El jefe de gabinete de la presidenta madrileña va pa'lante con sus mentiras

Las batallas políticas no solo se dirimen en el Congreso, en los medios de comunicación, sino también en la justicia a través de las denuncias de partidos políticos o algunos grupos llamados “sociedad civil” con vinculaciones políticas nada inocentes. Las cosas han involucionado a este terreno nada ejemplarizante, porque de lo que se trata es de intentar señalar al contrario con acusaciones que llevan, como siempre, al “y tú más”. Llevar determinados temas a la justicia es intentar cambiar la verdadera realidad, buscando una excusa que tape determinadas acciones y trasladarlas a los contrarios para convencer a la opinión pública de que los malos son los otros. Es indignante.

Este miércoles, el jefe de gabinete de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez, comparecía como testigo en el Tribunal Supremo, “con la obligación de decir la verdad”, en el caso del famoso correo del Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz, al que se le acusa de un supuesto delito de revelación de secretos relacionados con el caso de la pareja de Díaz Ayuso, González Amador, cuyo abogado, en un correo, reconocía los hechos de su cliente (fraude fiscal) y pedía llegar a un acuerdo con la fiscalía para no ir a la cárcel.

Miguel Rodríguez, que no ha dicho una verdad en su vida, no ha querido contar lo que ha respondido a las preguntas que le han hecho en sala porque el tema está bajo secreto de sumario y claro, se puede enfadar su señoría. ¿Cuántos casos han estado bajo secreto de sumario y se han filtrado? Pues muchos, y precisamente él es uno de los mayores filtradores a determinados medios de comunicación que cojean de la derecha. Como el filtrador quiere mostrarse muy digno. Ya en la calle, rodeado de colegas, respondía a las preguntas y se despachaba a gusto: “Creo que el fiscal general del Estado tiene que ser juzgado, condenado de manera ejemplar para que nunca a nadie más se le ocurra dar a conocer un expediente secreto de un español (…) Creo que el fiscal general del Estado va a ir pa'lante, y, además, insisto en que sea de modo ejemplar”. Como no era suficiente, siguió apuntando más alto, al presidente del Gobierno y toda su familia. Rajó de lo lindo y salió tan pancho, como si él fuera un ejemplo en su vida profesional y hasta particular.

Dicen que la mejor defensa es un ataque, y así lo ha entendido Rodríguez, maestro en liar la troca, hablar por los codos, y echarles la culpa a otros. La realidad es que en esa estrategia planificada de que “el posible defraudador”, novio de la presidenta Ayuso, lo quieren convertir en víctima aprovechando la filtración de la que acusa al Fiscal. ¿De verdad la filtró él? Eso lo resolverá la justicia, pero para Rodríguez y algunos dirigentes populares, el fiscal general es caza mayor. Tirarle a la cabeza es ir directamente a la del presidente del Gobierno, el verdadero objetivo de los populares en este y en otros juicios que están teniendo lugar.

La lucha por desviar la atención sobre la pareja de la presidenta madrileña ha llevado también a que varios periodistas prestaran declaración este jueves para revelar las fuentes que le habían facilitado el ya famoso correo de marras. Acogiéndose al secreto profesional, no las han revelado, como era de esperar y como se suele hacer. ¿Luego habla Ayuso de libertad de expresión?

El caso Amador, el novio de la presidenta madrileña, que eso de “Hacienda somos todos” lo transforma: “como somos todos, me quedo con mi parte”, que los populares han transformado en el caso del Fiscal, que “filtra correos con datos personales” y que es una conspiración nacional de los socialistas contra Ayuso. Un montaje digno de una novela negra. Los papeles se cambian: los malos son los buenos y los buenos, unos conspiradores de cuidado…