75 millones averiados en Lavacolla: están reparando un caza F-35B tras un mes parado en Santiago
Setenta y cinco millones de euros es, aproximadamente, lo que gasta la Xunta en ayudas para la rehabilitación de vivienda o diez veces más de subvenciones para entidades que luchan contra la drogodependencia. Es también lo que vale aproximadamente cada caza de despegue vertical Lockheed Martin F-35B Lightning II como el que está aparcado desde el 27 de mayo -es decir hace casi un mes- en la parte militar del aeropuerto de Lavacolla en Santiago.
Que haya aviones militares de la OTAN en esta sección restringida del aeropuerto Rosalía de Castro Santiago de Compostela no es noticia. Al fin y al cabo, esta pista es relevante para la Alianza en sus patrullas del Océano Atlántico occidental, pues el siguiente aeródromo militar está relativamente lejos, la base aérea de Villanubla, en Valladolid.
No es de extrañar, por lo tanto, que cuando a finales de mayo seis cazas británicos y una nave de respostaje que estaban de maniobras en la zona de Azores sufrieron problemas buscaran refugio en la pista compostelana. En aquel momento se filtró que eran dos los cazas que tenían averías, posiblemente relacionadas con alguna tormenta eléctrica.
Una semana después aproximadamente del repentino aterrizaje, el 3de junio, casi toda la escuadrilla despegaba del aeródromo. Partieron cinco F-35B, se supone que en perfectas condiciones, reparados y revisados.
Lo sorprendente es que dejaban atrás a uno de los aparatos, que se supone ha sufrido daños de tal calado que no ha podido ser reparado rápidamente.
Una hipótesis que gana peso tras la llegada el miércoles pasado de un Boeing C-17 Globmaster 3 de la RAF. Se supone que este enorme avión de transporte traía personal y piezas para intentar reparar la nave averiada. O arrancarla, porque a veces estos aparatos necesitan de motores auxiliares para empezar a funcionar cuando sufren una avería.
El Globmaster no es el primer avión de transporte de la RAF que ha aterrizado en Santiago estas semanas. Días antes, el 17 de mayo, llegó otro gigante, un Airbus A400M Atlas, el avión de transporte militar de cuatro hélices más usado por las fuerzas armadas europeas.
SPOTTERS A LA CAZA DE LA IMAGEN PERFECTA
Tal actividad está haciendo las delicias de una peculiar y activa comunidad local, los spotters de Galicia.
¿Qué es el spotting? La busca y fotografía de aviones, trenes, barcos y otros vehículos peculiares. El tipo de fotografía más popular entre ellos es la aeronáutica.
Por ejemplo, en Facebook opera una activa comunidad de spotters de Lavacolla (Spotting SCQ) con más de 250 miembros. Algunos se han comido muchas horas de espera esta primavera aguardando -siempre fuera del perímetro del aeropuerto- captar el aterrizaje o el despegue de estos carísimos aviones.
UN APARATO POLÉMICO Y CLAVE
La presencia de los F35-B En Compostela ha sido noticia en medios militares y especializados por varios motivos. El primero es que los F-35 arrastran desde las primeras pruebas fama de ser aparatos caros y poco fiables. Los foros de aficionados al aeronáutica están repletos de detractores y defensores de, que constituye ahora mismo la principal aeronave de combate de los Estados Unidos y, por lo tanto, también de Occidente.
Nadie le discute sus enormes capacidades, pero sí es objeto de cuestión, además de su fiabilidad, el altísimo precio, especialmente en lo referido a su mantenimiento. Resultan especialmente caros los de la versión B, como los de Santiago. Esta clase es capaz de despegar verticalmente y por lo tanto es adecuada para operar desde portaaviones pequeños, como el Juan Carlos I de España, y los que poseen la mayoría de los países europeos.
De hecho, es prácticamente la única opción que tienen los aliados europeos para renovar sus flotas de vetustos Harrier. Algunos, como Francia, han decidido explorar su propio camino, dado las dudas que pesan sobre los F-35B. El Ejército del Aire de España no tiene ningún F-35 -ni de despegue vertical ni de despegue horizontal- aunque hace un par de años se filtró que el Gobierno había pedido precio por cincuenta unidades. Un negocio que finalmente no se ha concretado.
Otro motivo que explica el interés sobre el aparato es lógicamente la guerra en Ucrania. Las tensiones entre la OTAN y Rusia son evidentes y los F-35 constituyen uno de los elementos en los que en teoría Occidente dispone de una clara superioridad tecnológica. Por lo tanto son un factor clave a la hora de disuadir las veleidades militares del Kremlin, por ejemplo para proteger los cables submarinos de telecomunicaciones que cruzan el Atlántico.
De ahí la extrañeza que genera que uno de estos aparatos tan punteros lleve casi un mes parado en Lavacolla. Lógicamente, no hay datos oficiales sobre cuánto más estará en el aeropuerto gallego, donde no se ha percibido aparentemente ningún refuerzo de la seguridad.
Con todo el personal mecánico no local fue visto en la mañana del martes alrededor de la aeronave indentificada con el código ZM151. Esto apunta a que se está trabajando en su reparación, aunque es posible que tenga que realizar algún vuelo de prueba antes de decir definitivamente adiós a la pista xacobea.
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