"Puedo fabricar un éxito, cuando quiero y cuando se dan los requisitos necesarios, y siempre se dan, decía, y puedo fabricar igualmente un fracaso total, cuando se dan los requisitos necesarios y siempre se dan: si soy el primero en gritar bravo o el primero en silbar", decía el político y escritor austriaco, Thomas Bernhard.
"Soy el principal responsable de este proceso, pero no el único, hasta el 10 de enero de 2016", ha dicho Artur Mas, en Madrid, en el transcurso de una mesa redonda. Con esta afirmación, no tan sorprendente, el ex presidente y principal impulsor del proceso, su hoja de ruta y todo lo que ha venido después, se desmarca del mismo, ahora que vienen las cosas mal dadas. Sin decirlo, apunta a Puigdemont, Junqueras y la compañía de insensatos que han seguido en ese carril que él construyó y que solo ha llevado a la fractura, social, económica, política y al desprestigio de las instituciones y sus representantes.
Toda una lección de cómo alguien puede liar una tangana y luego salir diciendo que el no es el responsable y pretender irse de rositas.
Dicen que el hombre mueve el mundo, igual que la vanidad. Ahora bien, la soberbia y la arrogancia mueven el mundo a través de la manipulación y el beneficio propio. Soberbia y arrogancia es lo que le ha sobrado a Artur Mas y le ha faltado sensatez, humildad, sentido de la responsabilidad, y tener los pies en el suelo, y no en un sueño donde ejercia de capitán para conducir el barco a su "Ítaca particular", en una travesía que se las prometía con aguas mansas, pero el mar, como elemento de la naturaleza es incontrolable.
Ahora que las cosas se ponen feas, que no se ha producido ese reconocimiento y defensa de su "proyecto", es la hora de aplicar aquello, "una retirada a tiempo, puede ser una victoria".
Lo indignante del tema es que en esta batalla que se está librando, hay demasiados damnificados, heridos en sus sentimientos, con un larguisimo periodo de tiempo que va a llevar curar las heridas. La gente se sigue preguntado ¿y ahora qué?, ¿cómo arreglamos el tema?, ¿quién debe responabilizarse de este desaguisado?. Una muy buena pregunta que no va a responder Don Arturo, el solo pasaba por allí.
"Hay que invertir primero en educación, segundo en educación y tercero en eduación. Un pueblo educado tiene las mejores opciones en la vida y es muy difícil que lo engañen los corruptos y mentirosos". Así lo definía José Mújica, el expresidente de Uruguay , un político atípico por su honestidad, dedicación y austeridad, principios que nunca abandonó en su etapa de mandatario.
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