Dos semanas sin rendirse en la busca de Óscar García Lema, desparecido en Teo
Desde el mismo día que desaparició,el 29 de abril, la familia y los vecinos de Óscar García Lema han salido a batir la zona próxima a su casa cerca de Cacheiras, Teo, a las afueras de Santiago. En las últimas jornadas, las docenas de voluntarios que se han sumado a la busca del empresario han permitido ampliar el área de rastreo, incluso a municipios lindantes, como Calo. Desgraciadamente, todo este esfuerzo ha sido infructuoso por ahora.
Con todo, la familia no pierde la esperanza de encontrarlo con vida. "Tenemos que seguir buscando a Óscar" declara su esposa Nuria Pereira Martínez-Bort en el último vídeo difundido por redes sociales. La perita compostelana ha agradecido la ayuda que está prestando la Policía Nacional y la Guardia Civil, así como sus vecinos. Incluso personas se han desplazado desde otros municipios más lejanos, como miembros de la Asociación Vecinal Parama de A Estrada o vecinos de Vedra, para colaborar. "Sois fundamentales para que Óscar vuelva a casa", indica.
Por ahora, no ha aparecido ninguna pista sobre el paradero de Óscar García Lema, un hombre alto, fornido y de pelo canoso. La Guardia Civil ha rastreado incluso en casas abandonadas, sin éxito. La Benemérita es la que organiza a diario los voluntarios. Los divide en grupos para rastrear determinadas zonas, que se van marcando metódicamente en los mapas.
Normalmente, hay dos batidas cada día. Una empieza a las 10:30 y otra a las 16:30. El punto de partida para coordinar la busca suele ser la Iglesia de Santa Eufemia de Oza, en Cacheiras. En los últimos días se ha incluido como punto para recoger voluntarios el local social de O Castiñeiriño, en Santiago.
En Compostela trabajaba Óscar, en la gerencia del Instituto Europeo Campus Stellae. Allí tenía una cita para comer aquel miércoles a la que nunca llegó. Su familia encontró todas sus pertenencias en casa, incluídas cartera, llaves e incluso el móvil.
Nada apunta, por lo tanto, a una desaparición voluntaria. Más allá de eso, nada se sabe, no hay ningún indicio. Una incertidumbre que dura ya quince días y que su familia capea esforzándose por encontrarlo cuánto antes, labor para la que piden ayuda.
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