“¡Qué tropa, joder, qué tropa!”

Si ellos mismos no hacen un ejercicio de cumplir ¿qué le van a pedir al resto de ciudadanos que deben cumplir las leyes y sus obligaciones? El respeto y la consideración no los dan los cargos, ni los títulos, sino los ejemplos, los buenos 

No les voy a aplicar la historia del Conde Romanones, sus andanzas, ni la Doctrina que lleva su nombre - por cierto, muy vigente todavía-, pero si voy a utilizar una frase suya muy gráfica que no hace falta explicarla “!Que tropa, joder, ¡que tropa!”. Muchos años después, Don Mariano Rajoy la volvió a utilizar simplificándola en “¡joder, que tropa!”. Una de las muchas expresiones del expresidente que han quedado en el anecdotario político.

Llevamos ya demasiados días con el tema de espionajes a políticos, incluido al presidente del Gobierno y varios de sus ministros. Los partidos independentistas catalanes, vascos, Unidas Podemos y otros habían pedido la creación en el Congreso de una comisión de investigación que no se ha realizado. En cambio, se ha producido la comparecencia de la responsable del Centro Nacional de Inteligencia - más conocido por sus siglas, CNI- Paz Esteban, en la Comisión de Secretos del Congreso. Su comparecencia fue a puerta cerrada y se suponía que la explicación de la compareciente no debía salir de la sala. Es más, sus señorías tuvieron que dejar sus teléfonos móviles en la entrada para no grabar la sesión. Decía Séneca que “si quieres que tu secreto sea guardado, guárdalo tú mismo”.

Con todas las precauciones debidas y la responsabilidad que se les suponía a sus señorías presentes de guardar el secreto de lo que allí se hablara, los más ingenuos se creyeron que eso sería así. Craso error, no tenían móvil, pero sí papel y sobre todo lengua para nada más salir de la sala, una vez terminada las explicaciones de la directora del CNI, hablar de lo ocurrido - les faltó tiempo a algunos de los asistentes-. 

El más charlatán ha sido Gabriel Rufián, que no le han satisfecho las explicaciones de Esteban pese a llevar la documentación completa, ordenada en carpetas donde se explicaban una a una las operaciones realizadas con órdenes judiciales incluidas. Eso no le fue suficiente, quería más. Lo mismo le ocurría a la representante de JxCat, Miriam Nogueras, que manifestaba estar más enfadada, y no es novedad porque siempre sale con esa cara, era lo que se esperaba de ella, lo mismo que la representante de Bildu. Mientras que el portavoz del PNV, Aitor Esteban, más comedido, se limitaba a declarar que "aún queda mucha tela por cortar”. Por su parte Echenique, de Unidas Podemos y socio de Gobierno, insistía en la creación de la comisión en el Congreso y declaraba salir de la reunión más preocupado de cuando entró.

Mientras, PP, Vox, Ciudadanos y socialistas afirmaban que las explicaciones dadas por Paz Estaban eran incontestables y estaban documentadas perfectamente. Quedaron satisfechos con las explicaciones dadas.

Con la imagen que han dado algunos de los diputados de la Comisión de Secretos, ¿alguien puede confiar ya en estos representantes del pueblo? Los que los han votado y el resto de la ciudadanía habrán pensado que los que estaban en contra de que determinados partidos tuvieran representantes en esa comisión por su incontinencia verbal, se han reafirmado en su criterio. 

Si ellos mismos no hacen un ejercicio de cumplir ¿qué le van a pedir al resto de ciudadanos que deben cumplir las leyes y sus obligaciones? El respeto y la consideración no los dan los cargos, ni los títulos, sino los ejemplos, los buenos. Decía Sir Francis Bacon, filósofo, escritor y político que llegó a ser canciller de Inglaterra, allá por el siglo XVI, que “es muy difícil hacer compatible la política y la moral”. No le faltaba razón, aunque hayan pasado varios siglos hay cosas que no cambian, ni siquiera evolucionan.

Visto el panorama y la falta de altura política de muchos de sus señorías, nos lleva a repetir: “Que tropa, joder, ¡que tropa!”.