Y entonces el interpelado, a la sazón Presidente del Gobierno del Reino de España, terminó su intervención dirigiéndose al más crítico de sus oponentes políticos, Pablo Iglesias, soltándole aquello de: "y Vd. que ha criticado tanto los cenáculos políticos, ¿qué hacía el otro día cenando en Barcelona en casa de un señor particular arreglando la Catalunya de ahora y, lo que es peor, la del futuro? (versión libre de la cita parlamentaria).
Como es lo último que Rajoy le echó en cara a sus adversarios, hay que suponer que la actuación del Maquiavelo de Barcelona, motivo de mi artículo anterior, no ha pasado desapercibida en los foros más serios del Estado ya que la carga de profundidad de la pregunta final es, como se dice popularmente, la guinda del pastel de un debate de poca altura y mucha gresca que no ha detenido, para nada, la atención de lo que ahora tenemos muchos delante de los ojos: la secesión de Catalunya y el terrorismo yihadista.
Bajando de nuevo al debate, les comento que soy de los que siempre trato de escuchar a Joan Tardá con simpatía y actitud comprensiva aunque lo que diga me parezca una barbaridad y haya pasado del parlamentarismo inquisitivo al activismo identitario en el único lugar, las Cortes del Estado, donde no puedes conseguir votos pero sí lograr hacer política. Pero hoy, precisamente hoy, en la que le escuchaba más tranquilo, no he podido dejar de enfadarme con él por lo que le he escuchado. No por cómo lo ha dicho sino porque se lo "ha puesto a huevo" al portavoz del PP, que le ha tapado la boca con su “y Vd., ¿cómo nos pueden acusar de corrupción a nosotros cuando Vds. forman gobierno en Catalunya con los del 3% y además quieren amnistiarlos en la nueva República? ¡Collons Tardá! a ti ya te pasa como al Conseller Forn, que cada vez que abrís la boca… ¡sube el pan!
Por lo demás ha sido un debate que ha abierto el curso político a tortazo limpio y que tras una semana de terror y dolor ciudadano, seguido inmediatamente de una amenaza secesionista, nos hace pensar que "lo peor" aún está por venir y que el país, en su conjunto, va a recaer en los viejos fantasmas del pasado que tan bien versó Machado, mal que le pese a algunos del Ayuntamiento de Sabadell.
Ya saben: "Españolito que vienes al mundo, te guarde Dios. Una de las dos Españas, ha de helarte el Corazón".
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