eran dirigidas a este caso concreto, DomusVi recalca que “recibió siempre el mejor trato y los servicios médicos correspondientes, en un momento además en el que no había ningún caso de escabiosis en el centro”. “La mujer, que sufría una enfermedad degenerativa grave, fue trasladada al hospital cuando empeora debido a una insuficiencia respiratoria derivada de su estado general y de una infección, donde lamentablemente falleció”, concluyen. 
 

“No puedes esperar algo así cuando ingresas a tu padre o a tu madre en una residencia. Si denuncio esto es para que no le pase a otras personas. Yo no tenía ni idea, confiaba y no actué en el momento. Lo hago para que las personas que llevan allí a sus familiares puedan actuar”, zanja Isabel, que espera que nadie tenga que pasar por lo mismo.