#Claves de la semana

La huella del oso en Galicia, una historia para recuperar

La presencia del oso en tierras gallegas es inmemorial. Ha dejado muestra de ello en la toponimia y en manifestaciones culturales y sociales como son las fiestas de carnaval. Su presencia en los últimos años ha pasado de languidecer en determinados puntos de O Courel y Ancares a irse extendiendo hacia zonas más interiores de Galicia. Nada nuevo, el oso vuelve a lugares donde ya había dejado su huella siglos atrás


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Oso pardo
Oso pardo


 

En enero de 2023 y gracias a un estudio realizado entre las comunidades de Galicia, Castilla y León, Asturias y Cantabria, se calculaba que el número total de osos en la Cordillera Cantábrica superaría los tres centenares. En tierras gallegas su presencia superaría la decena, aunque se sospecha que el número podría ser más elevado. En tal caso, voces expertas señalan que actualmente se estaría abriendo paso en el Macizo de Ourense, tal y como mostraban imágenes grabadas en 2020. El animal que aparecía en ellas era un macho y posiblemente se trate de una “avanzadilla” tras la que pueden llegar más ejemplares, incluyendo hembras. Esto último sería un paso definitivo, pues los machos suelen dispersarse más mientras las hembras suelen permanecer en los lugares de nacimiento de las crías. Sea como fuere, el oso en Galicia ha tenido y tiene una huella permanente en la cultura.


UN ANIMAL MUY  'CARNAVALERO'
 

El carnaval, o 'entroido', es un reservorio de tradiciones que se pierden en el tiempo. Algunas han pervivido hasta el día de hoy para demostrarnos que en ciertos momentos de la historia lo que ahora parece anecdótico ahora se sabe que fue real. Esto es lo que sucede en la parroquia de Salcedo en el Concello de A Pobra de Brollón (Terras de Lemos). 
 

 

 

 

 

Es lunes de 'entroido', los vecinos y visitantes están alerta, esperan a que alguien grite y dé la alarma: “¡que viene, que viene!”. La gente se hecha a correr porque el que viene es el Oso de Salcedo, una figura con máscara puntiaguda, vestida de pieles negras y que recorrerá las calles de la aldea para embarrar con ceniza sacada de las 'lareiras' y que ahora se convierte, mezclada con agua, en el “barro” con el que el Oso va marcando a los y las curiosas que se han acercado al lugar para verlo y escapar. 

 

Los estudiosos consideran este espectáculo una señal para anunciar la proximidad de la primavera. El oso abandona la cueva donde ha estado hibernando y, mostrando su regocijo ante el buen tiempo, sale afuera para manchar a los “desafortunados” que se cruce por su camino. 
 

El Oso puede hacer lo que le plazca, estamos en 'entroido', la época del año en que vecinos y vecinas se dedican a saltarse todas las normas de comportamiento hasta la llegada de la Cuaresma. La tradición del Oso de Salcedo es antiquísima y posiblemente haga referencia a los tiempos en que humanos y osos se cruzaban en los caminos. Sus orígenes por lo tanto, pueden ser ritos precristianos para pedir abundancia y buenas cosechas.

 

 

 


 

Otro oso “carnavalero” es el de Sande, en el Concello de Cartelle. Al igual que el de Salcedo, sale de su hibernación y se introduce en los lugares poblados. La tradición apunta que el oso debe ser capturado y encerrado. El animal simboliza la llegada de la primavera, un augurio para las buenas cosechas y la fertilidad.
 

El Oso de Sande sale a buscar comida en las bodegas de Mogos, un robledal con antiguas bodegas. Los vecinos salen a capturarlo para proceder a encerrarlo, posteriormente es atado con cadenas para recorrer las calles de Sande custodiado por las 'bonitas', también personajes del 'entroido' de Sande.
 

Ante estas dos manifestaciones culturales la idea es que la aparición del oso en época del carnaval pude ser una pista sobre antiguas celebraciones para festejar la llegada de la primavera. El hecho de que en un lugar se quiera escapar de él y en otro se le capture para luego “pasearlo” por las calles del pueblo, muestran la mala prensa del mamífero entre los habitantes del rural.

 

 


 

A día de hoy la Fundación Oso Pardo señala que la visión social sobre el oso ha mejorado, aunque apicultores y ganaderos hablan de daños. Algo que también sucedía cuando el animal tenía presencia abundante en nuestras tierras, porque una de las huellas más relevantes en el rural, sobre todo en la montaña, son las 'alvarizas' o apiarios, muros que rodeaban las colmenas para protegerlas del oso. Todo es cuestión de volver a aprender a convivir con él.

 

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