La periodista Cristina Fallarás reconoce el carácter pionero de la campaña #PrimAcoso del Ayuntamiento de Pontevedra
La periodista Cristina Fallarás ha destacado el carácter pionero que tuvo la campaña en redes sociales #PrimAcoso, que el Ayuntamiento de Pontevedra puso en marcha en 2016 con el objetivo de dar visibilidad a casos de "primeros acosos" y de violencia machista en edades tempranas.
Aquella fue una iniciativa impulsada por la entonces concejala de Igualdad, Carme Fouces, que se desarrolló a lo largo de tres semanas en noviembre de 2016 y que reunió cerca de 4.000 publicaciones en Twitter y Facebook de mujeres que denunciaron la primera experiencia de acoso y violencia sexual que habían sufrido.
Los resultados fueron analizados posteriormente por el Grupo de Investigación Saúde, Sexualidade e Xénero de la Universidade de Vigo (UVigo).
Cristina Fallarás y Carme Fouces cierran este martes en el Teatro Principal de Pontevedra la programación municipal del 25N con una charla-coloquio sobre la necesidad de crear espacios seguros de denuncia para las mujeres víctimas de violencia de género, de la que han avanzado algunos de sus contenidos en una rueda de prensa.
La periodista ha reconocido que "fue en Galicia antes del #MeToo, todo empezó aquí con #PrimAcoso, un hashtag y una campaña del Ayuntamiento de Pontevedra del 2016".
"Este es el modelo, y sigue funcionado", ha dicho la escritora, que ha recordado que cuando lanzó el hashtag #Cuéntalo, en apenas dos semanas se contabilizaron casi tres millones de acciones.
Con el tiempo, analizándolas, ha añadido, vio "que todas las mujeres hablaban del pasado": "De mi exnovio, de mi exmarido, de cuando era pequeña... y no hablaban de su situación actual". Por este motivo, decidió dar un paso adelante.
"Entendí que cuando vas a narrar el machismo y la violencia sexual en presente, lo tienes que hacer en un espacio seguro y el entorno seguro te lo da el anonimato", ha explicado.
TESTIMONIOS, NO DENUNCIAS
"Me convertí en canal, mi cuenta de Instagram fue ese canal", ha indicado Fallarás, subrayando que ella no publica "denuncias", sino "testimonios".
En esta línea, Fallarás ha apuntado que esta diferencia es "sustancial", ya que "el testimonio procura reflejar un estado de las cosas, un estado cultural en el que poder sentirse identificadas". "No busca señalar al agresor, sino crear una gran memoria colectiva", ha expuesto.
Según la periodista, el anonimato de las redes "protege a las mujeres, pero genera unos cambios, un desasosiego social entre los hombres y las instituciones que se traduce en una avalancha de protestas, de amenazas".
En este contexto, Fallarás ha señalado que "les molesta que la víctima no ponga el cuerpo" y ha puesto varios ejemplos de lo que ocurre cuando lo hacen.
"Cuando la víctima de la manada de los Sanfermines fue a denunciar, acabó diciendo que el proceso fue más doloroso que el ocurrido en el portal; cuando lo puso Nevenka, se tuvo que exiliar; cuando lo puso la víctima de la manada del Arandina, vio como todo el pueblo salía a la calle para defender a los violadores; cuando lo puso Elisa Mouliaá, vio como le destrozaron la carrera, amenazas diarias...", ha ejemplificado.
El canal de Instagram de Cristina Fallarás fue cerrado, por primera vez, en marzo del pasado año. Una vulnerabilidad que, según ha destacado, le llevó a escribir el libro 'No publiques mi nombre. Testimonios contra la violencia sexual' (Siglo XXI Editores).
"Los mensajes los tenía guardados en el ordenador y fui consciente de que necesitaba un archivo público, accesible y universal, y eso es un libro", ha concluido.
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