Silvia Fraga (PSdeG): "Me gustaría que el feminismo hoy fuese unido y todas a una, porque feminismo hay uno"
Con motivo de este 8 de marzo - uno de los más relevantes ya que se podrá celebrar con cierta normalidad tras lo más crudo de la pandemia - Galiciapress ha conversado con varias de las mujeres protagonistas de la política gallega, como Marisol Díaz (diputada del PPdeG), Maite Ferreiro (vicepresidenta de la Diputación de Lugo y Concelleira de Cultura en la ciudad amurallada) o Ángela Rodríguez (secretaria de Estado de Igualdad y militante de Podemos). En esta fecha tan señalada entrevistamos a Silvia Fraga, secretaria de Igualdade del PSdeG, una de los áreas más importantes dentro de la estructura del socialismo gallego que encabeza Valentín González Formoso, que encabeza la renovación de la fuerza desde su llegada a la secretaría xeral.
Con motivo de este 8 de marzo - uno de los más relevantes ya que se podrá celebrar con cierta normalidad tras lo más crudo de la pandemia - Galiciapress ha conversado con varias de las mujeres protagonistas de la política gallega, como Marisol Díaz (diputada del PPdeG), Maite Ferreiro (vicepresidenta de la Diputación de Lugo y Concelleira de Cultura en la ciudad amurallada) o Ángela Rodríguez (secretaria de Estado de Igualdad y militante de Podemos).
En esta fecha tan señalada entrevistamos a Silvia Fraga, secretaria de Igualdade del PSdeG, una de los áreas más importantes dentro de la estructura del socialismo gallego que lidera Valentín González Formoso, que encabeza la renovación de la fuerza desde su llegada a la secretaría xeral.
Fraga, que participará a lo largo del día en distintos actos con motivo de este 8M, celebra que el feminismo vuelva a las calles después de dos largos años, pero lamenta que no lo haga unido después de la convocatoria de manifestaciones paralelas, cada una con su programa. La violencia económica, el rechazo a la ultraderecha negacionista o recuperar los Premios Igualdad María Vázquez Suárez son otros de los puntos de esta conversación.
Silvia Fraga | Foto: EP
El feminismo volvió a salir esta mañana a las calles gallegas con motivos del 8 de marzo. Las principales movilizaciones tendrán lugar esta tarde, pero como prolegómenos muchas han sido las ciudades y pueblos que han celebrado diversos actos para celebrar la vuelta a la normalidad de la mano de la lucha feminista, que por fin puede volver a teñir de morado las plazas.
La única pega hoy es que el tiempo no está acompañando en algunos puntos de Galicia, donde los organizadores de las protestas tienen la vista puesta en el cielo para que las nubes concedan una tregua de cara a las manifestaciones de esta tarde. La secretaria de Igualdade del PSdeG, Silvia Fraga, sufrió en sus carnes los caprichos de la meteorología, ya que la lluvia la pilló en plena ‘Andaina pola igualdade’ en Cerceda, en uno de los muchos actos que los concellos gallegos celebran por este 8M.
Su agenda hoy está completa: caminata por la mañana; concentración en Santiago de Compostela con el resto de la dirección de los socialistas gallegos por la tarde. Fraga se muestra “contenta de que por fin podamos volver a la calle, poder volver a vernos las caras y reivindicar presencialmente todas las asignaturas que tenemos pendientes para alcanzar la Igualdad”.
Al contar con un panorama epidemiológico más favorable, el PSdeG también pudo recuperar los Premios Igualdad María Vázquez Suárez, en honor a la docente “progresista y feminista que murió asesinada por los falangistas el 19 de agosto de 1936 en una playa de Miño, después de ser salvajemente violada y agredida".
Fraga se resiste a revelar la identidad de las personas galardonadas y apuesta por mantener “la intriga” de un premio que reivindica la igualdad y la figura de la maestra, ejemplo de las muchas “mujeres anónimas que a lo largo de la historia dieron la cara por la causa feminista”. “Una mujer que murió por defender sus ideas y que no debe caer en el olvido”, apostilla la secretaria de Igualdade.
Cabría preguntarse con qué ojos vería hoy Vázquez Suárez la educación en Galicia, un ámbito que apuesta de forma decidida por la igualdad pero que sin el refuerzo capital de la educación en el hogar se queda coja a la hora de aleccionar a los escolares en un tema tan sensible como este.
“El problema en las aulas es que queda sujeto a la voluntad del docente. Mayoritariamente tienen una voluntad de educar, pero debería ser mayor la presencia curricular en la promoción de la igualdad entre mujeres y hombres”, agrega Fraga, al tiempo que incide en que el camino para la igualdad pasa también por los ejemplos que los jóvenes tengan en casa: “Sembrar hoy para recoger mañana”.
“CON LA EXTREMA DERECHA NO EXISTE CONVERGENCIA POSIBLE”
“Todavía hay mucho por lo que manifestarse, por eso estamos en la calle este 8M”, destaca la socialista. Sin embargo, algunas fuerzas políticas no lo ven de esa forma, hasta el punto de negar abiertamente la violencia de género. Esa corriente negacionista polariza todavía más la política incluso en temas en los que no deberían caber dobles interpretaciones.
“Diferencias entre las fuerzas políticas siempre hay, como en todo lo que ideológico. Algunos partidos, no todos, podemos tener en común lo esencial, pero otras cuestiones no”, explica, dejando claro que en política pueden coincidir en el fondo pero no en la forma.
“Hay partidos que niegan una cuestión tan capital como la violencia de género. Con la extrema derecha no podemos comulgar cuando se niega lo obvio, que hay mujeres maltratadas o violadas por el mero hecho de ser mujeres. Ahí no existe convergencia posible. Luego otras cuestiones pueden ser de matiz o no. Depende de la materia que se aborde”.
Fraga define al PSOE como un partido “claramente abolicionista contra las distintas formas de explotación de la mujer, por la abolición de la prostitución y la trata, por la abolición de los vientres de alquiler, por la abolición de la pornografía…de todo lo que consideramos una forma de explotación, además de la abolición del género, que es lo que nos oprime a un constructo social del patriarcado. Nada puede definir que por ser mujer u hombre tengas que hacer una cosa u otra. Defendemos el libre desarrollo de las personas con independencia del sexo”.
Posturas radicalmente opuestas a las que defiende Vox en sus programas y que abogan por eliminar las leyes contra la violencia de género, un punto que incluso han propuesto como condición para negociar con el PP en las conversaciones para formar gobierno en Castilla y León. Para Silvia Fraga resulta “demencial” que en estos momentos existan estas cláusulas para negociar.
“Parece una obviedad, pero vivimos en tiempos negacionistas. Los hay que hasta niegan la pandemia. Hay cuestiones que no pueden ser objeto de debate porque son evidentes. La violencia de género es un hecho y que haya partidos que la nieguen me parece demencial. Llega a ser surrealista y a estas fuerzas políticas no debería dárseles pie porque no respetan el marco mínimo de la libertad y la defensa de los derechos”, reprocha
¿Tal vez falten más perspectivas femeninas en “puestos de responsabilidad”? “Las hay”, dice Fraga, “pero cuando digo que nos queda que avanzar es cierto, porque la igualdad es formal, pero en la cúspide a veces faltan mujeres”. “Hacia allí caminamos, con la exigencia de encontrar esa mayor presencia”.
DOS MANIFESTACIONES PARALELAS
Uno de los aspectos más controvertidos de este 8 de marzo es la brecha abierta dentro del feminismo y que ha provocado dos corrientes, lo que a su vez se traduce en dos manifestaciones paralelas, cada una con su propio decálogo. Así, encontraremos las marchas convocadas por ‘Galegas 8M’ y las convocadas por el bloque abolicionista bajo el paraguas de la ‘Plataforma do Feminismo Radical de Galicia’, apoyada por otras entidades y reconocibles por las banderas verdes.
Esta diversidad, lejos de enriquecer el debate, es percibida con “tristeza” por Fraga. “Me gustaría que el feminismo fuese unido. Feminismo hay uno. Luego puede haber diferentes formas de enfrentar determinadas cuestiones. Me gustaría que estuviésemos todas a una, pero no puede ser”, lamenta, si bien agrega que desde su postura aspira “a convencer a aquellos que no la comparten”.
LA VIOLENCIA ECONÓMICA, OTRA FORMA DE VIOLENCIA DE GÉNERO
Es difícil encontrar el porqué de esta fractura, pero tal vez responda a los retrocesos experimentados durante la pandemia. Retrocesos que se plasman en las cifras de víctimas de la violencia machista, algo que también ocurre en otros ámbitos, como puede ser dentro del colectivo LGTBI y los delitos de odio que todavía sufren, muy presentes todavía en A Coruña por el asesinato de David Luiz el pasado verano.
Este tipo de actitudes no solo se reproducen, sino que se recrudecieron durante la crisis sanitaria. “Durante el confinamiento, el hecho de tener a mujeres encerradas todo el día con sus agresores, es algo que resultó terrible. Muchas de ellas tuvieron que vivir sin posibilidad o con menos alternativas para escapar”, recuerda Fraga. A renglón seguido, recalca la dependencia económica de muchas mujeres, otra forma de maltrato que no aparece tan reflejada en los medios y que sin embargo resulta una de las ataduras para que muchas víctimas no se decidan a dar el paso.
“Afortunadamente existen medios y apoyo por parte de las administraciones públicas para que estas mujeres abandonen a sus maltratadores. Pero no es sencillo. Como sociedad tenemos la obligación de arroparlas para que se sientan acompañadas y seguras”, afirma Fraga, que como sus homólogas de otras fuerzas políticas receta “educación, educación y educación” para combatir esta lacra.
Esta dependencia económica se hace tal vez más evidente en el rural, donde las mujeres sufrieron el aislamiento por la dificultad de acceder a ciertos servicios, algo que ha provocado que aumente el éxodo a las ciudades. Para evitar eso, la secretaria de Igualdad reclama acercar más servicios a la Galicia rural. “No es una cuestión de calidad de vida, que para mí es mejor que en las ciudades. Hace falta acercar servicios, ya que resulta más sencillo conciliar en la ciudad, lo que empuja a muchas a tirar por esa vía posibilista. Un rural muerto es peligroso, porque es lo que sostiene y alimenta a las ciudades. Hay que empujar al tejido económico al rural y mejorar los servicios para fijar población”, concluye.
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