El acusado de un incendio con peligro para las personas en Ourense niega los hechos: "No le prendí fuego a nada"
La Audiencia Provincial de Ourense ha juzgado este miércoles a un hombre acusado de un delito de incendio con peligro para la vida de las personas tras haber incendiado, presuntamente, el bloque de viviendas en el que residía en la ciudad de As Burgas en febrero de este mismo año.
Según el escrito fiscal, los hechos sucedieron en la noche del 22 de febrero, cuando el procesado accedió "en gran estado de agitación" al portal de la vivienda en la que habitaba, subiendo las escaleras "dando grandes gritos", diciendo entre otras cosas: "Os voy a matar", a tiempo que golpeaba "todo lo que se encontraba a su paso".
Alertada por los gritos una de las vecinas llamó a la policía y, en el lugar, se personó una dotación que, tras entrevistarse con el acusado, abandonó el lugar. Sin embargo, molesto por la presencia policial, el procesado salió de su vivienda, se dirigió al rellano del primer piso y, según el ministerio público, prendió fuego en tres focos diferentes del inmueble mientras insultaba a los vecinos, a los que aseguraba que los iba a "quemar vivos".
El fuego se extendió por la escalera del edificio, "poniendo en peligro la vida de los moradores del primero, el segundo y el tercer piso", el acusado vivía en el cuarto.
"Sentimos subir por las escaleras al señor del cuarto, iba dando portazos diciendo 'me cago en Dios' y pensé que iba a haber una desgracia y llamé a la policía", ha sido la explicación de la vecina que realizó la llamada, que supuso el anticipo de los hechos.
"El escándalo era tremendo", ha asegurado ella, que ha explicado que los agentes acudieron y se marcharon, pero al rato, según las cuentas de esta vecina "a los diez minutos", el procesado "empezó a gritar".
Ella ha recordado que el suceso se produjo el mismo día que el grave incendio de un edificio en Valencia, un suceso que estaban siguiendo por la televisión, donde habían trasladado consejos para este tipo de situación, que decidieron poner en práctica. "Tapé los huecos de las puertas con toallas húmedas y salí al balcón con el niño y los chaquetones", ha rememorado.
Allí, ha indicado que esperaron a los bomberos, que no tardaron en llegar por lo que no hubo que lamentar daños personales. No obstante, aseguró que tanto ella como su hijo, que en el momento de los hechos tenía 11 años, pasaron miedo.
Los agentes que han comparecido en la sala han expuesto que recibieron una llamada por una posible discusión en una vivienda. Acudieron y al llegar al domicilio que les habían indicado se encontraron con mucho ruido, creyendo primero que se trataba de música, pero una vez que el acusado les abrió vieron que se trataba de que "tenía la televisión a muy alto volumen". El hombre les dejó pasar sin problemas para comprobar que estaba solo y ellos se marcharon.
Esta visita fue la anterior al incendio que tuvo tres focos, en el rellano del primer piso, tanto en la puerta de la vivienda de la testigo como en un mueble, y un tercer foco en la segunda planta.
El edificio está compuesto en gran parte de madera, material del que está realizada la propia escalera que era la única vía de escape de las viviendas, todo esto sirvió para la Policía Científica "como una gran carga de combustible" que "facilitó una gran virulencia".
Además, a juicio de los policías, fue llamativo que cuando acudieron al cuarto piso, el último del edificio donde vivía el procesado, este estaba invadido de humo, lo que sugiere que la puerta estaba abierta cuando empezó el incendio o que se abrió una vez ya iniciado, a diferencia del resto de domicilios.
Todo ello difiere con la versión del acusado, que en el turno de la última palabra ha defendido "no" le "prendió fuego a nada" ni hizo "nada". "Una persona coherente no plantaría fuego y se iría para arriba siendo el que más peligroso corriese, me iría por el portal", ha dicho.
En su declaración ha negado todos los hechos aunque ha reconocido los gritos, pero trasladando que se debían a una discusión con otras dos personas que estaban en su casa y que le debían dinero.
A pesar de que las amenazas fueron grabadas por el hijo menor de edad de la propietaria del primer piso, ha rebatido que eran insultos dirigidos a esas personas a las que echó de su casa a las que incluso llegó "a abrir la ventana e insultarlos por ahí".
Así, ha dicho que si en algún momento llegó a decir que iba a quemar vivo a alguien fue "un sentido figurado" y ha garantizado que no salió de su domicilio cuando se produjo el incendio. "Estaba tirado sobre la cama, dormitando y no me enteré de nada", ha manifestado.
Así las cosas, el hombre se enfrenta a entre 10 y 12 años de prisión, los que pide el Ministerio Fiscal y los que pide la Acusación Particular, respectivamente. Para el representante del Ministerio Público, "el susto que quiso darle a los vecinos tuvo consecuencias importantes", para la acusación particular "el incendio puso en peligro la vida de las personas" porque, además, "plantó fuego a la única vía de escape".
Ambas partes solicitan también que se le prohíba volver al edificio y acercarse a menos de 300 metros del mismo durante 10 años, mientras que la defensa solicita la absolución porque considera "oír", pero no ver, hace que la identificación sea "insuficiente para condenarlo".
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