El Gobierno de Maduro eleva el tono contra Moncloa con una acusación en la línea de las teorías conspiranoicas del mandatario venezolano: España estaría volucrada en un plan, supuestamente dirigido por Estados Unidos contra Venezuela, suministrando mercenarios para la operación que buscaría derrocar el actual gobierno del país sudamericano.
Los independentistas catalanes exigían el cese de Paz Esteban, al frente de los servicios de inteligencia españoles, donde había trabajado casi durante cuatro décadas.
Con todas las precauciones debidas y la responsabilidad que se les suponía a sus señorías presentes de guardar el secreto de lo que allí se hablara, los más ingenuos se creyeron que eso sería así.
Vox amenaza con denunciar a ERC por confirmar que la jefe de los espías confirmó el espionaje a independentistas tras las revelaciones del uso de Pegasus. Feijóo exige a Sánchez que explique quién ordenó pedirle permiso al juez.
Lo que debería ser una situación excepcional se ha convertido en habitual en los gobiernos de distintos colores que ha tenido la España democrática, y es contrario a los principios constitucionales que sustenta el Estado de Derecho y el sistema parlamentario occidental.
Advierte de la existencia de campañas de desinformación dirigidas por otros gobiernos con el fin de alterar la opinión pública española.
Los servicios de inteligencia desmienten que se contactase con Abdelbaki Es Satty en condición de confidente.