Hay que ver cómo está el patio político, de lo más entretenido y todos con ganas de entrar en materia, aunque sea dialéctica. Puede que eso se deba al descanso del verano, las buenas comidas, las compañías y a las ganas de entrar de frente contra los adversarios. Pocos días de la vuelta al ruedo y ya están los políticos que se salen: de cualquier color político.
En este escenario de intereses políticos en los que unos dicen ser los mejores del mundo y otros se dedican a criticar todo lo que hacen sus opositores, es bueno hablar de optimistas, pesimistas y realistas. Decía el gran maestro Perich que “un optimista es el que cree que todo tiene arreglo. Un pesimista es el que piensa lo mismo, pero sabe que nadie va a intentarlo”. El realista, como plasmó con esta frase el escritor Douglas Adams: “Creo que no estoy dónde pretendía ir, pero he llegado al lugar donde necesitaba estar”. En esta frase queda reflejado lo que significa ser realista y tener los pies en la tierra, aunque esta se mueva.
En la política, como en vida en general, hay personas que reflejan las tres tipologías, aunque hay más de tres. Este desconcertante lunes se levantaba con noticias de todo tipo, para todas las opiniones. A media mañana, llegaba la sorpresa con el presidente del Gobierno y líder del PSOE , Pedro Sánchez, en la reunión de la interparlamentaria socialista, realizada en sede del Congreso, donde daba varios titulares para no dejar a nadie indiferente, porque es que además con ese moreno de verano canario que aún le dura, afirmaba con la seriedad del momento: “Voy a dejarme la piel para que la agenda de progreso siga avanzando”. Se le olvidó añadir “con permiso” de los socios a tiempo parcial, los partidos que tienen la llave de aprobar o no sus propuestas en el Congreso. Eso de los socios no tiene importancia, es un tema menor para Sánchez. Todos los asistentes al cónclave quedaron entusiasmados, En ese contexto de emoción colectiva del grupo de senadores y diputados, soltó que este martes 17, el gobierno aprobará el plan contra la “máquina del fango”, que tratará de combatir “la desinformación y los bulos”.
No es la primera vez que utiliza Sánchez eso de “la máquina del fango”. Ya lo hizo en su famosa carta fruto de sus cinco días de ausencia para reflexionar sobre su dimisión o no por “la campaña orquestada por la derecha, ultra derecha y medios de comunicación contra él y su mujer”. La utilizó también en varias entrevistas en los medios “amigos”. Era y sigue siendo su obsesión, porque las cosas personales le afectan mucho. Pero, ¿quién es el autor de la frase y que quiere decir? Es evidente que no es suya, sino de Umberto Eco, uno de los insignes semióticos, escritor y filósofo italiano. Eco recurrió al concepto en su famosos libro Número Cero para exponer “cómo es posible dañar la imagen pública de alguien emitiendo información, manipulada o no, mediante la opinión pública”. El semiótico afirmó que la “máquina del fango” trataba de deshumanizar y deslegitimar al adversario político a través de denuncias tan escandalosas como falsas". Se suele utilizar bastante en el ámbito político y también periodístico, Aunque el autor, en entrevistas posteriores, puntualizaba que no es aplicable a todos los medios, ni a todos los periodistas.
El presidente del Gobierno en esa reunión clave solo ha dado titulares, sin explicar el contenido del plan, que, en un principio, no parece que sea muy bueno y que ha puesto un tema peligroso sobre la mesa. Pedro Sánchez, el autócrata, lleva tiempo, desde que es presidente del Gobierno, intentando controlarlo todo, especialmente sectores “sensibles”. Esa posición y sus tics poco democráticos están generando división en la sociedad: indultos, amnistía, régimen económico especial para Catalunya, entrada en el accionario de grandes sectores, control de los medios mediante la publicidad que no distribuye en determinados medios, y ahora está “máquina del fango”.
A Pedro Sánchez al final se le va a conocer como el presidente de la división y no de la suma, un comportamiento que nada tiene que ver con la trayectoria de más de cien años del PSOE y que, aunque no se lo crea, va ha hacer mucho daño a su partido, pese a los plañideros que tiene a su lado y a sus otros compañeros con cargos que por miedo no abren la boca. Como decía Antonio Gala: “No soy pesimista. Soy un optimista bien informado”. Rectificar es de gente inteligente, humilde y reflexiva. No se deje la piel, presidente, deje esa manía persecutoria contra los medios. Hay leyes para acudir a ellas cuando algún medio o periodista se pasa de listo, que los hay.
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