Nacido en Santiago de Compostela en 1973. Realizó su licenciatura en Física y su doctorado en Física Aplicada en la Universidad Compostelana. Fue Profesor Asociado durante 6 años en la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México. Realizó un postdoctorado en la Universidad de Groningen y fue investigador visitante en la Universidad de Southampton y en el Instituto Laue-Langevin (Grenoble). Es autor de numerosas publicaciones internacionales dedicadas principalmente al desarrollo de modelos y simulación computacional de interacciones entre moléculas. Es también socio fundador de las spin-off de la USC “Sofware 4 Science Developments S. L.” y “MDUSe Innovations S.L.”.Actualmente es Profesor del Departamento de Física Aplicada de la USC y colabora activamente con las spin-off de las cuales es promotor. Aficionado a las nuevas tecnologías, a la ciencia ficción y al running.
Últimamente se están publicando cada vez con más frecuencia artículos sobre los empleos que van a desaparecer en los próximos años debido al rápido desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA) y de la robótica. Basta poner 4 palabras en Google para encontrar decenas de publicaciones acerca de los 5 o 10 primeros empleos que quedarán obsoletos y se hace referencia principalmente al sector servicios: cajero/a de supermercado, camarero/a, taxista, atención al cliente, etc.
La IA y la robótica se califican muchas veces con términos que intimidan, como por ejemplo "destructores de empleo". El futuro que se plantea ya es visible porque la tecnología requerida para realizar las labores de muchos profesionales del sector servicios, desde el punto de vista puramente práctico, ya existe y de hecho se está introduciendo en muchos lugares. Si la tecnología ya existe y su integración representa un ahorro económico para los empresarios en términos de salarios, ¿por qué no se implementa de manera masiva?
El motivo parece evidente: por diferentes razones, muchos humanos prefieren interactuar con otros humanos que hacerlo con máquinas. No es lo mismo ir al "bar de Manolo" a tomar un café y comentar el partido de ayer o el escándalo de turno, que coger un café en una máquina. Los artículos de divulgación en los que se advierte de la obsolescencia de muchos empleos están escritos generalmente por investigadores o profesionales relacionados con la tecnología… quizá pensando que sus propios puestos de trabajo están "a salvo".
Vale la pena pensar en serio si realmente están más "a salvo" los puestos de empleo de muchos profesionales altamente cualificados que los de los empleados del sector servicios. Pongamos el caso de los investigadores. Su trabajo debe seguir rigurosamente el "método científico" que consiste en identificar un problema, proponer una hipótesis para resolverlo, validar dicha hipótesis contrastándola con la realidad y optimizar la propuesta hasta que el resultado sea satisfactorio. Así planteado, el método científico parece un diagrama de flujo de un programa informático y cabe pensar que dentro de poco tiempo la combinación de robots con IA pueda realizar avances científicos de manera mucho más eficiente y eficaz que los investigadores más reconocidos. Probablemente algunas de las propuestas de programas informáticos basados en IA sean tan exóticas o aparentemente absurdas que los humanos nunca seríamos capaces ni de plantearlas… y quizá por ese mismo motivo la tecnología evolucione de manera diferente a lo que lo haría sin su participación a este nivel.
En áreas de investigación como desarrollo de moléculas para fines específicos (diseño de nuevos materiales, fármacos, cosméticos, aditivos para alimentos, tintes, disolventes, etc) ya es común no ir al laboratorio sin haber pasado antes por simulaciones computacionales que en algunos casos realizan un cribado previo a partir de bases de datos de muchos miles de estructuras, un trabajo que sería completamente inviable realizar sin ayuda de ordenadores.
La extrapolación natural de la tecnología en estas áreas nos lleva a que sean ordenadores y robots los que realicen todo el trabajo, incluyendo la preparación de disoluciones, la síntesis y la purificación de compuestos en el laboratorio. Hace pocos días se publicó a nivel mundial una noticia en la que se decía que Microsoft había desarrollado una IA que reciclaba código de otros programas para desarrollar programas nuevos o al menos determinadas tareas dentro de ellos. De nuevo la extrapolación de algo así abre posibilidades en las que los límites son difíciles de imaginar en multitud de áreas.
Otra de las labores en las que los investigadores invierten mucho tiempo es en la redacción de revisiones bibliográficas que en muchos casos derivan en publicaciones. Una de las revistas de química de más alto impacto es 'ChemicalReviews' de la 'American ChemicalSociety' (ACS). Se trata de una revista cuyo índice de impacto es comparable o incluso algo superior a las reconocidísimas 'Science' y 'Nature'. Probablemente no tardemos mucho en ver que una editorial como la ACS acepta una publicación de esta naturaleza redactada por un software de análisis de texto basado en IA… de hecho, aunque no lo he visto, no me extrañaría que eso ya hubiera sucedido en un tiempo en el que muchas de las noticias que hoy en día leemos en la prensa están redactadas por robots.
Hay otros terrenos en los que el bienestar de las personas debería tener al menos tanto peso como la productividad y el crecimiento, como por ejemplo los gobiernos o incluso la gerencia de empresas, e incluso aquí la asistencia de la IA para lograr objetivos bien balanceados con todas las variables podría jugar un papel muy importante desplazando muchos puestos de trabajo.
Quizá dentro de algunos años un robot gane un premio nobel en química, física, medicina o literatura… o nos gobierne una IA… y quizá para entonces sigan existiendo cajeros, taxistas y muchos de nosotros prefiramos que nos atiendan personas reales en los servicios de atención a clientes.
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