Crítica y trailer de O Corno, una oda a la dureza de las mujeres gallegas ganadora de la Concha de Oro de San Sebastián
Cuenta uno de los mitos sobre el rural gallego de que este país es en realidad un matriarcado, en el que las casas son gobernadas por las mujeres. Es una mentira, que bebe derecho de que durante muchas generaciones fueron los hombres los únicos emigantes , por lo que las mujeres quedaban al frente de la casa, los hijos y las tierras a la espera de un retorno que no siempre se producía. Viuvas de vivos, viuvas de morts, escribió Rosalía. En O Corno hay tambén viudas de no nacidos.
Lo cierto es que en la sociedad tradicional gallega las mujeres están subordinadas a los intereses masculinos, por mucho que en algunas comarcas las formas de heredar el patrimonio se articularan principalmente a través de la línea femenina. La película ilustra esto a la perfección, mostrando como varias generaciones tienen que plegarse a una moralidad dominada por la hipocresía sobre la sexualidad que rige las sociedades patriarcales en la cultura tradicionalny que pervive aún hoy.
O Corno ilustra esta discriminación en la figura de María, una mujer de mediana edad que vive sin pareja ni familia en A Illa de Arousa a inicios de los 70. Esta singularidad contribuye a explicar porqé ella es la escogida por su comunidad no solo como matrona, también como la persona a la que recurrir en caso de aborto. En cierta manera su figura es heredera de las curanderas y compenedoras que abundaban en muchas aldeas hasta hace unas décadas, cuando la asistencia sanitaria era solo cosa de ricos y sobre todo de ricos que vivían en ciudades o villas.
En aquel tiempo a Illa de Arousa era una de las zonas más deprimidas de la costa de Galicia. Estamos hablando de una comunidad que no estuvo conectada con tierra mediante un puente hasta bien entrado los años 80. Uno de los méritos de O Corno es retratar este hermoso lugar, hoy amenazado por la avalancha de turista, y sus habitantes sin caer en el bucolismo. Otra de sus virtudes es su forma de contar una historia de manera no siempre explícita, con unos diálogos muy naturales en los que importa tanto los gestos y el silencio como las palabras. Muy gallego, dirían en la Mesera
Si algún defecto se le puede buscar a la película, más allá de los evidentemente perdonables dado su bajo presupuesto, es algún pequeño anacronismo -en los años setenta los bateiros levantaban los mejillones a pulso y no había barcos con grúas - y que incide en una imagen de Galicia como un mundo rural y a menudo brutal. Un defecto, el recurso a un tópico, que también se le puede achacar a As Bestas. Es en todo caso un daño colateral mínimo y necsario frente a los muchos méritos que tienen ambas películas, que están permitiendo al cine gallego y en gallego llegar al gran público a nivel estatal además, ninguna de las dos se centra solo en el tremendismo, también reflejan aspectos positivos del ethos gallego, como la solidaridad entre vecinas y la resiliencia.
Con todo, el potencial espectador debe conocer que O Corno es una película más dura y ás diícil de ver que As Bestas. En ambas hay suspense y maldad, pero en la ganadora de la Concha de Oro en San Sebastián el foco es muchísimo más cercano, lo que puede resultar incómodo para algunos espectadores, sobre todo del sexo masculino. Por el contrario, las espectadoras femeninas tendrán mucho más sencillo identificarse con la extraordinaria interpretación, tan física, de Janet Novás, bailarina que debuta como actriz protagonista, sobre todo las que hayan pasado por la experiencia de un parto o de un aborto.
Ojo. No todo es drama. Quizás lo mejor de las películas es su emocionante secuencia final. Con maestría, el guión sorprende al espectador, cuyo corazón pasa encogido toda la película pero que sale del cine con la convicción de que hay esperanza para las heroínas que se aferran al presente, por mucho que las hayan golpeado las normas de este mundo en el que aún mandan los miedos masculinos .
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