Jóvenes y mercado laboral: ¿en serio no quieren trabajar?

Los cambios en la sociedad en el siglo XXI están llegando a los puestos de trabajo. Así lo señalan encuestas y medios que siguen tendencias juveniles: la gente joven quiere dar más espacio a la calidad de vida y que el trabajo no sea el único elemento sobre el que pivota su vida. Conscientes o no de las dificultades del mercado laboral, el caso es que en los países Occidentales la mano de obra más joven busca más tiempo de calidad en sus vidas y no “quemar” las horas en sus trabajos


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Millenials 1
Jóvenes teletrabajando


 


 

La pandemia de COVID fue el detonante de “la gran dimisión” o “la gran renuncia”, cuando un elevado número de gente asalariada abandonaba sus puestos de trabajo en busca de otros mejor remunerados o que pudieran ofrecer más y mejores condiciones laborales, sobre todo en relación a su tiempo libre y de calidad. Esta tendencia se ha ligado a las personas menores de treinta años (en términos generales, en realidad se pueden encontrar diferentes segmentos de edad), son los conocidos como millenials y Generación Z. Sobre ellos y ellas ha caído el mayor “peso” del desarrollo tecnológico lo que hace que sus relaciones tanto personales como con el mercado laboral sean distintas a sus predecesores.


 

Las nuevas generaciones

UGT-Galicia emitió en 2024 un informe en relación al mercado laboral y jóvenes. El documento revelaba una situación preocupante pues, aunque la reforma laboral ha mejorado la temporalidad y aumentado la contratación indefinida, las tasas de actividad juvenil son extremadamente bajas (47,2% frente al 53,8% nacional), mientras que la tasa de paro juvenil se sitúa en un devastador 18,1%, casi el doble del promedio general del 9,7%.


 

Un gran número de los empleos que consiguen son en el sector servicios con un 77,9% de los empleos, mientras que sectores como el primario y la construcción enfrentan una alarmante falta de relevo generacional. Lo también llamativo es que el 27% de estos empleos son a tiempo parcial algo que se eleva al 54% entre los 16 y 19 años. Y en cuanto al tema salarial, los y las jóvenes gallegas se calcula que ganan unos 19.310 euros al año frente a una media nacional de 22.485 euros.

 

 

 


 

Millenials y Generación Z parecen estar reescribiendo las dinámicas laborales hasta ahora aceptadas o adaptadas a realidades de trabajo que han quedado o están quedando anquilosadas para ellos. Es por eso que para estos sectores sociales la flexibilidad laboral y el bienestar personal son valores a los que no quieren renunciar. De esta forma se han implementado desde los gobiernos políticas para que las empresas permitan la conciliación entre la vida personal y la profesional mediante el teletrabajo o la semipresencialidad.


 

En cuanto al entorno de trabajo, el hecho de ser “nativos digitales” les hace tener un valor añadido como es el de adaptarse inmediatamente a los entornos tecnológicos avanzados. Por otra parte, ambas generaciones buscan en su mayoría, empresas capaces de tener compromisos claros con la sostenibilidad y la justicia social. También buscan entornos donde la diversidad y la inclusión sean factores que predominen en el contexto laboral.

 

 


 

Sin embargo, su entrada al mercado laboral no ha sido sencilla. Prueba de ello es, precisamente, el choque laboral entre estas generaciones y las más veteranas que muestran una gran desconfianza sobre su ética laboral. De millenials y Generación Z se critica su falta de profesionalismo, dificultades para manejar retroalimentación y que suelen plantear problemas de comunicación.


 

Jóvenes en torno a un ordenador
Jóvenes en torno a un ordenador


 

¿Nuevas formas, nuevas soluciones?

El párrafo anterior señala la apertura de un debate sobre el comportamiento de los más jóvenes en el mercado laboral. Algunos apuntan la “falta de compromiso” por parte de los y las trabajadoras de reciente incorporación al mercado laboral. Y es que las quejas de los jefes se dejan sentir sobre todo en lo relacionado con el horario laboral. Hay un 34% de personas que dicen salir antes de la hora límite y un 18% admite llegar tarde de forma regular.


 

También están las “vacaciones silenciosas", un fenómeno que se “aplica” el 40% al simular que está activo mientras toma días libres no autorizados. Los cálculos apuntan a que más del 50% lo ha hecho entre una y tres veces en el último año. Y a esto sumamos el uso personal de recursos laborales porque muchos consideran aceptable utilizar herramientas empresariales para fines personales. Por último, tomar una siesta en horas laborales es otra de las acciones que los más veteranos critican. Hay quien ve en estas actitudes un deseo por mayor autonomía y flexibilidad en el trabajo.

 

 

 


 

De todas formas, las empresas han de enfrentar una serie de aspectos de cara a la incorporación de nuevas generaciones a sus cuadros laborales. Y es que las fórmulas clásicas del trabajo no parecen convencer a los recién graduados ya que, según el mismo informe de UGT-Galicia, un 60% de gerentes han reconocido el despido del 60% de nuevas incorporaciones ante la “falta de motivación y profesionalismo”. Por otra parte, buena parte de los potenciales nuevos y nuevas empleadas dependen excesivamente del apoyo parental durante la búsqueda de trabajo.


 

¿Soluciones? El expresidente de los EEUU, Joe Biden, fue preguntado en su momento sobre “la gran dimisión”, qué solución veía para la gente que abandonaba sus puestos de trabajo por otros más acordes con sus expetativoas. La respuesta de Biden fue: “pay them more” (“páguenles más”). Sin embargo, la cuestión salarial no parece ser la única solución ya que, visto lo visto, además de la remuneración existen otros aspectos como la flexibilidad horaria y la conciliación que cuentan tanto o a veces más que los ingresos a fin de mes.


 

La recomendación de subir salarios está en las demandas de sindicatos y organizaciones laborales, sobre todo para la reducción de diferencias entre generaciones. Otra estrategia es la promoción laboral dentro de sectores que estén “menos saturados” por exceso de mano de obra (trabajos dentro de los diferentes sectores que hasta ahora han sido demandados pero ha cubierto de sobra sus necesidades de empleados y empleadas). Por último, se pide al sector empresarial el crear sistemas de trabajo que permitan mayor flexibilidad y, sobre todo, mayor innovación tecnológica dentro de las empresas para afrontar tanto los retos internos como aumentar su competitividad.


 

El futuro

La juventud actual ha dejado claro que el trabajo no es solo un medio para obtener ingresos, sino una parte integral de su identidad y bienestar. En este nuevo paradigma, las empresas que logren adaptarse serán las que se mantendrán a la vanguardia del mundo laboral.


 

En conclusión, la relación entre los jóvenes actuales y el trabajo es compleja. Mientras enfrentan barreras estructurales como bajos salarios y altas tasas de desempleo, también están transformando las normas tradicionales con demandas claras hacia flexibilidad, bienestar emocional y alineación de valores. Para capitalizar este cambio generacional, tanto empresas como gobiernos deben adaptar sus políticas e invertir en estrategias inclusivas y formativas.

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