Este miércoles se cumplieron 10 años del reinado de Felipe VI, que no han sido un camino de rosas, sino lleno de minas. Con el lema “servicio, compromiso y deber”, que quiere reafirmar el cambio que se ha producido a lo largo de estos años tan intensos. Un aprendizaje rápido, y que ha sabido aprobar con una nota alta.
El Rey Felipe llegó a su reinado tras la abdicación de su padre, Juan Carlos I, después de toda una serie de actuaciones que todos conocen bien. Eso significó que, pese a los logros conseguidos, que fueron unos cuantos, que ayudó de manera muy importante a la consolidación de la democracia en España, la imagen de la monarquía quedó muy tocada. Así que, en un movimiento rápido con algunos actores importantes en la sombra, Juan Carlos I decidió dejar paso a su hijo y se marchó de España, a Abu Dabi, donde continúa viviendo. Aunque en los últimos dos años ha podido venir de visita a su país, con estancias cortas, especialmente en Galicia y siempre alejado de Madrid.
Los 3 primeros años del Rey estuvieron marcados por dos cosas. En primer lugar, acallar las voces contra el Rey Juan Carlos I, su padre, con medidas muy duras que le alejaron no solo del reino, sino personalmente. Felipe es una persona muy preparada, educada para el cargo y diferente a su padre. Con la cruz a cuestas del caso Juan Carlos, ha tenido que ir demostrando que está preparado para el cargo. y que la transparencia ha ido calando en la Casa Real. El independentismo catalán siempre lo ha tenido en el punto de mira. No obstante, él ha seguido visitando Catalunya con cierta regularidad, sin temor a cualquier acción de incontrolados a las que en más de una ocasión ha tenido que sufrir
Pero el punto culminante del reinado de Felipe VI tuvo lugar 48 horas después del referéndum ilegal del 1 de octubre. Fue en ese momento, y dado el cariz que estaba tomando el asunto, que el Rey, como jefe de Estado, se vio obligado a comparecer y pronunció un discurso de marcado carácter político, el de mayor impacto, con el objetivo de frenar el procés. Unas palabras que mientras tranquilizaban a buena parte de la ciudadanía, a los independentistas les sentaron como un tiro en el pie y siempre que pueden aprovechan la ocasión para reprochárselas.
El Rey Felipe no lo está teniendo fácil en su reinado. El tema Catalunya, los problemas provocados en el Parlament, y en el gobierno de la Generalitat - con la aplicación del 155 - los graves disturbios, los políticos encarcelados y después indultados, hasta llegar a la aprobación de la Ley de Amnistía, han estado siempre entre las preocupaciones del Rey. La última, hace pocas fechas, el 3 de junio, Felipe VI sancionaba la ley, es decir, la firmaba cumpliendo de esta manera su función constitucional, que siempre ha tenido en cuenta: la constitución como guía de la democracia.
Una parte de los partidos que dan soporte al gobierno de Pedro Sánchez se han pronunciado en contra de la Monarquía. Algunos dicen que no tienen nada que celebrar, otros han puesto a caldo al Rey. Una de las más destacadas ha sido la diputada de ERC, Teresa Jordá, quien ha arremetido contra él afirmando que es heredero de Franco y ha terminando diciendo “¡fuera los borbones!”. La diputada de Junts, Miriam Nogueras, acusaba al gobierno de mantener a la monarquía corrupta. Unas declaraciones que para ellas pueden significar algo, pero no precisamente la coherencia y denuncia de la corrupción la practique quien la practique. A ninguna de las dos y otros políticos de partidos independentistas se les ha escuchado condenar la corrupción de la familia Pujol, quien por cierto aun la ciudadanía espera que se lleven a cabo los juicios pendientes ¿Estarán esperando a que se muera el presidente Pujol, o quizás no lleguen nunca?
Parece que los políticos corruptos catalanes, como son de “casa”, no hay que molestarlos, Callan, miran para otro lado, pero cuando eso sucede fuera de Catalunya, hay que resaltarlo. Hablan siempre de los hijos políticos del franquismo, como algo de los de fuera ¿Pero cuántos políticos de izquierdas o independentistas han tenido a padres, abuelos, u otros familiares, que han sido fieles seguidores del franquismo? Seguro que hay más de los que se conocen.
Ser hijo o pariente de algún franquista, no significa que ellos adopten también la misma ideología. Por eso el respeto a las personas y a las instituciones es muy importante para mantener algo tan importante como la estabilidad de la democracia, Por ello el respeto a la Monarquía parlamentaria es importante que se mantenga, porque en su día fue votada por la mayoría de los españoles. Discrepancias si, insultos y falta de respeto, no.
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