Aquí no hay quién viva: los altos precios y alquileres de la vivienda en Galicia

La vivienda está por las nubes, sea para comprar o para alquilar, y esto afecta a familias enteras que se ven obligadas muchas veces a abandonar determinadas áreas de las ciudades donde viven. La solución más factible es trasladarse a las periferias con lo que su calidad de vida en cuanto a tiempo de descanso y otras cuestiones se ve mermada. Y es que según la ciudad dónde se viva, los precios son prohibitivos para la mayoría. Un estudio realizado por el comparador Sin Comisiones ha establecido un ranking de las ciudades gallegas con los precios más accesibles y los menos. 

EL PROBLEMA DE LOS PRECIOS 

Gabriel Rodríguez y su colega Miguel Otero han realizado un estudio sobre la accesibilidad mediante compra o alquiler de una vivienda en las diferentes ciudades gallegas. “Realmente buscábamos denunciar la mala situación de la vivienda en toda Europa mediante viviendas vacacionales o la explotación de esas viviendas con formas poco lícitas”. Actualmente, las parejas jóvenes lo tienen complicado y por ello muchas se hipotecan. Por otro lado, los jóvenes que viven solos lo tienen más complicado debido a los bajos salarios con los que deben hacer frente, por lo menos, a los alquileres.

“Existe un grave problema de acceso a una vivienda digna en Galicia con los actuales salarios, y por vivienda digna hablamos de 80 metros cuadrados” dice Gabriel Rodríguez. Y es que ciudades como A Coruña, Santiago, Pontevedra y Vigo se han vuelto imposibles para vivir y todo motivado por la especulación alrededor del alquiler turístico. “En A Coruña, por un piso cerca de la playa de septiembre a mayo puedes alquilarlo a partir de 600 euros, pero de junio a agosto en dos semanas puedes sacarle tres o cuatro veces más”.

Según los datos manejados por Sin Comisiones, A Coruña es la ciudad gallega más cara en cuanto al mercado de vivienda. El metro cuadrado supera los 2.600 euros en contraste con los 950 de Ferrol. Una vivienda de 80 metros cuadrados puede rondar los 212.000 euros en la ciudad herculina y en Ferrol en 76.000 euros. La segunda ciudad más cara es Santiago de Compostela con viviendas a 195.000 euros y la tercera urbe es Vigo con casi 190.000. “Nos sorprendió Lugo que en muy poco tiempo ha ido escalando en precios superando los 100.000 euros por vivenda” dice Rodríguez.

¿QUÉ SOLUCIONES PUEDE HABER?

“La gente tiene miedo, sobre todo los constructores, algo comprensible después de la crisis de 2008” declaran de Sin Comisiones. Se construye poco, las promociones son pequeñas y esto también afecta a la vivienda de promoción pública. Por otro lado, los bancos son propietarios de “numerosas viviendas” que ahora mismo están vacías y no sacan a la venta o no consiguen vender.

Esto último se puede explicar por la subida de los tipos de interés lo que influye en la bajada del número de hipotecas solicitadas. En caso de pedir una hipoteca lo habitual es a 30 años ya que tanto los ahorros para la entrada como los salarios para pagar las mensualidades no son suficientes. 

En el caso de buscar soluciones una de ellas sería obligar a los bancos o a los fondos de inversión propietarios de “cientos o miles” de viviendas vacías, ponerlas en el mercado. Pero la cuestión es que no es tan fácil porque para ello sería necesario la creación de un marco jurídico apropiado que obligase a vender a partir de un determinado número de viviendas en propiedad. 
 

Otra solución es buscar oportunidades fuera del espacio urbano, cada vez más caro, sobre todo en áreas como son los cascos históricos ahora mismo objeto de gentrificación. Irse a vivir a los extrarradios, a las áreas suburbanas o incluso a otros ayuntamientos con precios más asequibles, puede ser una salida, pero a cambio la calidad de vida de las personas se resiente. Menos tiempo en casa, más tiempo de ida y vuelta del trabajo, precios de los combustibles y transporte público son elementos que restarían tiempo libre a la gente. 

En tal caso, las movilizaciones sociales parecen estar mostrando con relativa fuerza el malestar por todo lo que sucede con la vivienda. De todas formas, la necesidad de cambios legislativos y políticas garantistas con la vivienda parecen ser los métodos más efectivos en caso de abrir viviendas vacías para la mayoría.