Se entra ya en la última semana de la campaña de las elecciones gallegas, con gran protagonismo en ellas de Alberto Núñez Feijóo con el objetivo de conseguir en las urnas la mayoría absoluta del PP y que Rueda siga presidiendo la Xunta de Galicia.
Solo con mayoría absoluta los populares podrán continuar gobernando. O en todo caso, si el partido del controvertido alcalde de Ourense, Democracia Ourensana, le arranca un diputado y lo necesita, apoyará a Rueda.
Resultará caro el apoyo, se hará valer, bueno es Jácome como para no hacer negocio. Es por eso que el cabeza de lista de DO es Armando Ojea, hombre de confianza de Jácome. Él negocia los “tratos”, él da la cara en todos los “chanchullos” del hombre orquesta que es el alcalde de Ourense.
No obstante, todos tienen la vista puesta en los resultados de la izquierda- una más nacionalista que otra- para llevar a cabo un posible gobierno de coalición, con Ana Pontón como presidenta. Sería la primera mujer en presidir la Xunta. Todo es especulaciones, solo cuando se cierren las urnas y se haya realizado el recuento las teorías darán paso a los datos reales. Así, se conocerá el nombre de la persona que presidirá el gobierno gallego.
En medio de esta lucha para ganar votos, con la presencia de líderes nacionales en los dos grandes partidos, el pasado sábado saltaba la bomba informativa -¿casualidad?-: el PP en su día estuvo dispuesto a estudiar, no la amnistía, sino la posibilidad de un indulto a Carles Puigdemont con la condición de que el huido se entregará a la justicia española, expresará públicamente su arrepentimiento y se comprometiera a cumplir con el Estado de Derecho. Pero como Puigdemont pedía la amnistía, según los populares, solo tardaron 24 horas en decirle que no. Las negociaciones terminaron en ese momento.
Con este nuevo problema y en la recta final de campaña, el líder el PP, Alberto Núñez Feijóo, ha querido salir al paso para dar su versión de los hechos e intentar frenar las críticas que le han llovido de la izquierda y de la ultraderecha de VOX -quien, por cierto, las encuestas no le dan ningún diputado-. Por eso Abascal ha encontrado un buen argumento para arremeter contra sus socios en algunas comunidades autónomas y tratar de arañar votos que le den un escaño en el parlamento gallego. Es la ocasión perfecta para Abascal.
Feijóo, que tanto ha criticado a Pedro Sánchez por el pacto con Junts y ERC ha declarado que ni antes ni ahora se dan las circunstancias de amnistía, ni el indulto. La realidad es que Puigdemont está tremendamente indignado por lo que considera una persecución del PP, ahora también en el Parlamento Europeo, lugar donde finalmente se investigarán los vínculos de los independentistas con Rusia. Ante esta situación, el eurodiputado de Junts, Carles Puigdemont, envió una carta a los miembros del Parlamento Europeo en la que amenazaba con “tirar de la manta” y contar con pelos y señales las negociaciones que mantuvieron en agosto con el PP.
Con este nuevo problema se encuentra Feijóo ahora. Y también hay que añadirle la incertidumbre de no tener claro conseguir la mayoría absoluta para revalidar el gobierno de la Xunta. Como hemos dicho en muchas ocasiones, las hemerotecas son los principales enemigos de los políticos, que se les olvidan en muchas ocasiones de sus declaraciones. Dicen unas cosa y después, sin inmutarse, la contraria.
La política es el arte de decir una cosa y hacer la contraria, como se ha demostrado con Feijóo. Revisando los discursos del líder popular con respecto al procés, la ley de la amnistía y sus críticas a Pedro Sánchez, al que acusa de venderse a los independentistas, ahora resulta que se habían producido conversaciones con Junts para que apoyara su investidura.
Y es que eso de tirar de la manta es una frase que se suele emplear como una amenaza que va dirigida a los que ocultan debajo del abrigo aquellas cosas que muy legales no suelen ser. ¿Cuántas mantas hay para tirar de ellas? Seguramente demasiadas, por desgracia. Probablemente no se debería decir, pero si hacerlo. Seguro que eso ayudaría mucho a la credibilidad de la llamada clase política.
Decía Aristóteles, Maquiavelo, Bismark y el mismísimo Churchill, cada uno en su tiempo, que “la política es el arte de lo posible”. ¿Alguna vez será posible que las mantas, las zamoranas, sirvan solo para quitar el frío en los duros inviernos? Sería lo deseable.
Hasta el próximo domingo, día de las elecciones gallegas, este tema será uno de los principales argumentos para desgastar al PP en Galicia. Los de izquierdas lo usarán para poder gobernar, los de ultraderecha para arrancar votos al PP y tener la representación que ahora no tienen. Unos y otros lo que quieren en el fondo es lograr más votos a costa de lo que sea. Siempre hay una excusa, la de ahora se la ha puesto Feijóo en bandeja. ¿Cambiarán los votantes del PP sus papeletas? Es poco probable.
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