Las elecciones autonómicas del pasado 12 de julio dejaron de nuevo en evidencia la gran fortaleza política del PP en Galicia fruto de un mayoritario apoyo social. Apoyo que se ve favorecido por la concentración del voto conservador y que supera territorios y clases sociales. Unas evidencias que hacen pensar que este dominio seguirá prolongándose en el tiempo.
Un primer dato destacable es el de que el Partido Popular (PP), recurrente ganador en estas tres contiendas electorales, se movió entre el 45,8% (2012) y el 47,6% (2016) de los votos que en términos absolutos supuso estar siempre por encima de los 650.000 sufragios, llegando a rozar los 800.000 (2009). Evidencias empíricas que confirman una indiscutible fidelidad en el voto tal que le permitió consolidar su clara hegemonía política en Galicia.
Los políticos de Portugal, por caso, vuelven a dar un ejemplo de civismo y cultura democrática cuando el líder de la oposición le ofrece a su gobierno toda la colaboración posible ya que “su suerte es nuestra suerte”.