"La situación de una residencia no empaña el buen nivel de las demás", dice Rueda ante la crisis del geriátrico público de Bembrive

Ancianos que pasan frío y hambre. Esa es la realidad que denuncian los trabajadores del centro geriátrico de Bembrive, en Vigo, donde esta semana se han movilizado en denuncia de la situación precaria en la que se encuentran los residentes y que los ha obligado a movilizarse. En este geriátrico, como en tantos de nuestra comunidad, los ratios de trabajadores y usuarios indican que faltan profesionales, pero los problemas trascienden mucho más allá de una plantilla corta en un centro de titularidad pública, aunque la Xunta tiene subcontratada la gestión a otra empresa -un sistema que aplica en otras nueve residencias, con dos pendientes en estos momentos de adjudicataria-.

Las críticas de los trabajadores van dirigidas tanto a la concesionaria, Serge Lucense, como a la administración pública. Con 150 usuarios, los trabajadores denuncian que algunos residencies pasan horas en el pasillo hasta poder acceder al comedor, donde las raciones son cada vez más pobres por la falta de alimentos. Al tiempo, advierten que carecen de ropa con la que hacer frente al frío propio del invierno. 

A renglón seguido, ponen el foco sobre los problemas de seguridad, como los timbres de la habitaciones, que ya no funcionan para alertar en caso de emergencia, pese a que por las noches, como denunció ante RNE Iria Regueira, de CC.OO. -que convoca la protesta junto a UGT y CSIF-, "solo quedan tras gerocultores" para atender a los residentes. Así, subrayan que si no ha ocurrido una desgracia concreta es, sencillamente, porque "algo" los protege.

DIFICULTADES ECONÓMICAS

Los sindicatos reprenden a las administraciones y empresas, alegando que la falta de personal deja a los centros "al borde del colapso", pese a que algunas lecciones de la pandemia deberían estar ya más que aprendidas en estos centros. Así, también son especialmente críticos con la Xunta y la "gestión privada indencente" de un servicio sobre el que, dicen, Política Social "se lava las manos", pese a la polémica que rodeó no hace mucho a la Consellería que dirige Fabiola García por los presuntos "chivatazos" que hacían los inspectores a los centros que iban a evaluar. 

Muchos de estos centros subcontratados se encuentran hoy en dificultades económicas al no poder cumplir con el concierto adquirido en un escenario de encarecimiento de precios y han lanzado avisos a la Xunta de Galicia de que podrán abandonar las concesiones si no se actualiza la cuantía económica que reciben.

"NO CONOZCO LA SITUACIÓN"

Pese a que la situación del centro obligaría a seguir con atención la actualidad que rodea al geriátrico, el presidente de la Xunta, preguntado por Galiciapress, avance desconocer la realidad de la residencia. "A las familias les mando un mensaje de tranquilidad", dice Rueda, que sin embargo admite su desconocimiento. 

"No conozco la situación completa, pero estoy seguro que los servicios de inspección y los demás que tengan que intervenir de la Consellería de Política Social lo estarán haciendo sin duda", razona el mandatario.

No obstante, sugiere que las denuncias "de unas personas concretas" del centro "para nada empaña el nivel general, considero que muy bueno, de los centros que existen en Galicia". "Con independencia, insisto, de la situación concreta de ese centro", concluye.