Amigos del surfista gallego muerto en Filipinas claman "justicia" y lo desmarcan del mundo del narcotráfico
Amigos y conocidos de Diego Bello Lafuente, el joven coruñés al que la Policía de Filipinas mató el miércoles en un tiroteo en el marco de una operación antidroga, han reclamado "justicia", descartando la vinculación del fallecido con la venta de estupefacientes.
Amigos y conocidos de Diego Bello Lafuente, el joven coruñés al que la Policía de Filipinas mató el miércoles en un tiroteo en el marco de una operación antidroga, han reclamado "justicia", descartando la vinculación del fallecido con la venta de estupefacientes.
Diego Bello Lafuente en una imagen de su Instagram
A través de las redes sociales, y desde que se tuvo conocimiento de lo sucedido, han sido numerosas las muestras de cariño, haciendo llegar también sus condolencias a la familia.
"Una gran perdida" o "Siempre en nuestro corazón" son algunas de las frases que han transmitido algunos de ellos. A ellas, se han sumado los comentarios rechazando cualquier vinculación del fallecido con el mundo de las drogas.
"Sabemos que no es verdad el montaje cutre antidroga y de disparos", señala un conocido, que denuncia también que el fallecido no quiso "aceptar las reglas de juego y extorsión de un país corrupto" y subraya el trabajo que había desarrollado el joven coruñés en la isla donde vivía a través de diferentes negocios.
"Se sabía que en años, media isla sería tuya y eso no gustaba", incide uno de los mensajes enviados a través de las redes sociales, donde son varios comentarios los que que califican al fallecido como una "bella" y "excelente" persona.
Otros también descartan, en respuesta a la información difundida sobre cómo se produjo la muerte, que Diego Bello, vinculado al mundo del surf, usase armas. "Es imposible que alguien como tú, supiera tan siquiera usar un arma", inciden a este respecto.
OPERATIVO
Su muerte se produjo en una operación en su domicilio en la localidad de General Luna, en Siargao, en el sur de Filipinas, donde gestionaba varios negocios, entre ellos una tienda de ropa y un local de ocio. La Policía, que lo consideraba sospechoso de tráfico de cocaína, lo mató en un tiroteo registrado en el sur del archipiélago filipino, según informó el diario digital local Minda News.
De acuerdo con el relato de los responsables del operativo, el fallecido "sacó su pistola del calibre 45" y empezó a "disparar" a la Policía, cuyos responsables aseguraron que el joven tenía en su poder diez gramos de cocaína. Tras el tiroteo, se informó también que se le localizaron otros 15 gramos de cocaína.
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