UDC descubre que los dueños de gatos tienen más riesgo de envejecimiento inflatamatorio
La mayoría de las personas infectadas con T. gondii no presentan síntomas o experimentan síntomas leves similares a los de la gripe. Sin embargo, la infección puede ser grave en personas con sistemas inmunológicos debilitados, como aquellos con VIH/SIDA o personas que han recibido trasplantes de órganos. Además, la infección durante el embarazo puede tener consecuencias graves para el feto. Además, ahora un estudio de la UDC indica que los portadores del parásito tienen más opciones de desarrolar síntomas de fragilidad.
Un grupo de investigadores, encabezado por la profesora Blanca Laffon Lage del área de psicobiología de la Universidad de A Coruña, ha publicado recientemente un revelador artículo en colaboración con 11 instituciones. El estudio aborda la relación entre la infección del parásito felino Toxoplasma gondii y el envejecimiento inflamatorio en la población de ancianos.
Durante la investigación, que involucró a más de 600 personas mayores de 65 años en España y Portugal, se descubrió que aproximadamente el 70% de los participantes estaban infectados con el protozoo T. gondii. Este parásito, comúnmente asociado con gatos, puede afectar a las personas a través del consumo de carne cruda o poco cocida, así como por el contacto con heces de gato contaminadas.
Los resultados revelaron que aquellos con niveles más altos de anticuerpos contra la infección tenían más probabilidades de mostrar síntomas de fragilidad, como pérdida de peso involuntaria y debilidad física. Además, se identificaron biomarcadores asociados con fragilidad que también mostraron niveles elevados en la sangre de los ancianos infectados.
En el contexto del envejecimiento, la investigación señala que el proceso inflamatorio puede contribuir a la fragilidad y que la infección por T. gondii puede desencadenar una respuesta inmune, produciendo anticuerpos para combatir la toxoplasmosis.
A pesar de los hallazgos, los investigadores advierten que el diseño del estudio no permite determinar si la infección es la causa directa de la fragilidad. Sin embargo, estos resultados preliminares podrían abrir la puerta a nuevas investigaciones sobre la fragilidad en la vejez.
Validar estos resultados en futuros estudios podría conducir a enfoques preventivos y terapéuticos específicos dirigidos a biomarcadores inflamatorios, así como explorar si la respuesta inmune a la infección por T. gondii puede prevenir la fragilidad en los ancianos.
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