El oso pardo ataca en los montes gallegos: los apicultores denuncian la indefensión del sector

Una filmación de unos pocos segundos hace un año probó algo que muchos ya sospechaban: el oso pardo campa por la Serra dos Ancares. El vídeo de un úrsido andando tranquilamente por la carretera de montaña fue objeto de celebración de los conservacionistas y ecologistas que persiguen, desde hace años, la recuperación de este mamífero amenazado en el territorio gallego. El fototrampeo es otra herramienta que ha servido para encontrar pruebas de su presencia en otras zonas como el Parque Natural dos Montes do Invernadeiro, en el Macizo Central de Ourense, algo que no había ocurrido en siglo y medio. No obstante, no hace falta acudir a técnicas tan modernas para saber si hay osos o no. Basta con un panal de abejas para atraer la atención de los osos.

DAÑOS A LAS COLMENAS

Lo saben bien los apicultores gallegos, que en las últimas semanas ya han reportado nuevos ataques del oso en A Fonsagrada. Los colmenares de la parroquia de Monteseiro fueron presa del animal, que se coló en una viña, presuntamente, escalando por las paredes. Los apicultores denuncian su indefensión ante este tipo de ataques, que suponen una importante pérdida económica para el sector.

Sin ir más lejos, la pasada primavera, una sentencia del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia marca el camino después de un ataque similar, también en A Fonsagrada. El alto tribunal condenó a la Xunta a indemnizar a un apicultor el dinero que perdió tras un ataque del oso pardo a sus colmenas, con un coste de casi 1.800 euros.

El afectado consideró que, al tratarse de una especie protegida, no tenía que asumir esos costes, por lo que demandó una ayuda a la Consellería de Medio Ambiente en un caso que acabó en la vía judicial. El TSXG estimó el recurso contra la Dirección Xeral de Patrimonio Natural, considerando que el apicultor tenía derecho a esa ayuda al tratarse de una especie en una situación de especial vulnerabilidad y al haber reconocido la Xunta los daños sobre las colmenas.

No obstante, para llegar hasta esta sentencia han pasado casi dos años desde el ataque del oso, por lo que el sector demanda más ayudas directas. Los daños, en ocasiones, son irreparables, ya que, como denuncian los afectados por este último ataque, ya dan por perdido el año. 

SEGUROS, PASTORES ELÉCTRICOS...

Desde la Asociación Provincial Lucense de Apicultores (Apla) suscriben el aumento de las incursiones del oso pardo en los colmenares de Lugo. En junio fue en Cervantes, más concretamente en Cereixedo, donde los daños del oso supuso un golpe económico de unos 2.500 euros. El colectivo incide en que es importante trasladar a la Xunta lo ocurrido a través del número 012, ya que es la administración autonómica la responsable de los daños, toda vez que los agentes medioambientales tomen buena nota de lo ocurrido en el lugar de los hechos. También es importante disponer de un seguro, que en el caso de Apla es de unos 150 o 180 euros por colmena afectada.

En cuestión de un año el número de partes trasladados a Apla ha aumentado sensiblemente, considerando las que en ocasiones son los panales destinados al autoconsumo -y en una situación que podemos calificar de "irregular"- los que sufren los zarpazos del oso. La organización apunta, además, que cada vez está más presente y en zonas donde no había sido visto antes, por lo que invitan a los productores a instalar cercas o pastores eléctricos para prevenir los daños ya que, a la vista de los hechos, la comunidad gallega será "más osera" en los próximos años. 

¿CUÁNTOS OSOS HAY EN GALICIA?

El pasado 2023 se publicó un estudio que cifraba en Galicia menos de una docena de ejemplares. Se trata de un censo realizado por las comunidades autónomas de la cordillera Cantábrica, coordinadas por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y con el asesoramiento del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Autónoma de Barcelona, y que cifraba en once los ejemplares de oso pardo residentes en las provincias de Lugo y Ourense.

Se llegó a esa conclusión a través de la recogida de pelos y excrementos, no por avistamientos. En total, entre Galicia, Asturias, Cantabria y Castilla y León se consensuaron unos 370 ejemplares de oso pardo, siendo la gallega la comunidad con menos presencia frente a los casi 200 de Castilla y León. Los avistamientos en Galicia se han incrementado desde 2010, sobre todo machos jóvenes que, en condición de "exploradores", buscan nuevos territorios donde establecerse. 

Desde la Fundación Oso Pardo subrayan los esfuerzos realizados hasta llegar a estas todavía pobres pero esperanzadores cifras, ya que la situación de este animal, todavía en peligro, ha cambiado radicalmente en cuestión de tres décadas. 

"Desde finales del siglo XX, la población cantábrica de oso pardo se está recuperando gracias a los esfuerzos de conservación aplicados sobre la especie y su hábitat y al cambio hacia una percepción más positiva y favorable entre los habitantes de las zonas oseras. Esta recuperación ha producido un aumento importante del número de osas reproductoras en las áreas de presencia habitual, pero también una mayor presencia de osos jóvenes que se dispersan hacia nuevas zonas, favoreciendo la conexión entre los núcleos reproductores y la expansión hacia territorios en los que ha estado ausente muchos años", detallan.

En el caso de Galicia, por ejemplo, destacan que territorios como Os Ancares y O Courel son hábitats ideales para el oso pardo: "Los extensos soutos de castaños y las frondosas devesas conforman un territorio muy favorable para el oso, que encuentra aquí comida y tranquilidad".

MEDIDAS PARA SU CONSERVACIÓN

Las autoridades son optimistas con estos datos y en el centro de recuperación de fauna silvestre de O Veral, Lugo, ya han preparado una instalación adecuada para la recuperación de ejemplares de oso pardo. Se trata de una sala de 160 metros cuadrados que, a día de hoy, todavía no han sido estrenadas, pero para la que se han destinado más de medio millón de euros en el proyecto junto con otros módulos de esta instalación.

La Xunta consideró que esta era una medida "preventiva" ante lo que consideran una consolidación del oso pardo en la comunidad. A tiempo, recordó que en Medio Ambiente existe una línea de ayuda para los daños ya que "hay que convivir con la fauna salvaje", aunque esto tenga consecuencias como los ataques de los plantígrados. 

Con todo, incluso los propios apicultores destacan que su presencia es positiva, ya que es un símbolo que hay que conservar porque es sello de la rica biodiversidad gallega, algo que puede alimentar el turismo de entornos rurales deprimidos de la Galicia interior y de montaña.

Por eso, son cada vez más las voces que demandan a la Xunta que actúe para proteger a este animal y asegure la cohabitación del oso con actividades rurales. El empleo de técnicas "precisas y eficaces" para disuadir a los osos de entornos rurales, un mayor seguimiento con la colocación de collares a ejemplares para recopilar más datos en torno a sus movimientos y poder reducir sus daños o la protección de su hábitat, especialmente ante la destrucción que provoca la construcción de parques eólicos en entornos protegidos por su presencia, son algunas de las solicitudes registradas por los grupos animalistas.