La heroína, una droga de fondo frente a las veloces cocaína y marihuana
Las décadas de los 70, 80 y 90 vieron como surgía un consumo desmesurado de la heroína entre colectivos jóvenes, sobre todo provenientes de extractos humildes, familias desestructuradas y de lugares donde el paro golpeaba muy fuerte. Esta droga no ha dejado de estar presente aunque a día de hoy las sustancias más consumidas son la cocaína y la marihuana (incluida su versión en hachís). En el caso de la marihuana el inicio del consumo de la misma ha descendido a edades comprendidas entre los 13 y 14 años
La imagen de la persona adicta a la heroína era la de alguien procedente de estamentos sociales deprimidos económica y socialmente durante los 70, 80 y 90. Con el paso del tiempo se asoció su consumo al contagio de VIH y hepatitis C. A mediados de los 90 se hablaba de un descenso de personas adictas y su consumo llegó a descender a principios del siglo XXI. A pesar de ello, antes de la pandemia de COVID-19, hubo voces advirtiendo del repunte o “vuelta” de esta droga ahora afectando de manera más transversal a la sociedad, esto es, la adicción estaba afectando a todos los estamentos sociales por igual, no solo a las zonas deprimidas económicamente. La pregunta que surge es si esta transversalidad se está traduciendo en un aumento del consumo de heroína al igual que sucede con elementos como la cocaína y el hachís.
¿VOLVEMOS A LOS “PICOS”?
El “pico” de heroína era la inyección de esta droga en el cuerpo a través del torrente sanguíneo. Esta práctica dejaba señales muy evidentes en el cuerpo de los y las adictas. Más tarde se pasó a la inhalación de la misma, al igual que la cocaína, o fumarla, esto evitaba el estigma social de dejar visibles los “pinchazos” con agujas hipodérmicas.
Las autoridades, ante lo que parecía una epidemia sin freno, iniciaron proyectos de rehabilitación y desintoxicación entre los heroinómanos. Una vía fue el uso de metadona para la recuperación de la persona adicta y su prescripción por parte de profesionales médicos especializados en adicciones. Esto fue calmando las aguas a partir, como se ha dicho, desde la década de los 90.
Sin embargo, a finales del segundo decenio del siglo XXI voces de expertos avisaban de un “retorno” de la heroína entre gente joven, pero esta vez incluyendo todos los estratos sociales. “No tenemos un termómetro social que nos permita verificar si ha vuelto a repuntar la heroína o no, sí podemos decir que quien acude a nosotros es para desengancharse” dice Rosa Barreiro de ACLAD. Barreiro sí apunta que con respecto a la heroína suele haber recaídas, aunque insiste en no tener conocimiento de un repunte.
David Martínez de la Asociación Érguete, reafirma lo anterior, que no se ha detectado un nuevo aumento en el consumo de heroína. Sin embargo, apunta que hoy en día es habitual encontrarse con personas policonsumidoras, gente que pasa por el alcohol, la cocaína, marihuana y heroína. “La heroína no ha desaparecido, sin embargo, hoy en día, además de la cocaína se ve un mayor consumo de drogas de diseño”.
“La heroína es una droga depresora y en estos tiempos, sobre todo después de la pandemia, la gente parece tener prisa por hacer cosas, salir, apurar los tiempos” dice Ofelia Deben, de Proxecto Home. En ese sentido, la “droga de color marrón” ralentizaría a las personas y por tanto, no permitiría el aumento de disfrute o “estilo hedonista” buscado por consumidores de otras drogas”.
POLICONSUMO EN EDADES MUY TEMPRANAS
A día de hoy desde las asociaciones de ayuda al toxicómano y al adicto (en otras facetas como pueden ser la ludopatía e incluso la adicción a las pantallas) alertan de las edades más tempranas en las que se inicia el consumo de drogas, incluyendo tabaco y alcohol. “Las drogas más consumidas son cocaína y alcohol, sin embargo, preocupa la edad cada vez más temprana en el consumo de marihuana” dice Rosa Barreiro. Lo mismo sucede con el tabaco y las bebidas alcohólicas.
Lo que resulta curioso es que se dan casos, muchos, en los cuales adolescentes que se inician en la marihuana no son consumidores, por ejemplo, de tabaco. “La marihuana tiene una percepción menos peligrosa pues 'se trata de una planta', es algo 'natural'” añade Ofelia Deben. “La marihuana puede ayudar a desinhibirse o a combatir el estrés, esa es la percepción, a parte de que no crea una adicción inmediata, al revés de la heronía”. ¿De donde viene toda esta percepción? “Muy probablemente tengan que ver las redes sociales y la banalización del consumo tanto de la marihuana como del alcohol”.
No obstante, desde hace décadas la marihuana ha experimentado un cambio radical. “La manipulación genética, los cruces entre las especies de planta y el uso de potenciadores químicos han incrementado la cantidad de THC (el componente psicoativo de la marihuana)”, señala David Martínez. Esto significa que “fumar un 'porro' de hoy en día es como fumarse cinco hace diez años”.
A largo plazo, y dependiendo de cada una de las personas, el THC puede contribuir a la aparición de estados como brotes psicóticos, paranoia o brotes esquizofrénicos. Eso sí, siempre dependiendo del grado de consumo, de la capacidad de la persona y el tiempo que esa persona haya estado consumiendo esta sustancia.
Por último, la irrupción de las drogas sintéticas, sobre todo en las grandes ciudades, se ha disparado en los últimos años. Esto se puede deber, en parte, a la misma filosofía detrás del consumo de cocaína: inmediatez y el deseo de vivir rápido para no perderse nada en la vida.
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