El Pontevedra retirá a Guèye la alerta por desaparición: sanción al senegalés, huido desde Navidad

Son tiempos convulsos en Pasarón, donde el Pontevedra CF enfrenta el dificilísimo reto de salvar la categoría en los once duelos que le quedan por celante. 33 puntos en juego y siete de diferencia entre los granates y la salvación. La papeleta es realmente complicada, pero con Señor en el banquillo se vio ya un pequeño cambio el pasado fin de semana en la victoria ante el Algeciras. El farolillo rojo mira con optimismo al sábado, con el Linares -el primero entre los mortales, ya que los seis primeros clasificados protagonizan una fuga al más puro estilo Tour de Francia- entre ceja y ceja, pero con otros asuntos que tratar entremedias. El más acuciante, y rocambolesco, solucionar la situación de Libasse Guèye. 

EL CARTEL DE "SE BUSCA"

El senegalés protagonizó un bochornoso episodio en Navidad, cuando se ausentó para celebrar las fiestas en su país y del que nada más se supo. El club no tenía comunicación con él y los técnicos no sabían cuándo ni de qué manera podrían contar con un futbolista que, antes del parón, había dando un salto de calidad. No fue hasta el pasado fin der semana que se lo volvió a ver por la ciudad del Lérez.

Para sorpresa de todos, Guèye reapareció más de dos meses después de lo esperado, tiempo en el que en sus redes sociales compartía contenido del club y daba breves señales de vida. Ahora, de nuevo en Pasarón, el club ha decidido abrirle un expediente disciplinario a consecuencia de su ausencia. 

PROBLEMAS BUROCRÁTICOS

Al parecer, y siempre según el futbolista, unos problemas con el visado fueron la causa de que no pudiera desplazarse de nuevo a España. En las reuniones con el club de las últimas horas ha podido dar las explicaciones pertinentes, que también trasladará a los medios en una rueda de prensa que se celebrará este martes.  

Para más inri, Señor no descarta que, si está disponible, Guèye pueda formar parte de la partida en los próximos choques. Todo dependerá de su estado físico, de cómo responda a los entrenamientos y de si, claro está, el Pontevedra no toma una decisión radical como rescindir su contrato o mandarlo a la grada lo que resta de curso como represalia a su indisciplina.