Avistamientos de tiburones: ni mortales ni peligrosos, pero cada vez más frecuentes en las costas gallegas
El número de avistamientos de especies como la tintorera o el melgacho son cada vez más y más habituales cerca de la orilla. No obstante, los expertos inciden en que no deben despertar temor alguno ni alarma social, si bien admiten estar desconcertados por que estos episodios sean cada vez más comunes.
A Illa de Arousa recibe durante el verano miles y miles y miles de visitantes procedentes de los lugares más recónditos de la geografía nacional e internacional. A las tranquilas aguas de la ría de Arousa llegan los turistas con ganas de descansar y chapotear despreocupados en el agua. Sin embargo, alguno puede llevarse un susto si, de repente, lo que divisa a su lado es una aleta dorsal rompiendo la superficie del agua, dirigida como una vela hacia su dirección. No, no es la película de Spielberg ni está cerca tan siquiera, pero es una realidad que cada vez son más los escualos que se acercan a las costas gallegas, quién sabe si atraídos por las apacibles temperaturas del agua, y acaban siendo filmados por los veraneantes, que ven interrumpido su día de playa por un tiburón.
Son muchas las variedades de tiburón que podemos encontrar en aguas gallegas. Están el tiburón azul, como el que se vio hace unos diez días en A Illa, también llamado quenlla o tintorera, el melgacho o pintarroja, una especie de tiburón gato, el alitán o patarroxa, el cazón, o el marrajo azul, también conocido como marraxo o tiburón mako, el más grande de los citados y, sin duda, el más esquivo, ya que su presencias es muy poco frecuente en nuestro litoral. A su vez, muchos de los enumerados son muy apreciados en el mundo de la gastronomía por su carne.
Por lo general, los ejemplares más grandes que podemos encontrar cerca de la costa en España pueden medir poco más de 2 metros, lejos de los 4 metros que puede alcanzar el citado tiburón mako, que también puede rondar los 800 kilos de peso. El más grande en este sentido puede ser el cañabota gris o tiburón de peinetas, que puede alcanzar los 6 metros y pesar una tonelada, aunque empequeñece ante el colosal tiburón peregrino, de 10 metros y cuatro toneladas.
Son, en cualquier caso, excepcionales sus avistamientos en Galicia y podemos estar tranquilos, porque nunca estarán tan cerca de la orilla, donde solo acceden los ejemplares jóvenes, aquellos de menos de un metro de largo. Eso sí, en alta mar, los navegantes pueden encontrarse de julio a septiembre con casi cualquier cosa, por lo que hay que extremar las precauciones.
¿POR QUÉ SE VEN MÁS TIBURONES?
No hay una explicación certera de por qué se están dando cada vez más avistamientos de este tipo, algo que desconcierta a los expertos, pero un factor a tener en cuenta es la propia temperatura del agua, que puede ser propicia para que algunos bancos de peces se muevan por la ría, lo que deriva a su vez en la presencia de depredadores que aprovechan esta situación ideal para alimentarse.
Lo explicaba así el pescador y divulgador Rogelio Santos Queiruga: "Llevamos una temporada muy larga con altas temperaturas en Galicia y también en el agua del mar. Es algo que indicaban acertadamente las mediciones científicas, y que también los marineros, yo incluido, percibíamos simplemente al tacto. Otro problema, entre los muchos que afectan al mar a razón del aumento de temperaturas global: como en Perú y en Chile, los vientos del nordeste, de tierra hacia al mar, provocan también aquí las surgencias, es decir, desplazan el agua más caliente de la superficie para el fondo, y hacen emerger las profundas, más ricas en nutrientes, que hacen que haya alimento para alevines, filtradores, algas, pequeñas criaturas marinas que sirven de alimento a otras a través del aumento del plancton, y enriquecen a toda la cadena alimenticia, a nosotros incluidos, y hacen productivo el mar".
Una explicación que circulaba en redes, y ya desmontada por los expertos, es que había aumentado la población de estos animales en los últimos años al prohibirse su pesca en algunos casos. La esquilmación de nuestros mares, la contaminación de las aguas y el cambio climático tienen un efecto adverso sobre estos depredadores cuyos ancestros más próximos datan del jurásico, lo que nos puede dar una idea de los millones de años de evolución que han superado y del valor de su presencia en nuestros océanos.
ESTO HAY QUE HACER EN PRESENCIA DE UN TIBURÓN
En este escenario, es más sencillo entender la presencia de especies como el tiburón azul y el aumento de avistamientos, que desde el CEMMA estiman que irán a más con el paso de los días. En nuestra comunidad, cuanto más al sur, más posibilidades hay de ver un ejemplar. Las de Pontevedra, Aldán y Vigo suelen ser las más frecuentadas por estas especies, con decenas de avistamientos que no pasan de lo anecdótico.
No obstante, desde la ONG hacen un llamamiento a la calma, e insisten a los bañistas que, en cualquier caso, se trata de avistamientos puntuales y que no deben entrañar peligro alguno. En todo caso, entre las recomendaciones que lanzan están la de no dar nunca la espalda al tiburón, mantener la calma en la medida de lo posible, evitando los movimientos bruscos, y mantener un distancia segura con el animal.
Al tiempo, también inciden en la importancia de mantener el contacto visual directo con el animal y salir del agua lo antes posible, siempre de manera segura.
Por otra banda, en cuanto a los varamientos, desde el CEMMA indican que hay que tratar de devolverlo al agua, siempre "con cuidado" y "ayudándonos por ejemplo de una toalla", no agarrándolo por la cola, para evitar que se revuelvan y puedan mordernos. Insistimos: nuestra vida no corre peligro si nos comportamos y no vamos a necesitar un barco más grande, como pedía Roy Scheider, pero al menos nos llevaremos una buena historia que contar en el chiringuito.
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