Fallece Carmen Filgueiras con casi 100 años, un símbolo de la lucha antifranquista en Galicia
El pasado 29 de diciembre, a pocos meses de cumplir 100 años, fue enterrada en Mugardos Carmen Filgueiras Vázquez. Según informa el autor Antonio Blanco Carballo, su funeral reunió a numerosas personas que quisieron rendirle homenaje en el cementerio de su localidad natal, O Baño (Mugardos) reconociendo su valentía y compromiso con los ideales republicanos.
Nacida el 28 de abril de 1925, Carmen pronto se enfrentó a un destino marcado por la convulsión política. Desde muy joven, el golpe de Estado de 1936 y la posterior Guerra Civil condicionaron su existencia. Comprometida con los valores republicanos, se implicó activamente en la defensa de estos, apoyando a la guerrilla antifranquista, lo que le valió persecuciones, detenciones y una vida constantemente en el punto de mira de la dictadura.
Carmen contrajo matrimonio con Juan Vázquez Loureda, conocido como Juan Anido, un mecánico y militante comunista. En 1949, la pareja tomó una decisión trascendental: apoyar a la guerrilla. Tras una visita de guerrilleros armados a su casa, decidieron convertirse en una base de apoyo para el movimiento. Su hogar se convirtió en un refugio donde los combatientes encontraban alimentos, descanso y protección.
Éramos luchadores, sabíamos por qué estábamos luchando, por una democracia que logramos, y todo requiere un sacrificio
La pareja llegó a construir una cueva en su propiedad para esconder a los guerrilleros, quienes también usaban el espacio para imprimir propaganda que luego distribuían en Ferrol. A pesar de los constantes registros de la Guardia Civil, el escondite nunca fue descubierto, recuerda Blanco Carballo, autor de Biografías Obreiras de Ferrol II.
El precio de la resistencia: cárcel y separación
La captura y tortura de un guerrillero llamado Ferreirín desembocó en la caída de gran parte de la red de apoyo, incluida Carmen y su marido. Mientras Juan fue condenado a 13 años de prisión en Burgos, Carmen pasó varios meses encarcelada en Ferrol y A Coruña. Su hija quedó al cuidado de una hermana de Carmen. A pesar de las dificultades, la comunidad de Mugardos recibió a Carmen con los brazos abiertos tras su liberación.
En una entrevista, Carmen reflexionaba sobre su vida y la represión que soportó ella y su familia. “Tal vez por eso se arrepintió un poco, pero no por nada más; porque éramos luchadores, sabíamos por qué estábamos luchando, por una democracia que logramos, y todo requiere un sacrificio en la vida".
La presencia de los astilleros de la Empresa Nacional Bazán (actual Navantia) y la importancia militar del puerto convirtieron a Ferrol en un objetivo prioritario para el régimen. Esto llevó a una represión especialmente dura contra los trabajadores y militantes políticos de izquierdas. En pueblos como Mugardos, que tenía una población más pequeña, las redes vecinales jugaron un papel importante en proteger y ayudar a los perseguidos por el régimen. Las mujeres desempeñaron un papel crucial como mensajeras, portadoras de suministros y, en algunos casos como el de Carmen, como militantes activas.
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