Las obras del estadio del Real Madrid están prácticamente finalizadas y las empresas gallegas que participan en el proyecto concluyen con su parte.
Unas salidas de tono que podían ser literales, con declaraciones incendiarias ante la prensa, en Periscope -¿se acuerdan?-, en Twitter o en Twitch, pero también metafóricas, de esas que se ven en el campo cuando el 3 del Barça se echaba la mochila al hombro y se iba de excursión al área contraria para meterle el sexto gol al Real Madrid o enseñar la palma de la mano abierta para recordar que eran cinco los goles del Barça que lucían en el luminoso, por ninguno de los blancos. Piqué lo ha sido todo sin ser nada desde que regresó a Barcelona.