El Estado Islámico reivindicó el ataque horas después del suceso, cuando una furgoneta sembró el pánico en la zona peatonal, atropellando y disparando a decenas de transeúntes. Previamente, una explosión de gas en Ripoll, donde se reunía la célula terrorista y almacenaba decenas de bombonas, acabó con la vida de varios miembros y precipitó el atentado.
Condecoraciones para los militares con base en Pontevedra que frustraron el avance dos dos camionetas cargadas con una tonelada de explosivos contra una base.
El 'hackeo', ya restablecido, ha ocasionado sólo "quebraderos de cabeza y horas dedicadas a solucionar el problema".