#Claves de la semana

Miles de afectados por los motores defectuosos de Stellantis: "Llevo siempre un bidón de aceite en el maletero"

Adolfo es uno de los más de 6.000 usarios que componen la Asociación de Afectados Stellantis (AFESTEL), un colectivo a los que les une su coche defectuoso, todos modelos del Grupo Stellantis y que refieren un fallo crítico del motor que les cuesta una gran cantidad de dinero a los afectados. Modelos de la Peugeot, de Opel, de Citroën...coches con el motor Puretech 1.2 que tantos problemas está dando en toda Europa y del que ni la marca ni el fabricante se hace responsable. Galiciapress habla con uno de los afectados para conocer su experiencia y los quebraderos de cabeza que le está dando su vehículo: “Lo único que hago es gastar, gastar y gastar en un coche que compré para que durase”.


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Motor coche taller
Reparación de un motor | Foto: EP

 

No importa si tiene 150 o 200 caballos, si tiene tres o cuatro cilindros, si es diesel o eléctrico… Al final, a la hora de comprar un coche, todos los usuarios desean lo mismo: “Que me salga bueno”. La durabilidad de un vehículo es lo que buscan todos los compradores y es en lo que vuelcan sus esperanzas en un momento en el que el mercado tiene unos precios exagerados en casi cualquier modelo. Pero si buscamos un coche familiar o unas características concretas, la inversión se puede elevar. Desgraciadamente, y si bien todos pueden ser una lotería, el tiempo nos dice que hay algunos que resultan, si cabe, más sospechosos de dar malos resultados. Si no, que pregunten a alguno de los más de 6.000 integrantes de la Asociación de Afectados Stellantis (AFESTEL), un colectivo unido por el infortunio y la mala praxis. 

 

Todos y cada uno de ellos han experimentado problemas en el motor de su vehículo y a todos les ocurre lo mismo: la correa de distribución se degrada a una velocidad inusual, provocando un consumo de aceite mucho más elevado de lo normal y un mal funcionamiento de la bomba de vacío, así como otros fallos graves que acaban por aniquilar el motor y obligar al propietario del vehículo a un desembolso mayúsculo para la reparación del motor. 


Se trata de un fallo que se está dando en modelos de las marcas de Stellanits (Citroën, Peugeot, Opel…) que usan motores del fabricante de motores Puretech. Aunque el fallo se detectó en 2020 -tarda, de media, entre 4 y 6 años en detectarse-, los modelos fabricados a partir de 2014 -en la antigua PSA- con los motores Puretech 1.2 son los que presentan este problema generalizado, con afectados en toda España y en otros países de la Unión Europea como Italia, Bélgica o la vecina Portugal. 

 

LOS “PUDRETECH”

Adolfo es uno de los miles de afectados y todavía esta misma semana ha tenido que desplazarse al taller para seguir haciendo gestiones por esta avería crónica. “Todo empezó cuando llegó a los 88.000 kilómetros. Iba circulando en el coche con mi hijo y se encendió el piloto de fallo de presión y aceite. De repente reventó la correa de distribución en medio de la autopista y me faltó muy poco para quedarme sin frenos. El coche se bloquea y me quedo tirado con el niño a un lado de la carretera”, relata Adolfo como el punto de partida de todos los problemas que le está dando su Peugeot 308.

 

 

Tras ese incidente se dirigió a su taller de confianza en Santiago de Compostela, donde le recomendaron después de un rápido vistazo llevar su coche directamente a la Peugeot porque “lo que acababa de pasar no era normal”. “En la Peugeot ya nos empezaron a poner excusas: que si en verano el aceite es de una marca, en invierno de otra… Al final decidimos que para que nos lo arreglaran y se hicieran cargo, porque la correa de distribución estaba para cambiar los 180.000 y no a los 88.000, tuvimos que llamar a un perito y un abogado para que cuando abrieran el coche estuvieran presentes para ver los problemas que tenía el coche. Así sí nos arreglaron el coche, no nos cobraron nada”, apunta Adolfo. 
 

La suya es una de las historias donde, al menos, el coche puede seguir circulando, pues otros usuarios no han tenido esa suerte y su vehículo se encuentra en estos momentos en la calle, sin poder siquiera arrancarlos porque la reparación resulta inasumible para algunas economías domésticas. Y es que muchos afectados desconocen la dimensión de este problema y no saben que se trata de un fallo generalizado en este tipo de motores -que los afectados llaman con sorna los “pudretech”- que, por ahora, ni Stellantis ni el fabricante quieren reconocer. 

 

 

Con todo, el coche de Adolfo no está ni mucho menos “sano”. “En la última revisión del cambio de aceite todavía aparecían trozos de correa”, indica. Su coche era un kilómetro 0 comprado en el concesionario, “con su garantía y matriculado en 2015”. “Ahora tiene 135.000 kilómetros y cada mil kilómetros me consume como un litro de aceite”, detalla Adolfo, que sufre una sangría de gastos por culpa del aceite. “Tengo que andar con un bidón siempre en el maletero”, lamenta. 
 

“ES COMO SI TUVIESE UN LAMBO”

Ante este panorama, Adolfo dice que ya no corre riesgos y “el cambio de aceite lo hago siempre antes de lo que me dice la marca”. Esto ha condicionado también su vida diaria y sus planes, intentando usar el coche lo menos posible y desplazándose al trabajo en moto, incluso en invierno. La sugerencia con estos coches es hacer viajes largos, ya que, aparentemente, el motor sufre más en trayectos cortos. No obstante, los afectados no lo consideran una opción: “En verano tuvimos que alquilar un coche para poder irnos de vacaciones. No voy tranquilo en ese coche y menos si llevo a los niños conmigo después del primer susto”. 

 

El motor de su 308 se degrada a gran velocidad y dispara el consumo de aceite. La gasolina entra en la correa de distribución, lo que provoca que algunos fragmentos acaben entrando en el motor y lo colapsen. “Tengo que cambiar la correa cada 60.000 kilómetros. Es como si tuviese un Lamborghini, porque el mantenimiento es el mismo”, ironiza, al tiempo que apunta que recientemente, y en cuestión de 400 kilómetros, su coche se bebió un litro de aceite. 

 

 

“Mi coche tiene 9 años y 135.000 kilómetros. Lo compré de gasolina para hacer pocos kilómetros, si no me hubiese comprado un diesel. Este coche había sido elegido como el mejor coche del año y su motor, durante tres años, había sido el motor del año. Lo compré con esas garantías y ahora me estoy peleando con la marca y con el concesionario por el consumo del aceite. ¿Dónde están las revistas que le dieron el premio a coche del año? ¿Por qué ahora no dicen nada?”, se pregunta.  

 

 

NADIE SE HACE RESPONSABLE

Hasta la fecha nadie se ha hecho responsable de este problema que parece un evidente fallo de fabricación. Por ahora “todo son largas” y “pruebas” para someter al coche a un diagnóstico que, con el historial de Stellantis, ya está más que anunciado. “Lo único que hago es gastar, gastar y gastar en un coche que compré para que durase”, reprende Adolfo, que se ha encontrado con otros usuarios con ese mismo problema, incluso en el propio taller. 

 

“El otro día fui al concesionario y estaba esperando porque me dijeron que el jefe de taller estaba ocupado. Había una pareja de señores mayores que tenían un coche que le consumía mucho aceite, como el mío. Empezamos a hablar y en cuanto me vieron contándoles el tema ya llamaron rápidamente al jefe de taller para hablar conmigo”, relata. 


Esa pareja bien podría ser parte de la asociación o no, porque son muchos los miles de usuarios que podrían desconocer que este es un problema tan extendido. “El problema es igual en todo. No es un problema de un modelo concreto. Ahora mismo hay dos clases de motores Puretech: los rotos y los que se van a romper”, ilustra el compostelano.

 

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Reparación de un motor | Foto: EP

 

Desde AFESTEL valoran iniciar un proceso de demanda colectiva, que puede ser más complejo si cabe si encuentran el mecanismo para articular las denuncias de todos los afectados en Europa, que podrían ser unos 4 millones de casos, según las estimaciones de la organización. “Al principio éramos 1.000 en la asociación, luego 2.000, ahora 6.000…se está volviendo una bola imparable”, valora Adolfo.
 

“Hablamos de un Peugeot. No es un coche barato. Pero ahora si lo ofrezco en la segunda mano  nadie quiere comprarlo. A lo mejor, con suerte, me dan 1.000 o 2.000 euros pese a que está genial, tiene todo tipo de extras, pero nadie lo va a querer por culpa del motor cuando ya en el resto de coches de segunda mano del mercado son caros”, reprueba, castigando la respuesta que da la casa automobilística con este problema y con el ejemplo de Toyota. 

 

“Toyota tuvo un problema similar y cambió el motor a todos los afectados. Si tienes que comprar un coche miras por un Toyota, porque sabes que va a dar una respuesta a tus problemas”, razona Adolfo, que cada cierto tiempo se encuentra con más afectados. 

 

 

Sin ir más lejos, un compañero de trabajo suyo, con un Citroën C3, además de los problemas de motor -por los que tuvo que gastar unos 8.000 euros de su bolsillo- “también tiene problemas con los airbags, con una órden de la Guardia Civil para no circular con ese coche mientras no solucione el problema”. “Sabiendo esto, ¿quién va a comprar un coche de Stellantis? Antes era una buena marca, pero ahora te vas a otra que te trate mejor y que no tenga un motor que a los 90.000 kilómetros sea para tirarlo a la basura”. 
 

Así las cosas, Adolfo mira a futuro y con la guerra de precios actual, su apuesta sería por una marca china, que están ganando en la carrera de los coches eléctricos. “Ahora te compras un coche chino por 15.000 euros. Si te da problemas en diez años lo tiras y te compras otro igual”, propone, con la experiencia de lo vivida que lo ha llevado a la siguiente determinación: “No me volvería a comprar un coche como el que tengo y que costaba 30.000 euros”.

 

 

Próximamente se celebrará una reunión “Espero que se demuestre que es un error de diseño. Si le pasa a 500 personas, pues puede ser alguna cosa que hayan hecho mal. Yo tengo todas las revisiones al día, cambios de aceite, de bujías… Si me pasa lo mismo a mí que a otros 6.000, ya hablamos de otra cosa. Y cuántos no habrá que no lo saben”, cuestiona. Por ahora, la asociación estudia más medidas de presión como protestas como las de Tarragona del pasado mes de julio. De celebrarse, puede ser una movilización multitudinaria, pero el problema es cómo se desplazarán los afectados hasta la movilización. En coche seguramente no pueda ser. 


 

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