Galicia está experimentando un auge en la práctica del rafting, con un aumento del 20% en los últimos cinco años, según datos recientes. Este crecimiento se ha observado especialmente entre marzo y octubre, con un notable incremento en noviembre. Además, la participación femenina ha alcanzado cifras históricas, representando casi la mitad de los practicantes de esta actividad.
Las lluvias, aliadas del rafting gallego
El otoño e invierno se han convertido en las estaciones predilectas para los amantes del rafting en Galicia. La temporada de lluvias incrementa el caudal de los ríos Ulla, Miño y Deza, creando condiciones ideales para los descensos. Amelia García, secretaria de la Asociación Gallega de Empresas de Turismo Activo y de Naturaleza (AGETAN), destaca que esta época ofrece no solo mayores dosis de emoción sino también paisajes sin las multitudes del verano: “Es un contacto único con la naturaleza en su estado más puro y dinámico”.
Una actividad en auge entre grupos y empresas
El rafting no solo atrae a aventureros individuales, sino que se ha convertido en una opción favorita para disfrutar en familia, pareja o con amigos, representando estos últimos el 65% de los participantes. También es una herramienta popular entre las empresas, que ven en esta actividad una forma efectiva de fomentar el trabajo en equipo y la comunicación en un entorno dinámico y divertido.
Galicia cuenta con rutas emblemáticas que se adaptan a distintos niveles de experiencia. Entre los principales destinos destacan:
- Río Ulla (A Coruña y Pontevedra): Ideal para principiantes, este recorrido ofrece rápidos controlados en un entorno de bosques autóctonos y fauna local.
- Río Miño (Ourense): El río más largo de Galicia combina tramos seguros con paisajes como los viñedos de la Ribeira Sacra, proporcionando una experiencia que mezcla naturaleza, historia y emoción.
- Río Deza (Pontevedra): Con rápidos más intensos, es perfecto para expertos que buscan un desafío en un entorno montañoso de gran belleza.
- Río Tambre (A Coruña): Este río es ideal para principiantes o familias, con aguas tranquilas y paisajes rurales como el Molino de Ponte Maceira, un enclave cargado de historia.
Más allá de la adrenalina, el rafting en Galicia permite una conexión directa con la naturaleza. García subraya que rutas como las del río Ulla ofrecen la posibilidad de avistar aves autóctonas y explorar los bosques ribereños. Además, en el Miño, los participantes pueden combinar la actividad con la interpretación de flora y fauna, haciendo de esta experiencia una opción educativa y recreativa.