Los "chalecos amarillos" de AFESTEL demandan ante Stellantis Figueruelas una solución por los motores Puretech
Se inicia de este modo un proceso judicial con 112 demandas de conciliación, que debería llevar a la multinacional francesa a indemnizar a esas víctimas con una indemnización total de un millón ciento cincuenta mil euros
Los representantes de las víctimas por los motores fallidos de Stellantis han presentado las primeras demandas contra la fábrica ante los juzgados de la ciudad de Vigo, donde la empresa tiene su sede central. Se inicia de este modo un proceso judicial con 112 demandas de conciliación, que debería llevar a la multinacional francesa a indemnizar a esas víctimas con una indemnización total de un millón ciento cincuenta mil euros.
Con este paso se abre la vía judicial, pero AFESTEL mantiene su calendario de movilización en las principales ciudades del país. Este sábado, los afectados fueron convocados para reunirse en Zaragoza este sábado realizar una marcha lenta hasta la sede de Stellantis en esta ciudad, mientras que el 21 tendrá lugar la de Madrid.
Los organizadores han realizado una convocatoria a sus afiliados de toda España que se concentrarán a las 10:30 horas ante la fábrica de Stellantis en Figueruelas, Zaragoza, para iniciar desde allí una marcha lenta hasta el concesionario de Stellantis And You en la avenida Manuel Rodríguez Ayuso 172 (Carretera de Madrid).
El encuentro tuvo una más que significativa acogida de "chalecos amarillos" para demandar una solución a la casa automobilística, que ha dejado un reguero de afectados por los conocidos por los usuarios como "motores Pudretech", estimando el número de damnificados en Europa en más de 4 millones.
Una de estas familias es la de Cristina, compró su Citroën nuevo en el 2016, en 2023 tuvo que cambiar los inyectores, la bomba de agua, la correa y le hicieron una refrigeración: “el taller (oficial) no me decía nada, se hacían los locos y me culpaban de tener un motor que consumía demasiado aceite, y me dijeron que tenía que acostumbrarme a llevar una garrafa de aceite en el coche”.
Como muchos afectados, pueden pasar años hasta que descubren que el fallo no es producto de la mala suerte, sino de una deficiencia de un tipo de motor: el Puretech. Cristina descubrió Afestel y con las pruebas de que su coche era un caso típico de motor fallido de Stellantis volvió al taller. “Me reconocieron el fallo y me dijeron que hablara con atención al cliente, les mandé todas las facturas de las reparaciones. Después de semanas me ofrecieron un cambio de motor con un 80% de descuento sobre el motor y un 20% sobre la mano de obra, el resto lo tenía que pagar yo: más de 3.000 euros que se sumaban a lo ya gastado. No pagué y tengo el coche muerto”.
Al igual que muchos otros usuarios, Cristina es víctima de otra derivada del caso, la disputa entre Stellantis y los talleres mecánicos que se pasan unos a otros el problema dejando al usuario en una situación de indefensión: “Hago 80 km diarios para ir al trabajo, no puedo estar sin coche, he tenido que comprarme uno de segunda mano”
El caso de Cristina demuestra, como muchos otros en el conjunto de España, que el anuncio de Stellantis de ampliar la garantía de estos motores a 10 años no es más que un globo sonda. Ahora su expediente forma parte de esas 112 primeras demandas presentadas ante los juzgados de Vigo, comienza así la espera a una resolución judicial.
Los motores del fiasco: Puretech
Recordemos que se trata de una anomalía de fabricación de este tipo de motores utilizados en marcas como Opel, Peugeot, Citroën, DS, Jeep y Toyota, que consiste en una degradación paulatina de la correa de distribución, lo que provoca un elevado consumo de aceite, mal funcionamiento de la bomba de vacío y otros graves fallos que derivan en una prematura degradación del motor. Todo ello supone para los propietarios costosas reparaciones, ya que los concesionarios no atienden las reclamaciones amparándose en que los plazos de garantía han vencido o en que las reparaciones no se han llevado a cabo en el propio concesionario de la marca.
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