Salvados por la campana

Entre las muchas lecturas que nos deja este 10 N una de las más relevantes es que estas nuevas elecciones eran totalmente innecesarias. Así lo entendieron muchos ciudadanos, lo que llevó a un incremento importante de la abstención (1,3 millones de votos menos que en las elecciones anteriores) que castigó especialmente a las izquierdas (PSOE,  UP). Una abstención derivada del enfado y la indignación con el comportamiento absolutamente irresponsable e inmaduro tanto de Pedro Sánchez (PSOE) como de Pablo Iglesias (UP).  No es cuestión ahora de asignar porcentajes de responsabilidad, pero sí de subrayar que, como evidencia la importante pérdida de apoyo por parte de los dos partidos (10 escaños menos), el comportamiento político de estos dos dirigentes, que no atendieron lo que era para todos evidente que quería la mayoría de sus votantes (un gobierno de izquierdas), tuvo su castigo electoral. Un castigo que a punto estuvo de provocar un terremoto: bien se puede decir que tanto PSOE como UP se salvaron por la campana (la diferencia entre las izquierdas y las derechas estatales fue de 0,5% puntos).

Otras de las lecturas, no menos relevante, es la de que los llamados partidos independentistas (y, muy especialmente, el PNV y ERC) son partidos importantes, necesarios para gobernar en España desde la izquierda. Más aún, luego de estas elecciones resulta evidente que sin los partidos nacionalistas (y, muy especialmente, el PNV y ERC: 20 diputados entre los dos)  no se puede gobernar España. Una evidencia que no deberán obviar ni PSOE ni UP pero tampoco PNV y ERC, que deben comprometerse en el gobierno de España sí quieren avanzar en el gobierno de sus respectivas comunidades. ERC en especial deberían sacar también las debidas enseñanzas del resultado de las elecciones en Cataluña, por caso a irrupción de  VOX (2 diputados) y la confirmación de que se mantiene prácticamente el empate entre independentistas (23 diputados) y no independentistas (25 diputados).

Si los partidos nacionalistas son una parte imprescindible del escenario político español no es menos cierto que este sigue ocupado mayoritariamente por las izquierdas (189 diputados: 54%) a pesar de los errores ya citados de los principales partidos (PSOE,  UP). Una izquierda que, por otra parte, es plural, lo que obliga a un gran esfuerzo marcado por el entendimiento y la generosidad.  

Estas nuevas elecciones volvieron a dejar en evidencia, a pesar de las apariencias y urgente necesidad de modificar el sistema electoral español, que se corresponden con un bipartidismo dinástico (PSOE y PP con el 49,3% de los votos obtienen el 59,5% de los diputados), y sustituirlo por otro más representativo de la voluntad popular (la derecha española con menos votos que las elecciones anteriores saca 2 escaños mas) y que, por tanto, recoja debidamente la indiscutible pluralidad del electorado español (15 partidos políticos obtuvieron representación en estas elecciones pero con un coste muy diferente, por caso sí cada diputado del PSOE y del PP equivale a 57.000 votos, uno de UP a 88.500 y uno de Más País a 175.000, índices que cuestionan seriamente la vigencia del principio de igualdad en el sistema electoral español).

No menos evidente, para finalizar, resulta comprobar una vez más como, por desgracia, tenemos una clase política con un perfil muy bajo. Preocupa pensar en lo que puede pasar cuándo estamos a las puertas de una nueva crisis económica que, no siendo tan fuerte como la anterior, sí será relevante y afectará a toda la Unión Europea. Como dice un amigo mío muy querido: “estos políticos no deberían olvidar la historia”. Algo que también vale para aquellos que se apresuraron a sacar de este elecciones conclusiones precipitadas cara las autonómicas gallegas: ¡atención al ascenso de VOX , muy relevante en el mundo rural!