“Ansiedad” y “preocupación” entre los universitarios por la incertidumbre que rodea a la celebración de los exámenes
Galiciapress charla con universitarios, estudiantes de máster y de FP sobre cómo están viviendo esta crisis y trasladan su enfado e impotencia por no saber si serán o no evaluados ni la forma que barajan sus universidades y los docentes para poder examinarlos. Muchos se juegan sus títulos o las opciones de poder optar a una beca, mientras algunos profesores ni siquiera celebran clases telemáticas o no ofrecen material para mantener el ritmo del curso. Otros, en cambio, exigen a sus pupilos una carga de trabajo superior a la que venían requiriendo durante el curso.
A falta de apenas un mes para la celebración de los exámenes, los alumnos del sistema universitario se ven obligados seguir pegados a sus apuntes mientras miran de reojo las decisiones que se toman desde el Ministerio de Educación, que mantiene el suspenso sobre cómo se cerrará el curso, una decisión que podría llegar el 15 de abril.
APROBADO GENERAL SÍ; APROBADO GENERAL NO: DEBATE ENTRE LOS ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS, DE MÁSTER Y DE FORMACIÓN PROFESIONAL
Galiciapress charla con universitarios, estudiantes de máster y de FP sobre cómo están viviendo esta crisis y trasladan su enfado e impotencia por no saber si serán o no evaluados ni la forma que barajan sus universidades y los docentes para poder examinarlos. Muchos se juegan sus títulos o las opciones de poder optar a una beca, mientras algunos profesores ni siquiera celebran clases telemáticas o no ofrecen material para mantener el ritmo del curso. Otros, en cambio, exigen a sus pupilos una carga de trabajo superior a la que venían requiriendo durante el curso.
La ansiedad es uno de los problemas que están experimentando los universitarios
Exámenes presenciales, telemáticos, otras formas de evaluación… incógnitas que no se despejarán hasta el próximo 15 de abril, momento en el que el Ministerio de Educación, con Isabel Celaá a la cabeza, y las comunidades autónomas abordarán el método por el que se pondrá punto y final a este curso. El alumnado considera que la decisión, en todo caso, llega tarde, y son conscientes de que el reloj corre en su contra. Mientras, las universidades tratan de ganar tiempo y analizan con cautela las recomendaciones marcadas desde Sanidad, ya que la solución deseada es celebrar los exámenes de forma presencial, aunque eso significaría reestructurar los calendarios académicos, como ya ha ocurrido en la UNED.
De hecho, según ha podido saber este medio, algunas universidades gallegas ya han trasladado a sus estudiantes que la decisión definitiva no se tomará hasta finales de abril, momento en que se informará al alumnado de los métodos de evaluación y, en caso de ser mediante exámenes, si estos serán presenciales o telemáticos. Esto, necesariamente, llevaría los exámenes a junio, ya que algunos afirman tener los primeros controles el 6 de mayo, y dejaría un estrecho margen a los colegiales para preparar los exámenes. En la Universidad de Santiago de Compostela ya se han creado grupos de estudiantes que protestan contra las escasas o deficientes medidas aplicadas desde la universidad.
“Entiendo que estamos ante una situación extraordinaria y que nadie estaba preparado para esto, pero me parece vergonzoso que a un mes de los exámenes lo único que nos puedan decir es que las clases presenciales se dan por finalizadas y que a finales de abril se nos comunicará cómo se nos va a evaluar”, lamenta una alumna del grado de Lengua y Literatura Española.
CAMBIAR EXÁMENES POR TRABAJOS: UNA SOLUCIÓN INCOMPLETA
Un gran número de alumnos consultados admite que esta incertidumbre en torno a su futuro les está generando una “ansiedad horrible”, lo que les dificulta a su vez para concentrarse y mantener una cierta regularidad académica. “Esta incertidumbre se reflejará en los resultados”, lamenta una alumna de Ingeniería Química. En esa línea, reclaman que los alumnos “pagan por que les enseñen, no por ser autodidactas”, por lo que exponen que el aprendizaje en todo caso está adulterado. “Yo ahora mismo soy estudiante de ciclo superior, pero en mi época universitaria, si llegáramos a abril sin saber fechas de exámenes, me tiraría por un puente”, afirma una estudiante de FP.
No obstante, todos son conscientes de la excepcionalidad del momento y de que la actualidad cambia con rapidez, lo que obliga a organismos y docentes a actuar con improvisación. Con todo, no entienden cómo después de un mes todavía no se haya dibujado un escenario para una situación así. “Estás en Semana Santa sin saber si debes coger los apuntes o no”.
En mi época universitaria, si llegáramos a abril sin saber fechas de exámenes, me tiraría por un puente
Por estas cuestiones, muchas son ya las voces que piden la anulación de los exámenes y cambiarlos por otros métodos de evaluación, como por ejemplo trabajos, un método más “viable” y “objetivo” en estos momentos, aunque en algunos casos ese método tampoco posibilita la forma de medir las capacidades o conocimientos del alumno. En esa línea, hay materias que por su carácter práctico son imposibles de evaluar con un trabajo u online. Una estudiante de la Escuela de Arte y Superior de Diseño ejemplifica esto con su caso: “Es imposible hacer los trabajos finales en los que hay que diseñar tu prototipo, porque con la actividad económica parada, ¿de dónde saco los materiales? Pero no nos los quitan y nos los siguen exigiendo”.
“Deberían evaluarse cada asignatura de forma individual y según sus necesidades; no pueden someterse a un criterio general”, explica una estudiante de la UDC. Además, piden que se cambien los criterios de las guías docentes, ya que muchas asignaturas siguen otorgando un porcentaje de la nota a la asistencia a clase.
Otra alumna de la Facultad de Formación de Profesorado de Lugo señala que a ella el estado de alarma la pilló en su pueblo y que todo el material para poder estudiar está en su piso de estudiante, al que no puede regresar por el confinamiento. “Mis apuntes están en Lugo. Me vine a casa con lo justo porque se suponía que iban a ser solo dos semanas con los centros cerrados”, narra esta alumna afectada por la cuarentena, una situación que seguro viven muchos estudiantes que se encuentran lejos de sus centros de enseñanza.
“ES MÁS FACIL COPIAR EN UN EXAMEN ONLINE”
Por otro lado, algunos universitarios creen que a día de hoy son admisibles las pruebas online en algunas materias, aunque admiten que este método no podría llegar a todos los alumnos, ya que no todos disponen de los medios necesarios para someterse a una evaluación de carácter telemático. “El examen online no da las mismas posibilidades a todos, porque tengo compañeras sin wifi en sus casas, ya que solo lo tienen en el piso de estudiantes… además, es más fácil copiar”, advierte una alumna de Educación Infantil.
En este aspecto, los alumnos de último año son de los más afectados, ya que todavía no saben cómo van a defender su Trabajo de Fin de Grado, una situación que también viven muchos alumnos de máster, a los que también les han cancelados las prácticas, como a los de los ciclos. “Deberían definir el método de evaluación, sobre todo para aquellos que defendemos un TFG”, recalca una estudiante de Filología Gallega.
Además, cabe contemplar que muchos alumnos han vivido situaciones complicadas o incluso traumáticas en esta crisis sanitaria. El carácter excepcional de esta situación tiene una repercusión también emocional que los universitarios piden a Educación que tenga en cuenta. “Habrá quien sufra ansiedad, quien tenga familiares a su cargo, quien haya sufrido pérdidas... a nivel emocional la situación es dura y no se puede exigir un rendimiento académico”.
TRABAJO EXCESIVO O INEXISTENTE
Las conversaciones con los alumnos lo que reflejan son unas diferencias abismales entre la carga de trabajo que proponen los distintos profesores y otras materias de las que ni siquiera tienen noticias del docente desde que comenzó el estado de alarma. De esta forma, denuncian “apoyos prácticamente nulos” por parte del profesorado, que en muchas ocasiones se niegan a impartir clase online, y material educativo “escaso” o directamente “inexistente”. “Durante todo el año recalcan el hecho de que las clases son presenciales y necesarias para el correcto aprendizaje de la asignatura y ahora, de repente, podemos ser autodidactas en todas y cada una de las materias”, critica un alumno.
Los estudiantes narran cómo algunos profesores se limitan a subir las diapositivas que ya mostraban en el aula sin ninguna explicación a mayores, mientras que otros intentan adaptar los contenidos y resolver dudas de lo dado en clase. Sin embargo, muchos abundan en los extremos existentes entre los docentes: mientras que algunos alumnos se quejan de la excesiva y en ocasiones inasumible carga de trabajo que el estado de alarma ha traído consigo –“en clases presenciales no hubiéramos hecho ni la mitad; no hay reducción de temario, sino de explicaciones” –, otros han tenido que llegar a rogar a sus maestros que les impartan clases online para poder tener algo de material para preparar unos exámenes que todavía están en el aire –“después de insistir durante la primera semana nuestros profesores han aceptado dar clases telemáticas” –.
Durante todo el año recalcan el hecho de que las clases son presenciales y necesarias para el correcto aprendizaje de la asignatura y ahora, de repente, podemos ser autodidactas en todas y cada una de las materias
“Una profesora ni nos ha mandado nada nuevo. Simplemente nos dijo que estudiásemos para dos exámenes que no nos dio tiempo a hacer y que mirásemos lo que nos quedaba por dar. En cambio, otra nos manda un correo diario con el material que tenemos que estudiar y unas 20 preguntas test para afianzar lo que estudiamos. Al día siguiente nos da las respuestas del test y un tema nuevo”.
En lo que sí insiste el grueso del alumnado es que las clases telemáticas son algo “caóticas” y que en ocasiones resultan “una pérdida de tiempo”, que en su conjunto no han “aprendido nada” y que con esta estructura es muy complicado o directamente imposible preparar las materias. Además, hacen hincapié en el desgaste mental y anímico que esta situación está trayendo consigo, sobre todo a la hora de enfrentarse a profesores “que exigen resultados sin ofrecen nada a cambio”.
DIFERENCIAS ENTRE UNIVERSIDADES
Por otro lado, también resultan significativas las diferencias entre universidades. Algunas de ellas están facilitando información de interés a los alumnos y dándoles acceso a documentos digitales existentes en la biblioteca universitaria. Además, según una u otra universidad, se puede apreciar el nivel de información que facilitan al alumnado o las herramientas de las que disponen para favorecer el aprendizaje online. En cambio, otros alumnos critican que su universidad prácticamente les manda “spam” y que la información que les facilita es “redundante” e “innecesaria”. En ese sentido, denuncian haberse enterado de algunas medidas por la prensa antes que por las universidades.
Los alumnos de las universidades gallegas denuncian problemas con el teletrabajo
Además, esta crisis ha puesto de manifiesto una vez más los problemas que los campus virtuales arrastran desde hace años y la incapacidad de algunos docentes a adaptarse a las nuevas tecnologías: profesores con problemas para cargar las diapositivas, problemas de los alumnos para concertar tutorías, problemas para contactar con los organismos rectorales o decanales…
Con todo, parece que en la mayoría de los casos la calidad y la cantidad de las clases online y del material de estudio del que disponen los alumnos dependen de la predisposición de los propios profesores a la hora de adaptar su materia en estos momentos de crisis. “Mis profesores se lo están currando bastante y se adaptaron muy rápido. Algunos nos dan clases por videoconferencia, otros suben apuntes con anotaciones y en horario de clase explican las dudas que tengamos o las cosas que quieran matizar mejor”, comenta una alumna de Arquitectura de la UDC
Otros alumnos, en cambio, lamentan que la brecha digital les imposibilite seguir con regularidad las clases online, ya que no disponen de los recursos para poder asistir a una hora concreta a alguna clase. Por eso, muchos piden que las clases telemáticas queden grabadas para poder acceder a ellas en cualquier momento. A renglón seguido, hay estudiantes que señalan que algunos profesores los obligan a vivir pendientes del correo. “No es la primera vez que a las 13h nos llega una notificación de que hay clase a las 16h”, critica un alumno de Biología de la USC, que como tantos, mira por el rabillo del ojo la escasa información que llega desde las universidades, aunque sin apartar la mirada de los apuntes.
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