Luis Zueco despliega ‘El mapa de un mundo nuevo’: “Colón se encargó de ocultar su origen; le iba la vida en ello”
Tras su exitosa gira por Galicia, robando incluso espectadores a las luces de Vigo, Luis Zueco abre a Galiciapress las puertas a los secretos de su última novela, 'El mapa de un mundo nuevo' (Ediciones B), donde uno de los referentes nacionales dentro del género de la novela histórica desarrolla personajes como Isabel la Católica o Cristóbal Colón, tan de actualidad por toda la polémica y debate en torno a su origen, con Galicia como una de las hipótesis con más peso. El interés que despierta este navegante de hace 500 años, la buena salud del género literario o el interés turístico que lo rodea, algunos de los puntos de esta conversación.
Gira de presentación de ‘El mapa de un mundo nuevo’ y visitas en Vigo, A Coruña y Santiago de Compostela. ¿Cómo van las presentaciones y qué impresiones te estás encontrando entre los lectores?
La verdad es que estoy muy contento. Sabía que tenía muchos lectores en Galicia y tenía mucha ilusión por esta gira. En Vigo, por ejemplo, estuvo fenomenal, se llenó el espacio y la gente, la verdad, muy interesada en la nueva novela.
Tiene más mérito todavía pensando en las fechas. Conseguir un aforo completo compitiendo con las luces de Navidad de Vigo no debe de ser fácil.
(Risas) ¡Tenía una dura competencia!
Recuperamos la figura de Isabel la Católica, ya en sus últimos años de vida. ¿Cómo de complicado es dar voz a una protagonista femenina cuando es un personaje que existió y al que se puede acudir por tantas fuentes?
Es uno de los retos que tiene la novela histórica, ser fiel a todo el proceso histórico. Al final la novela histórica lo que pretende es un viaje en el tiempo, que realmente te imagines en esa época, en este caso en el final del siglo XV, principio del siglo XVI, y que puedas imaginarte cómo podían pensar todos los personajes de la novela. El de Isabel será uno de los más difíciles, porque ya no es solo que viajes al siglo XV, sino que tienes que introducirte en la mente de una mujer y de una reina, de la más importante que ha habido en España. Ahí está el reto, y yo creo que es algo que el lector agradece. Realmente ver que el personaje es verosímil y luego la trama, porque estamos en una época que cambió el mundo y, por suerte, nosotros fuimos protagonistas de ella. Revivirla a través de la literatura es algo que hace que realmente el lector se sienta muy atraído.
El libro está ambientado en un momento de continuos cambios pero también recupera esa fiebre por el descubrimiento, cuando todo parecía nuevo y, como dices, cualquier barco podría reescribir la historia. En el siglo en el que vivimos da la impresión de que para vivir un periodo similar solo podemos levantar la vista al cielo.
Sí, y seguramente lo hagamos, estamos en ello. Hay bastantes paralelismos con la época actual. Tenemos que tener en cuenta que el final de la Edad Media y el inicio de la Edad Moderna dura unos 50 o 60 años. Los cambios cuestan, es algo que se inicia y tiene que ir avanzando.
En la novela vamos a ir viendo precisamente ese cambio, que es lo bonito de estas épocas. Por ejemplo, Isabel nace siendo una princesa medieval y terminará siendo la primera reina moderna. En su reinado, desde el inicio al final, parece que estás en otro mundo. Y es que estás en otro mundo. De ahí el título que hemos querido poner en la novela. El título no es por el mapa de América; estamos hablando de algo mucho más complejo, que es que el mundo cambia. Obviamente, llegamos a América. Eso es un hito importantísimo, pero no es el único, hay otros hitos que tienen una importancia similar. Estamos hablando de la época en que aparece la imprenta, de la época en que aparece el Renacimiento, de la época en que el comercio explota y la gente se puede hacer rica a través del comercio y, por lo tanto, puede ascender socialmente. Estamos a punto de que empiece la revolución de la religión con las tesis de Lutero.Está cambiando todo. Está cambiando la política, la diplomacia… Eso es lo que vamos a ver en la novela porque se está descubriendo el mundo. Hay que pensar que hasta el siglo XV, el mundo era el Mediterráneo y poco más. Y de repente nos damos cuenta de que el mundo es enorme y, cuando nos damos cuenta, queremos descubrirlo.
Echando mano de esos paralelismos, ¿crees que falta más gente como Isabel la Católica que se atrevan a financiar estas empresas? Ya no hablo de ir a un planeta lejano, pienso en invertir en ciencia, por ejemplo.
También entonces se vivió una revolución tecnológica muy importante. Echo de menos, sobre todo, la visión a largo plazo, que creo que es esencial. Hay que tener en cuenta que Isabel se convirtió en reina en 1474, hablamos de más de 30 años de reinado, pero desde el principio, tiene muy claro lo que quiere. Incluso en sus últimos años, que se narran al final de la novela, ella está pensando en qué va a pasar cuando ya no esté, cuando sean sus hijos, sus nietos, los que hereden. Está muy preocupada, angustiada por lo que pueda pasar.
Ese pensar en largo plazo, no ser cortoplacistas, gobernar o tener un proyecto o una empresa a corto plazo es muy complicado. Hoy en día nos falta paciencia en todos los sectores de la vida. Lo queremos todo para ya. Si queremos algo, lo queremos comprar y que llegue hoy. Si puede llegar hoy, mejor. No hay ninguna necesidad. Largo plazo. Si quieres hacer un gran proyecto, económico, personal, político, de todo tipo, tienes que pensar siempre en los pasos a seguir, en poner las piezas en este tablero del ajedrez y poco a poco.
“COLÓN NO PODÍA SER EL HIJO DE UN TEJEDOR DE GÉNOVA. IMPOSIBLE”
Hace poco tuve la oportunidad de hablar con Rodrigo Costoya con motivo del documental emitido por TVE donde prometían descubrir la verdad de la procedencia de Cristóbal Colón. Aunque fue anunciado a bombo y platillo, el resultado de esa investigación y sus conclusiones fueron un poco decepcionantes. ¿Qué te sugiere todo este caso?
Ha tenido muchas críticas. Es muy difícil a día de hoy descubrir exactamente cuál es el origen de Cristóbal Colón. Es muy difícil porque él mismo se encargó de ocultarlo porque le iba la vida en ello. ¿Por qué? En la novela doy bastante información de cuál puede ser una de las opciones. Hay varias. Lo bueno de Cristóbal Colón es que te da una cantidad de opciones increíbles. Lo hizo muy bien y parece mentira que 500 años después sigamos hablando del origen de Colón.
De todas maneras, lo más importante, más que el origen, yo creo que es saber qué sabía Colón: cómo convence a los reyes, cómo convence a todos los personajes que necesita, que son muchísimos, desde los que le financian el viaje a los que van con él, cómo consigue hablar con los reyes de Portugal, hablar con los reyes de Castilla… Eso es lo interesante y lo que yo trabajo más en la novela. ¿Qué sabe Colón? ¿Qué ha sabido ver? ¿A dónde va? ¿Sabe a dónde va? ¿Sabe, cuándo ha estado allí, que realmente que ha llegado a un continente o no lo sabe? Esa es la clave. Toda esa información que oculta. Colón es un personaje muy sombrío. Oculta muchas cosas, pero también es muy inteligente, muy embaucador. Es una gran personalidad. Uno de los grandes personajes de la historia.
¿Por qué crees que sigue resultando tan interesante la figura de un navegante que vivió hace 500 años y del que se ha escrito tanto? ¿Ocurre lo mismo con los reyes católicos, que regresan a la actualidad de vez en cuando?
¡Es que Colón lo tiene todo! ¡Descubrió un continente y en teoría no lo supo! Pero sí sabía a dónde iba… Es un personaje fascinante. La novela la arranco justo después de su segundo viaje, pero al final del siglo XV, no nos centremos solo en América, sino en el mundo en general, ni siquiera habíamos dado la vuelta a África. No sabíamos si se podía circunvalar África. Ese era nuestro nivel de desconocimiento. No teníamos ni idea de cómo era el mundo.
Es verdad que esto es importante: sabíamos que era esférico. El mundo es esférico, pero se piensa que es mucho más pequeño. Y se tienen errores tremendos como pensar que no es tan seguro si se puede circunvalar África, porque nadie lo había hecho todavía hasta que lo hicieron los portugueses. Con la ciencia de la época, entre Europa y Asia no podía haber un continente como América. Por eso les cuesta tanto entenderlo. Digo esto para ver cómo no va a ser fascinante la figura de Colón si Colón te vuelve el mundo del revés con ese viaje. Con un viaje que luego tampoco es tan complicado una vez que sabes las direccione. Seguimos hablando de él; era muy ambiguo. No sabemos nada de sus primeros 25 o 30 años de vida. Lo oculta muy bien. Tienen que tener razones muy poderosas para hacerlo.
¿Y tú tienes alguna teoría favorita o no te atreves a ponerle acento a Colón?
A mí lo que me interesa es el estatus social. Es imposible que fuera el hijo de un tejedor de Génova. Imposible. Yo no te puedo decir de dónde es, porque hay buenas opciones, pero sí te puedo decir que no es hijo de un tejedor de Génova. No puede ser de un estatus tan humilde. Porque si no no podría haberse casado con quien se casó, no podía haber hablado con quien habló… Estamos en una época donde la diferenciación social es brutal. Hay cosas que el hijo de un tejedor no puede hacer nunca. No porque no sea inteligente o no sea válido, sino porque la sociedad era como era.
El origen para mí no es tan importante. Pero porque en la época tampoco es tan importante: hay portugueses trabajando para Castilla, hay castellanos trabajando para Inglaterra, hay florentinos y venecianos por todos lados… Lo importante es quién es tu señor y cuál es tu lugar en la sociedad. Eso sí que es importante, porque no se podía saltar. Era muy difícil. Y también es importante si eres cristiano viejo o converso. Eso sí que es lo importante. Ahora sí que nos interesa mucho el origen. Pero en la época lo importante son esas cosas: tu pureza de sangre y si eres noble o no. Eso es lo importante.
EL TURISMO COMO FORMA DE VIVIR LA HISTORIA
En esa conversación con Costoya salió tu nombre como uno de los grandes responsables de que la novela histórica viva un gran momento. ¿Por qué crees que existe este auge en torno a este género?
Porque la gente ansía aprender historia y conocerla. Y la novela histórica tiene el poder de hacerla atractiva. Es un poco la función que tiene que hacer la novela histórica, acercarla al gran público. Hay ensayos muy interesantes, pero son difíciles de leer. Yo leo mucho ensayo y entiendo que puede costar.
El público en general necesita una trama apasionante, que empatice con los personajes, quiere disfrutar, quiere entretenerse. La novela histórica tiene que hacer esas dos labores, tiene que entretener, tiene que ser atractiva como mejor el thriller, pero sin que se dé cuenta el lector, a ser posible, que vaya despertando un interés por la historia en él y que se plantee dudas. Como ahora con tu pregunta. Colón, al final, ¿de dónde es? Que te hagas esa pregunta ya tiene mucho mérito. Ya hemos conseguido un paso porque vas a intentar luego saber por qué, vas a leer más libros, vas a ir a una conferencia, vas a ver otro documental... Eso es lo que tiene que hacer la novela histórica.
Hay mucha gente interesada. Porque con la historia creo que se ha cometido durante mucho tiempo el error de pensar que la historia son listas de reyes, fechas y batallas. Eso no es la historia. La historia es otra cosa. La historia es entender a los protagonistas. ¿Por qué lo hicieron o no? ¿Por qué Isabel actuó de tal manera? ¿Qué era lo que deseaba Colón? Ponerte en la piel de las personas, porque eso es lo que hace que empatices con ellas y realmente entiendas y sepas cómo es la época, que sepas que la comida del siglo XV no tiene nada que ver con nuestra comida actual. Entonces valores ciertas cosas y qué era lo importante en la época y los grandes cambios, no una sucesión de fechas, batallas y números.
En tu día a día estás al frente de los Castillos de Grisel y de Bulbuente. ¿Pasa lo mismo con el patrimonio, que cada vez despierta más interés o lo estamos dejando de lado?
Mucho. Pensemos en la cantidad de rutas literarias que se están haciendo. Estos son castillos pequeñitos. Nos ha costado mucho porque los compramos en ruinas, los hemos tenido que restaurar y los llevamos de una manera muy familiar. Pero la gente que viene a nuestros castillos viene porque quiere dormir en el castillo. El castillo es el destino. La experiencia es dormir allí, aunque nuestra zona es muy bonita, vienen para eso, para vivir esa experiencia y la quiere vivir porque deja volar su imaginación y se imagina que está en un lugar histórico y todo lo que ha sucedido allí.
Eso es muy atractivo y se está imponiendo poco a poco, un turismo muy cultural que es, yo creo, el futuro. Es un turismo más complicado, más complejo, porque hay que dar mucho más, no es simplemente: “Habitación 305. El ascensor al final”. No, es otra cosa. Es una experiencia también del territorio, de conocer la historia, el arte… Todo eso va al final.
Aquí en Santiago, por ejemplo, tenemos la complejidad, o el riesgo, de que nuestro patrimonio se convierta un poco en un parque de atracciones. Lo estamos viendo con el casco viejo de Santiago, la catedral… ¿Temes también esa deriva de que el turismo cultural, que debería ser un motor importante, se convierta más bien en un atractivo más fútil?
El turismo tiene que ser sostenible con el lugar. Esto se puede extrapolar al turismo cultural o al turismo más de playa: hay que lograr que sea sostenible y no puedes alterar el ecosistema de la gente que vive allí. Eso no podemos hacerlo nunca pero exige trabajo.
En la novela también hago mucha reflexión sobre los viajes y la diferencia entre viajar y hacer turismo. Creo que ahora hacemos demasiado turismo. Hay que conseguir mantener ese equilibrio y poner normas y reglas porque si no se corre ese riesgo porque ya hemos visto que ocurre en muchos otros lugares
Hoy nos ocupa ‘El mapa de un mundo nuevo’ y cerrar esta bilogía, pero, ¿hay alguna otra aventura en la que nos embarcaremos de tu mano en 2025?
Para 2025, la reimpresión de dos novelas de las primeras que escribí que están descatalogadas. La novela nueva ya para 2026. La promoción de esta novela ha sido muy larga y hasta final de año aún me quedan varias giras más pequeñas.
Realmente desde que salió he estado más de 4 meses casi exclusivamente promocionando el libro. Necesito un poquito más de tiempo para 2026, pero para 2026 seguro que sí. Pero en medio tengo dos reimpresiones que también han exigido que las corrija otra vez. A la gente le va a sorprender porque una de ellas es muy distinta a mi estilo actual, así que, aunque no salgan novelas nuevas, sí que habrá otras dos novelas que mucha gente no conoce.
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