El Congreso de los Diputados, custodiado por dos leones que, a fuerza de estar quietos, se han vuelto mansos, todo lo contrario de sus inquilinos elegidos democráticamente. Estos están que se salen con enfrentamientos dialécticos que poco tienen que ver con los intereses de la ciudadanía y mucho con sus propios egos, transformados en intereses de partido. El objetivo, conseguir más votos, lo que se traduce en más poder para hacer y deshacer a su antojo, convencidos de que la gente les ha votado para ello.
Este miércoles, como se esperaba, aunque algunos creían que podría producirse un milagro, Junts, PP y VOX votaron juntos para tumbar el real decreto conocido como ómnibus. Entre sus medidas, se incluían la revalorización de las pensiones, la gratuidad de los trenes de cercanías, las ayudas al transporte y las ayudas económicas a los afectados por la DANA. No es la primera vez que estas tres formaciones votan juntas, aunque públicamente se lleven mal. Pero, en la “intimidad” (como decía Aznar con el catalán que lo chapurreaba), sucede lo contrario, como se ha demostrado una vez más; no será la última.
Junts, que afirma estar en las antípodas de PP y VOX, resulta que la distancia entre ellos es más corta de lo que expresan. En petit comité, explican que esas votaciones conjuntas son una estrategia para tensionar al gobierno, haciéndole inclinarse aún más. Y, aunque ya habían mantenido una reunión con representantes del PSOE para tranquilizar al huido, que está muy nervioso y subido en el Manneken Pis, para miccionar sobre el popular símbolo de Bruselas, la escenificación de Junts en el Congreso tuvo dos partes: la primera, llegaron hora y media más tarde del inicio de la sesión para darle más suspenso a su intervención, y la segunda, la actuación de su portavoz, Miriam Nogueras, quien, en su línea habitual, entre otras lindezas, llamó al ejecutivo “trilero y pirata”. Y, como no se había desahogado lo suficiente, le espetó que “esta vez el chantaje del Gobierno no les va a funcionar, no nos tiembla las piernas, estamos hasta las narices de que engañen a la gente”. Que la “juntera” hable de chantaje y engaño produce, como mínimo, una sonrisa floja, teniendo en cuenta la trayectoria de su jefe: miente, engaña, no cumple sus promesas y es un chantajista de libro. Decía el escritor gallego con retranca, Camilo José Cela, que “se metían a políticos los que no servían para otra cosa”; aunque es una exageración, algunos ciertamente encajan en esa definición.
Después de la intervención de Nogueras, le tocó el turno al portavoz de ERC, Gabriel Rufián, quien no tiene mucha simpatía por ella, y la acusó de hacer de almogávar ( la que busca pelea)para ocultar que vota con el PP y VOX, en contra de “prorrogar ayudas y prestaciones para los catalanes”.
No fue el único suceso. La sesión también sirvió para evidenciar el choque ideológico entre dos partidos que apoyan al gobierno: PNV y EH Bildu, por las razones ya conocidas. Pero la cosa no quedó ahí para el gobierno de España,en esa estrategia de sacar cabeza, la líder y portavoz de Podemos, Ione Belarra, se despachó a gusto contra el ejecutivo, al que acusó de “traicionar a la ciudadanía” e incluso de fomentar la violencia social.
Mientras tanto, el PP, con varios portavoces sacando a relucir su agresividad( Tellado sin ir más lejos), justificó su voto en contra, aunque sin celebrar demasiado que el decreto Ómnibus hubiese sido tumbado.
Horas después, el ministro de Transportes, Óscar Puente, confirmaba que, debido a la derogación del decreto ley, a partir de este jueves ya no habrá descuentos en el transporte público y los ciudadanos usuarios del mismo tendrán que comprar los billetes de tren, metro y autobuses. Todo ello, debido a la irresponsabilidad del PP, Junts y VOX, que, como siempre, ponen sus intereses por delante de las personas. Un acto de traición, irresponsabilidad y falta de sentido común. ¿Quién habla de traición?
“Quien a ser traidor se inclina, tarde volverá en su acuerdo”, decía Tirso de Molina.
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