Las familias gallegas pierden 350 euros al año por los altos precios del carburante
Un estudio realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha concluido que el poder elegir gasolinera supone un ahorro entre 240 a 330 euros dependieno de la comunidad. El precio del carburante en Galicia es uno de los más altos del Estado.
Galicia es la tercera comunidad con el precio gasóleo más alto de España, sólo por detrás de Asturias y Baleares, y el segundo más alto en gasolina. Según el informe del Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Social de abril, el combustible cuesta una media de 119.6 céntimos por litro en el caso del gasóleo y 129.7 en la gasolina.
La Asociación Nacional de Estaciones de Servicio Automáticas (Aease) presentó este jueves las cifras de gasto en la comunidad, donde concluyeron el dinero de más que se gasta cada familia gallega en carburante. "Si comparamos Galicia con Barcelona o Valencia, que son las que menos pagan en carburante, vemos que los gallegos pierden poder adquisitivo debido a los altos precios del carburante", explicó el presidente de la Aease, Manuel Jiménez Perona.
Según la asociación, existe una relación directa entre el número de estaciones de servicio automáticas y el precio. La explicación viene dada por dos factores: por un lado, las gasolineras tradicionales tienden a bajar los precios para competir con las automáticas; por otro, el precio en estas nuevas estaciones es más baja -unos 10 céntimos por litro de media-.
Así las cosas, a partir de un estudio realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), la Aease concluye que el poder elegir gasolinera supone un ahorro de entre 240 a 330 euros dependiendo de la comunidad. Afirman que la falta de competencia en el sector cuesta en Galicia más de 350 euros al año, más de 2.800 desde 2010.
Aease identifica los impedimentos para abrir el sector: las trabas que ponen los ayuntamientos y la propia Xunta. "Este comportamiento de la Xunta tiene un paralelismo casi milimétrico con el de algunas comunidades autónomas, que promulgaron normas de diferentes rango, con el único fin de poner trabas a la expansión de este modelo de negocio exigiendo, sin motivación alguna, la presencia de personal en las estaciones desatendidas", concluye Jiménez Perona.
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