¿Golpistas de guante blanco?

La Mesa del Parlamento catalán acaba de admitir a trámite --desestimando las peticiones de reconsideración de Ciudadanos, PSC y PP-- la petición de JxSí de una ponencia conjunta para abordar una reforma del reglamento que agilice la tramitación de leyes, en particular las de desconexión del Estado.

El hecho, en sí mismo, es claramente atentatorio contra la libertad individual de más de la mitad de los catalanes que no han votado semejante desvarío en las urnas de las aún muy recordadas elecciones autonómicas, más conocidas como "las plebiscitarias".

Una decisión de esa naturaleza sitúa a los promotores en el terreno de la ilegalidad constitucional y, sobre todo, los dibuja claramente como presuntos golpistas de guante blanco que intentan imponer a la mayoría un cambio de Régimen parlamentario usando artimañas paralegales en un tiempo que se pretende como récord.

Es incomprensible que gente que ha heredado una Democracia consolidada, pretenda transformarla ahora en un estado bolivariano pero a la catalana, obviando las leyes que juraron defender y olvidando el entorno europeo en el que se mueve y en el que dice estar plenamente integrado.

La locura que le ha entrado a algunos líderes independentistas contrasta en el tiempo con la escasa moralidad que han demostrado algunos de sus más señalados compañeros de ideología que, ahora mismo, se ven sentados en los banquillos de los Juzgados por haber cobrado supuestamente mordidas millonarias, y también por la de aquellos otros sometidos a investigación judicial por hechos bastante parecidos.

Si para no ver entrar en la cárcel a "los amigos" es necesario romper la baraja, bueno será que el Congreso de los Diputados se reúna con carácter de urgencia para corregir, con la ley en la mano, un hecho tan grave como el que acaba de producirse que, a buen seguro, sus promotores tratarán de consolidar.

El tan temido tren de la independencia acaba de entrar en la curva de Angrois y lo hace a toda velocidad y completamente descontrolado.