(VÍDEOS) "¿Esta qué manifestación es?" Un 8M caótico en Santiago, con marchas paralelas y varios manifiestos

Las calles de Santiago de Compostela recuperaron la fuerza de años anteriores a la irrupción de la Covid-19, pero escenificando un clima de división dentro del movimiento feminista.

Dos manifestaciones distintas, lecturas de varios manifiestos en distintos puntos de la capital y confusión entre las asistentes fueron los aspectos de la jornada del 8M.

El 8 de marzo es una fecha de sororidad y unión, pero la cohesión, en este 2023, brilló por su ausencia en 

muchos lugares. Muchas de las personas participantes en la marcha del 8M en la capital gallega se fueron ayer a casa con un sabor de boca ligeramente amargo, porque, si bien es cierto que se recuperó parcialmente la normalidad de las protestas prepandemia -sin llegar a las movilizaciones de masas de años anteriores, algo que ya asumían las convocantes-, la realidad es que el 8M estuvo más marcado por la crispación y la diversidad de opiniones que por la voluntad de marcar un frente común.

Bien mirado, lo ocurrido ayer por la tarde en las calles de Santiago de Compostela parece responder un poco al tono que marcan los tiempos, con un Gobierno de coalición dividido en la reforma y aplicación de leyes como la del ‘Solo sí es sí’ y administraciones públicas, como la Xunta, que con algunos de sus actos parecen querer marcar cierta distancia con el movimiento feminista y con el Ministerio de Igualdad. 

DOS HORAS DISTINTAS, RETRASOS…

En el día de ayer había convocadas, al menos, dos manifestaciones. Ambas iban a partir de la Praza 8 de marzo, pero con horarios distintos: la primera a las 19 horas, con la Plataforma Feminista Galega y la Plataforma do Feminismo Radical de Galicia formando parte de la marcha; la segunda a las 20 horas, con la Marcha Mundial das Mulleres como una de las organizaciones impulsoras, de la que también formaron parte colectivos transfeministas. También sindicatos, fuerzas políticas y organizaciones estudiantiles formaron parte de las concentraciones, si bien tampoco de manera homogénea.
 

Sin embargo, parte de la ciudadanía acogió esa diversidad con cierta confusión, sin saber muy bien a qué marcha sumarse, cuál se ajustaba más a sus sensibilidades o con cuál no comulgaban con parte de su ideario. Además, el retraso a la hora de salir de la Praza 8 de marzo de las primeras convocantes hizo que algunos asistentes se mezclasen y bailasen entre las movilizaciones. 
 

VARIOS MANIFIESTOS Y CONFUSIÓN

Las marchas se desarrollaron por las calles de Compostela sin mayores incidentes, pero el momento de mayor confusión llegó en torno a las 21 horas, momento en el que se sucedieron las lecturas de los manifiestos. Los textos se leyeron en la Praza do Obradoiro, en Praterías, en O Toural, donde algunas participantes se quedaron a medio camino en Praza Galicia…entre medias, los asistentes se disgregaron buscando a sus compañeras y sin saber dónde era la lectura del manifiesto que congregase al mayor número de personas. 

“¿Está de aquí qué manifestación es?”, preguntaba una joven, sin saber si en Praterías -donde registró el menor seguimiento- estaban las denominadas “terfas” u era otro subgrupo de un movimiento feminista más plural que nunca. En paralelo, los grupos de apoyo al colectivo LGTBIQ marcharon por su parte hasta el Obradoiro y cantaron sus proclamas al término de la manifestación principal, mientras que otras organizaciones, desencantadas con el clima de división, optaron por reunirse en Cervantes y no dar su apoyo expreso a ninguno de los manifiestos como muestra de disconformidad. 

Al término, el Día Internacional de la Mujer concluyó con una asistencia notable pero diseminada y fragmentada, en la que, al menos, la lluvia sí respetó las movilizaciones casi en su totalidad, donde no faltaron los paraguas con lemas reivindicativos, las proclamas ácidas y las pancartas con el mismo y excelso nivel de imaginación y rabia de un colectivo que, un 8M más, volvió a gritar en favor de la igualdad y contra los abusos del sistema patriarcal, pero con cada uno de los grupos defendiendo su propia plaza.