"La afiliación de Vox en Galicia ha crecido mucho"
De ser ignorado, Vox ha pasado a ser un actor relevante en la política estatal. ¿Y en Galicia? Entrevistamos a Pablo Cancio, de Vox Coruña, sobre la situación del partido en la comunidad. El "sambenito" de ultraderecha, la supresión de las autonomías y los planes para las elecciones locales son algunos de los puntos de esta conversación.
De ser ignorado, Vox ha pasado a ser un actor relevante en la política estatal. ¿Y en Galicia? Entrevistamos a Pablo Cancio, de Vox Coruña, sobre la situación del partido en la comunidad. El "sambenito" de ultraderecha, la supresión de las autonomías y los planes para las elecciones locales son algunos de los puntos de esta conversación.
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Pablo Cancio
De repente, los medios de comunicación estatal han empezado a prestarle mucha atención a Vox, tras el acto de Vistalegre. ¿Que supuso ese acto para Vox? ¿Por qué cree se produce este súbito interés?
El acto de Vistalegre ha supuesto sin duda un punto de inflexión. Se puede decir que era una suerte de prueba de fuego para comprobar que el crecimiento de VOX no era una mera ilusión. En la provincia de Coruña, por ejemplo, desde el día 7 de octubre, que tuvo lugar el acto de Vistalegre, hasta hoy, día 20, más de 40 personas nuevas se han afiliado al partido. Está claro que los españoles están hastiados de tanta corrupción, de tanta corrección política y de tanta cobardía en la clase dirigente a la hora de afrontar desafíos tan importantes como el del golpismo secesionista, entre otros. Por eso buscan una alternativa que hable con claridad meridiana, sin miedo a decir las verdades del barquero, por incómodas que puedan ser y dispuesta a actuar en consecuencia y de manera coherente con lo que defiende.
Imagínese que tiene delante a un votante tradicional de derechas. ¿Cómo le explicaría la diferencia que hay entre votar a Vox con respecto a votar a otras opciones más asentadas, como PPdeG o C's?
¡Por dónde empezar! Son tantas las diferencias entre el Partido Popular o Ciudadanos y nosotros...
Pues por las diferencias con el PP ...
El Partido Popular ha traicionado todo aquello por lo que le escogió su electorado en el 2011, ya no sólo manteniendo toda la legislación ideológica de la izquierda, tanto en materia de ideología de género, aborto, defensa de la Familia como célula básica de la sociedad, memoria histórica o libertad educativa, sino asumiendo para sí buena parte del discurso progresista. También en cuestiones económicas e impositivas se ha apreciado un giro a la izquierda. Nada más llegar al poder comenzó una subida impositiva que superó incluso la que pedía de la mismísima Izquierda Unida. El PP a día de hoy es indistinguible de cualquier partido socialdemócrata europeo.
¿Y Ciudadanos?
¿Y qué decir de Ciudadanos, que un día afirma una cosa, y al siguiente la contraria, según sople el viento de las encuestas? Tanto pueden defender la supresión de la figura de la cadena perpetua, como defenderla cuando algún suceso traumático sacude a la sociedad. No nos parece serio. Es otro partido progresista más en lo moral, como el resto, y quizá ligeramente más liberal que el PP en cuestiones económicas. Pero no lo considero un partido de derechas clásico, en absoluto. Programáticamente, aunque pueda tener alguna propuesta sensata, no está dispuesto a abordar de lleno cuáles son los problemas más graves de España, desde el demográfico, el separatista, o la insostenibilidad financiera que supone tener un Estado tan hipertrofiado como el actual. Además, y esta es una cuestión fundamental para entender el papel de Ciudadanos, es un partido de corte mundialista. Albert Rivera o Luis Garicano se han pronunciado sobre este tema, diciendo el primero que sueña con los Estados Unidos de Europa, y el segundo que él no es soberanista, sino que desea fusionar la soberanía nacional en la Unión. Parece que no hay asunto que pretendan resolver de otra manera que no sea mediante la cesión de soberanía a las instituciones comunitarias.
¿Cuándo empezó Vox a funcionar en Galicia?
Bueno, VOX en Galicia lleva existiendo desde el principio, si bien por diversas circunstancias, el partido quedó descabezado tras las últimas elecciones, y hubo que “empezar de cero”, por decirlo de algún modo.
¿Cual es su implantación el autonomía en estos momentos?
Actualmente, VOX sólo tiene estructura orgánica en la provincia de Coruña, pasando ya de los 140 afiliados. Pero la semana pasada estuvimos con nuestra Vicesecretaria Nacional de Implantación Territorial en las provincias de Pontevedra y Orense para empezar a dar pasos de cara a conformar equipos también en esas dos provincias en los próximos meses. La afiliación allí también ha crecido mucho y seguro que pronto la estructura será mucho más sólida.
Militantes de Vox Coruña en el acto de Vistalegre
¿Cuáles son los planes electorales de Vox para las elecciones locales en Galicia. ¿Presentará listas en algunas ciudades?
La intención es presentarnos en los municipios donde logremos conformar una lista de candidatos que estimemos solventes. Es un debate que estamos teniendo en el seno del partido, pero la intención es esa.
No son pocos entre los que ahora debaten sobre Vox que vinculan este partido político con la "ultraderecha". ¿Se sienten molestos con esta etiqueta? ¿En su caso, de donde creen que proviene? ¿Es interesada?
Sin ninguna duda, es una etiqueta interesada. Evidentemente, muchas de las proclamas y propuestas de VOX resultan incómodas para el poder establecido y para todos los partidos y lobbies que han logrado un poder desmesurado, y es por ello que los grandes medios, tanto públicos como privados, tratan de manchar la imagen del partido, catalogándolo como lo que no es, sólo buscando la estigmatización a priori, para generar miedo o desconfianza hacia la única alternativa que se sale del tablero del consenso autonomista, socialdemócrata y de la agenda progresista y globalista.
Nosotros intentamos no perder el tiempo con estas cosas, porque con independencia de lo que hagamos, el sambenito nos lo van a colgar igual. No obstante, cuando hay quien insiste en entrar en estos debates pueriles, yo siempre intento hacer la siguiente reflexión. La extrema derecha, o la ultraderecha, como quiera llamarse, siempre ha sido socialista, anticapitalista, y aspiraba a que todo fuese planificado por el Estado (decía Mussolini aquello de “Todo dentro del Estado; nada fuera del Estado”). Cómo va a ser de ultraderecha entonces un partido que aspira a reducir el peso y papel del Estado, que quiere recortar el enorme gasto político improductivo generado por el clientelismo político, o limitar el poder de los partidos para dar mayor vigorosidad y protagonismo a la sociedad civil y la persona. Un partido que defiende esas premisas, o la economía de libre mercado, los derechos de propiedad privada bien asentados, unas políticas migratorias responsables, o la libertad educativa, entre otras, no puede ser en modo alguno de extrema derecha. ¡En todo caso será de extrema sensatez y de extrema necesidad!
Uno de los puntos en los que hace énfasis Vox en centralizar la administración, eliminando las autonomías. Sin embargo, el entramado autonómico forma parte de la propia Constitución Española. ¿Hasta qué punto creen que la ciudadanía culpa a la descentralización de los actuales problemas de España?
Aquí quisiera explayarme un poco más, porque creo que es un tema más complejo de lo que pueda parecer. En realidad, no es cierto que VOX pretenda la centralización administrativa de España. Se propone un Estado centralizado políticamente, con un único Gobierno, y un único Parlamento. Y pese a ser verdad que se aspira a la eliminación de las Comunidades Autónomas, VOX defiende una descentralización administrativa incluso mayor que la existente actualmente, de base municipal y provincial, de forma que tengan unas competencias y recursos mayores. El Estado Autonómico se ha convertido en una fuente inagotable de problemas y conflictos, de desigualdad de los derechos de los ciudadanos y de ataques a la unidad nacional.
Se nos dijo que con el Estado Autonómico se lograría acercar la administración al ciudadano. Pero claro, en realidad, las Comunidades Autónomas han terminado funcionando de manera tremendamente centralista en sus territorios. Si la cercanía al ciudadano era uno de los objetivos de tener un Estado descentralizado, qué entidad más cercana a nuestros problemas del día a día que el Ayuntamiento.
Además, el Estado de las Autonomías ha supuesto que se haya disparado el gasto público hasta niveles descabellados, multiplicando la complejidad administrativa y generando un atroz clientelismo político, creado en torno a las cerca de cuatro mil entidades públicas existentes hoy (agencias, observatorios, consorcios, institutos…). Y en lugar de recortar en ese gasto político improductivo, se ha recortado en infraestructuras, en Defensa, en I+D… Eso en buena parte explica el enorme esfuerzo fiscal que soportan los ciudadanos españoles, y fundamentalmente la muy castigada clase media, que trabaja seis meses al año para mantener un Estado mastodóntico, excesivamente intrusivo, y muy ineficiente. Por supuesto, los partidos establecidos no quieren renunciar a todo el tinglado, porque constituye una gran bolsa de votantes cautivos.
Las Comunidades Autónomas han generado enormes diferencias de derechos entre los ciudadanos, de manera que siendo españoles, no tengamos, por ejemplo, los mismos servicios en la cartera sanitaria en una Comunidad Autónoma que en otra, y que se nos trate como “desplazados”. Es una verdadera locura. También ha provocado que se haya dificultado enormemente, con determinado tipo de regulación, el ejercicio del derecho a la libertad de circulación de los españoles, que se ven discriminados a la hora de poder tener un puesto de trabajo en la Administración Pública en determinadas regiones, y ha deteriorado de manera muy significativa la unidad del mercado interior.
Además, en un principio se creyó que el sistema autonómico, el autogobierno y la transferencia de competencias, implicaría una mayor igualdad en el reparto de inversiones públicas y privadas. Sin embargo ocurrió lo contrario. El peso político y electoral de determinadas Comunidades, incluyendo el chantaje al que someten los partidos nacionalistas a los sucesivos gobiernos de España, provoca que el reparto de fondos públicos termine resultando asimétrico, irracional y perjudicial o beneficioso para según qué Comunidades. En cuanto a las inversiones privadas, al tener que competir políticamente entre sí todas las Comunidades Autónomas con sus propias instituciones y representantes por éstas, siempre terminan ganando las mismas. En las últimas décadas podemos ver indicios de una polarización entre Comunidades que reciben la mayor parte de las inversiones privadas y otras que tienen que contentarse con migajas. El proceso que llevó hace décadas a que la inversión proveniente de la industria del automóvil crease plantas, riqueza y puestos de trabajo en ciudades de todo el país, posiblemente hubiese sido imposible hoy en día, dada la concentración de estas inversiones en aquellas regiones con más capacidad. Esto incrementa indudablemente la desigualdad de oportunidades para el desarrollo de las distintas provincias. Es el clásico dicho de “los ricos cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres” aplicado a las provincias.
Y el punto que me preocupa más. El Estado Autonómico se ha vuelto políticamente inmanejable. Se nos había vendido que era una fórmula óptima para satisfacer a los nacionalistas vascos y catalanes. Sin embargo, a medida que se han ido cediendo competencias (llegando a límites dudosamente compatibles con la Constitución), el tono victimista y la deslealtad nacionalista han ido también aumentando, hasta llegar al punto en que nos encontramos, en buena parte porque PP y PSOE se han pasado cuarenta años mercadeando con la unidad de España y de conchaveo con los votos de sus electores, pactando ambos de manera reiterada con los separatistas vascos y catalanes. Eso constituye una deslealtad intolerable y con la que hay que terminar. Cualquiera que sea el sistema de organización territorial de un país, no puede poner en riesgo la integridad territorial de la Nación, o que de éste se infieran privilegios o diferencias de derechos. Queremos una España de ciudadanos libres e iguales en derechos y obligaciones.
En todo caso, somos conscientes de que es un objetivo complicado, pues necesita de una reforma agravada de la Constitución. Eso sí, mientras tanto, hay cosas que se pueden ir haciendo sin que haya que abordar una reforma constitucional. Por ejemplo, recuperar para el Estado central las competencias en materia de Educación, de Sanidad, de Justicia o de Interior. Y entendemos que eso sí que es absolutamente urgente.
El CIS ha estimado que VOX lograría un escaño en el Congreso, contabilizando su intención directa de voto. Otras encuestas de medios de comunicación estiman más del 3% de los votos en Madrid. Son datos que nunca antes se habían dado. ¿A qué cree que se debe? ¿A que la crisis catalana sigue sin resolverse?
Es posible que el problema separatista y el hecho de que seamos el único partido que se enfrenta a él con determinación suponga un incremento de los apoyos. En todo caso, nosotros esperamos que se obtenga más de un escaño, tanto en la Comunidad de Madrid, como en las Congreso. Si hacemos un buen trabajo de aquí a las próximas elecciones, no me cabe duda de que así será. Como le decía al principio, son muchos ciudadanos los que están cansados de gobernantes que les han fallado, y han comprobado que todo lo que le decían en periodo electoral era pura retórica vacía. Ahora tienen una alternativa que ofrece cosas que ningún otro partido le había planteado antes, y con una claridad que muchos españoles echaban en falta. A nosotros se nos entiende perfectamente, y creo que la gente premia esa claridad y esa certidumbre de que no vamos a cambiar de un día para otro nuestra postura porque las encuestas digan una cosa u otra. Nos movemos por convicciones, según lo que creemos que es mejor para España y los españoles, con independencia de que esas convicciones puedan ser más o menos impopulares.
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