#Claves de la semana

Los pellets “no afectan a la vida de los cetáceos”, pero el 90% de los delfines varados “tienen microplásticos en el estómago”

Episodios de varamientos multitudinarios, como el de una docena de delfines ante las costas de Ribeira, coinciden en el tiempo con la crisis medioambiental de los pellets. Los dos casos, aunque alarmantes, no parecen estar relacionados, según explican expertos de la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (CEMMA) a Galiciapress, que mandan un mensaje tranquilizador sobre el efecto de las bolitas sobre algunos animales marinos, pero alerta sobre la gran cantidad de plásticos en el medio.


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Delfines varados en una playa foto rtve
Imagen de archivo de varios delfines varados en una playa | Foto: RTVE

 

El mes de diciembre terminó en Galicia con una sucesión de varamientos en las costas que sorprendieron a propios y extraños. 30 delfines varados del 14 al 16 de diciembre, una docena en Ribeira en cuestión de 24 horas el 29 de diciembre… Un repunte a finales del 2023 que hizo ascender el número de varamientos hasta los 669, más del doble que en 2022. Los expertos no saben precisar el porqué de este aumento, pero los acontecimientos de las últimas semanas han llevado a muchos a atar cabos y considerar que el alto número de animales muertos en el último mes del año, su localización y la aparición de los pellets en los arenales gallegos son conceptos que están estrechamente relacionados. No obstante, desde la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (CEMMA) descartan de plano esa posibilidad. 

 

 

¿SON UN RIESGO LOS PELLETS?

El biólogo Pablo Covelo, del CEMMA, desecha esa tesis. “Haría falta todo un saco de pellets para matar a un delfín”, explica, “porque sería totalmente imposible que estos plásticos afectasen a la vida de cetáceos o tortugas, son muy muy pequeños y los acaban eliminando de su aparato digestivo”. No obstante, Covelo sí pone el foco sobre el riesgo que suponen los microplásticos en el medio: “Un estudio del oceanográfico constató que más del 90% de los delfines que vararon en Galicia tienen microplásticos en el estómago”. 


Eso no quiere decir necesariamente que la causa de la muerte sea por ingerir esos microplásticos, ya que en la mayoría de los casos las muertes se deben a “captura accidental”, con un 40-45% de los delfines muertos en Galicia a causa de quedar atrapados en artes de pesca. 


“Sí ocurre con animales más grandes, como ballenas, que filtran su alimento y pueden ingerir trozos de plástico más grandes pensando que son presas. Esos elementos obstruyen su tránsito digestivo y pueden causar la muerte”, ejemplifican desde el CEMMA, con casos como el de un cachalote que ingirió un cabo de 22 metros.

 

 

A renglón seguido, relacionan también algunas muertes con elementos nocivos que pueden tener los plásticos en su composición. Esta es una de las incógnitas que, por ahora, deja también la crisis medioambiental de los pellets que cayeron de los contenedores del Toconao ante Viana do Castelo

 

 

UN CAMBIO DE TENDENCIA

En cualquier caso, los expertos no aciertan a descifrar por qué se están dando este tipo de episodios, que antes podían ser más propios de una época concreta del año, como en invierno, donde los temporales pueden provocar que los animales lleguen a la costa arrastrados por la fuerza de la marea, pero que ahora se reproducen a lo largo de todo el año. 

 

“En el caso de Ribeira coincidió el episodio con la entrada de la borrasca Gerrit. Esos fenómenos meten en la costa, por los vientos del sudoeste, todo lo que se encuentre flotando en las rías”, justifica el biólogo. ¿Podemos concluir que en invierno son más frecuentes estos episodios? “No. Ya no”, responde Covelo, porque la situación ha cambiado. 

 

“Antes era así, pero de un tiempo a esta parte vemos como en el verano hay más varamientos. En 2023 en agosto fue el mes en el que se dieron más casos, condicionado por la presencia de delfines dentro de las rías, algo que es extraño y que no sabemos explicar. Algo está cambiando, pero no sabemos muy bien el qué”.
 

 

Durante el año pasado se dieron diversos avistamientos y varamientos, como los de una docena de ballenas, pero también algunos habituales “como focas, tortugas o tiburones” y otros menos comunes, “como las xibartes, alguna dando saltos cerca de Malpica, las orcas dentro de la Ría de Arousa, o los zifios varados y los delfines de flancos blancos, que hacía dos décadas que no se veían en Galicia”. 

 

 

QUÉ HACER SI VEMOS UN ANIMAL VARADO

Desde el CEMMA recalcan que en caso de encontrar un animal en la arena “tanto con vida como muerto” lo primero que hay que hacer es “llamar al 112”. “Es el 112 el que nos derivará a nosotros y ya entonces podremos aconsejar a la persona”, apostillan desde la organización. 
 

“Procedemos de forma distinta según si recibimos un solo aviso en un mismo día o si recibimos varios. Pedimos que nos manden imágenes para identificar mejor de qué animal se trata, su tamaño, su estado, etc. Sobre todo porque en ocasiones tenemos que priorizar a los animales que podemos rescatar en caso de que se puedan dar varios varamientos simultáneos o dar un tratamiento veterinario temprano”, explica el biólogo. 
 

Una vez en el lugar, los expertos recogen muestras de los animales “para distintos estudios”. Esas muestras les ayudan a conocer, entre otras cosas, las causas de la muerte, pero también sirven para estudios futuros. 

 

En cualquier caso, la retirada de los cuerpos corresponde a los gobiernos locales. “Es una competencia de los Concellos cuando se trata de animales de menos de 4 metros. Si son de un tamaño superior o muchos animales juntos, como ocurrió en Ribeira. Ponemos en conocimiento de los municipios y si no pueden asumirlo deben pedir ayuda a la Dirección de Calidade Ambiental de la Xunta para llevarlos a incinerar”, expone Covelo. Precisamente, en Ribeira, es donde se dieron más varamientos el año pasado, con más de medio centenar.
 

 

No obstante, el mejor consejo que dan desde el CEMMA es “la tranquilidad”. “Pongamos por caso un delfín varado con vida. Un delfín aguanta mucho tiempo fuera del agua, respira igual que nosotros y no hace falta meterlo directamente en agua, algo que en ocasiones puede ser contraproducente. Dependiendo de la valoración que hagamos o si presenta heridas, podremos intentar refrescarlo, echándole agua con calderos o con lo que tengamos a mano para que no se caliente mucho”, aclara Covelo.

 

Si es posible y lo aconsejan los expertos “podemos proceder a la reintroducción, que en ocasiones la pueden hacer las propias personas que nos avisan, porque nosotros nos encontramos en Nigrán y según el punto en el que se produzca el aviso tardaremos más o menos en llegar al lugar”. 


 

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