¿Que credibilidad tienen una promesa electoral?

Ya se sabe que en campaña electoral los políticos suelen hacer todo tipo de promesas que, una vez concluida la misma, resulta que no se cumplen. De lo dicho hay ejemplos en todas las elecciones. Decía Nikita Jrushchov que “los políticos son iguales siempre, prometen construir un puente incluso donde no hay río”. No exageraba el exlíder comunista de la antigua Unión Soviética. 

Estos días posteriores a las elecciones del 28-M están siendo movidos para conseguir gobernar en algunos ayuntamientos y comunidades autónomas, dado que los partidos que han conseguido más concejales no llegan a la mayoría para gobernar. Se hace necesario pactar con algunas fuerzas políticas. Hasta aquí parece lógico -las matemáticas mandan-, la pregunta viene cuando los candidatos han prometido que no pactarán con tal o cual partido. ¿Qué harán ahora con esa promesa?

En Barcelona, hay otros lugares de Catalunya y España, que tales afirmaciones siguen vivas en la memoria de la gente, no han pasado tantos días para olvidarlas. El ejemplo lo tenemos en la capital catalana donde todos los candidatos proclamaban por activa y por pasiva que no llegarían a acuerdos con Ada Colau. Todos la han puesto a caldo: desde Trías, pasando por Maragall, Alejandro Fernández y hasta el mismísimo Collboni, que incluso ha llegado a decir que se marcharía si no era alcalde.

Pues bien, después de los resultados, en los que la primera fuerza ha sido Junts, seguida de socialistas, Comunes, PP y Vox , ahora resulta que los que afirmaban que no pactarían con la todavía alcaldesa -a excepción de Trías-, han olvidado sus palabras. Colau se ha llevado un batacazo, aunque no lo reconozca, y reclama un día sí y otro también la formación “de una mayoría progresista fuerte y estable” de izquierdas, es decir, Comunes, PSC, y ERC - ¿Liderada por ella? -. De momento la cosa está complicada. Trías puede gobernar en solitario hasta después de las elecciones generales, a partir del 23-J las cosas cambiarían. ERC está dispuesta – por eso de no abandonar su independentismo-  a apoyar a Trías y formar parte de su gobierno. Los socialistas por su parte  quieren la alcaldía ¿Colau también? Los republicanos de momento, se niegan a darle sus votos a los socialistas. Mientras los populares se inclinan por la abstención y Vox en contra de todos 

Con este panorama, hay una cosa que queda clara: la promesa de no pactar con Colau en algunos casos no se va a cumplir y queda manifiesto lo poco que vale una promesa. Se suele decir que no hay mayor fraude que una promesa incumplida.

Colau, en estos momentos, es un obstáculo para llegar a pactos. Debería marcharse para facilitar un acuerdo ¿Lo hará? Esa es la pregunta que solo ella conoce. De todas maneras, tenemos dudas de que lo haga, no es su estilo.

Como hay más instituciones en juego los pactos van a llegar, aunque igual no gustan. ERC no quiere que la tachen de traidora con el independentismo, Junts, hasta que no pasen las elecciones generales, están jugando al despiste. Conocen a los de Puigdemont y aun no se han curado de la herida que les produjo la marcha del gobierno de Junts, las acusaciones vertidas contra ellos y no dar apoyo a los presupuestos. Claro que la política no es como las matemáticas que dos y dos son cuatro. En política puede ser cinco o tres, dependen de cómo importe cuadrar las cuentas. Hay demasiados intereses en juego como para decir que están haciendo una cosa y la realidad es otra bien distinta. No se quien dijo que “es curioso cómo la mayoría de la gente se convierte en quien prometió que nunca sería”. Es la “grandeza” del teatro de la política. La gente se pregunta: ¿Qué credibilidad tiene una promesa electoral?