"Nos iba a matar a todos", alega el guardia civil que disparó al batería de Los Piratas
El agente sostuvo que vio que el músico iba con el tenedor a la yugular y con el cuchillo al abdomen de su compañero.
Vivienda del batería de Los Piratas.
El agente de la Guardia Civil que disparó y le causó la muerte a Javier Fernández, ex batería del grupo 'Los Piratas' en el transcurso de una intervención policial en su casa en agosto de 2015 ha asegurado, en la vista oral en el juzgado, que no le quedó "otra alternativa" más que dispararle porque la vida de su compañero "corría grave peligro".
Con su testimonio arrancó este viernes la vista oral en el Juzgado de lo penal número dos de Pontevedra. El agente se limitó a responder a las preguntas del fiscal, del abogado de la defensa y del juez.
En su declaración en la sala explicó que la primera persona que le dijo que Javier tenía una alteración psiquiátrica fue su esposa al llegar a la casa. "Nuestra intención primera era intentar calmarlo", aseguró. "Estaba totalmente alterado", agregó.
El guardia explicó que el músico "dijo que era Dios, que nos iba a matar a todos, nos iba a cortar en trocitos". "Soy Dios, no me creéis, no sabéis de lo que soy capaz", recordó el acusado que había dicho el exbatería.
UN TENEDOR Y UN CUCHILLO
Continuó su relato explicando que los guardias estaban en el porche y él en casa, cuando su compañero accedió al interior de la vivienda mientras él se quedaba en la puerta. Javier entró en la cocina y salió con un tenedor en una mano y un cuchillo en la otra, arrinconando a su compañero, al que propinó golpes.
El acusado sostuvo que vio que el músico iba con el tenedor a la yugular y con el cuchillo al abdomen, por lo que apuntó "a la pierna". "Pero estaba como loco, se movió y le di el desafortunado disparo", relató.
"La vida de mi compañero corría grave peligro", añadió. "Si corre peligro la vida de una persona, yo tengo que actuar de la manera que actué. No me quedó otra alternativa", afirmó el guardia acusado. "Lo único que pretendía era inmovilizarlo. No me quedó más remedio que reducirlo", indicó.
LA MUERTE ERA EVITABLE
Los tres abogados que ejercen la acusación particular en representación de la viuda, el hermano y los padres del músico piden cuatro años de prisión y seis de inhabilitación para el agente, mientras que la Fiscalía y el abogado del Estado sostienen que éste desenfundó su arma reglamentaria para defenderse de la actitud agresiva de la víctima, ante lo que fue considerado como un posible caso de violencia de género.
Momentos antes del inicio de la vista oral, Manuel Novás, uno de los abogados de la familia, mostró su convencimiento de que van a poder acreditar que "la muerte se podía haber evitado". "A un enfermo psiquiátrico, en las condiciones en las que se produjo la actuación de la Guardia Civil, nunca, y digo nunca, se podría finalizar con el fallecimiento de esta persona", proclamó.
Este letrado también cuestionó "¿dónde estaba la situación de riesgo para poder introducirse, para poder allanar un domicilio?" y recordó que la mujer y el bebé estaban fuera de peligro. En su opinión, si la Guardia Civil no tenía medios para poder actuar en relación a un enfermo mental, tenía que "pedir ayuda". "Tienen que pedir instrucciones a sus superiores o, lógicamente, mandamiento judicial al juzgado. Lo pidieron: no", concluyó.
PRUEBAS CONTRA EL AGENTE
En este sentido, esta mañana, Gerardo Gayoso, otro de los abogados que ejerce la acusación particular, consideró que las pruebas contra el agente "son muy contundentes" y afirmó que se pudo haber evitado la muerte del músico.
Finalmente, María Sarabia, la tercera abogada de la familia, entró en la sala de vistas convencida de poder demostrar que la actuación de los agentes "fue claramente imprudente". "Una imprudencia además grave, porque era un disparo innecesario", dijo y añadió que "fue innecesaria y desproporcionada".
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