Santos y Difuntos, ¿de dónde vienen todas las flores?
Los días de Todos los Santos y Difuntos suelen ser la época del año en que mucha gente adorna con distintas flores las tumbas de los que ya no están. A día de hoy, esta tradición está perdiendo peso en las ciudades y se mantiene más o menos en las áreas de los grandes pueblos y zonas rurales. Aun así, hai cosas que cambian incluso en el recuerdo a los fallecidos
El Día de Todos los Santos y el Día de Difuntos eran solamente el punto final a “la semana de todos los santos y de difuntos”. Porque si algo animaba a las familias, sobre todo en áreas rurales y semirurales, era dejar la tumba, los nichos o el mausoleo más limpio, lustroso y mejor adornado del cementerio. Había una semana previa de limpieza a fondo, sacar lustre incluso a las letras metálicas clavadas en el mármol, eliminar el verdín con lejía y, si era necesario, gastarse un buen dinero en nuevas jardineras de piedra, mármol o cemento, realmente era una auténtica competencia entre todos porque todos se obserbaban y copiar o mejorar la tarea del nicho vecino. Y en esa competicón entraban las flores, ramos a veces inmensos que podían caer por su peso desde el nicho más alto. Ramos coloridos con flores muchas veces del propio jardín de casa hasta que las floristerías hicieron su aparición más allá de las zonas urbanas. Rosas, claveles, crisantemos y margaritas junto a otras especies exóticas daban un espectáculo de color y olor a los camposantos de las parroquias. Hoy en día esto ha cambiado muchísimo, aunque la tradición pervive casi intacta en áreas menos urbanas.
COSTUMBRES QUE CAMBIAN
Las personas ya no suelen encargar con antelación como tiempo atrás, las floristerías no dan abasto durante la semana anterior a los días de Todos los Santos y Difuntos. “En total tendremos unos veinte encargos” dice Begoña de Floristería Galo en Vigo. La tradición de llevar ramos al cementerio ha ido disminuyendo en las ciudades grandes, no así en el rural. Los distribuidores señalan que a pueblos grandes y sus áreas de influencia suelen enviar camiones llenos de flores un fenómeno que no se da en las urbes.
La Asociación de Floristerías de España destaca que a día de hoy las ventas de estos dos días suponen un 20% del total recaudado en todo el año. El gasto medio en esta fechas es de 40€ en adorno floral, eso sí, dependiendo de si es nicho, tumba o mausoleo, ahí entra en juego el tamaño de lo solicitado. Así, los clientes tienen las mismas dimensiones de año en año.
En concordancia con lo anterior, Manuel Rosario, de Floristería Camelias, también en Vigo, destaca que el hecho de ir a visitar el lugar de enterramiento no ha sufrido un descenso brusco. “Todos nos acordamos de este día para llevar, por lo menos, una flor”. Una opinión contraria tiene Santiago Ramos, presidente de Asvinor - Asociación de Viveristas del Noroeste pues el aumento de las incineraciones y la disminución de los entierros también está influyendo mucho en la bajada de compras de flores.
FLORES
¿De dónde vienen las flores que usamos en estos días? Aunque la Asociación Española de Floristerías apunta a Galicia como área de producción floral, la Asvinor indica que solo hay dos invernaderos dedicados a la exportación de flor cortada. En lo que sí puede competir Galicia es en planta ornamental pero no en flor cortada.
Actualmente muchas flores proceden de países como Colombia, sobre todo rosa y clavel, y de Países Bajos procede mucha orquídea. “Países Bajos es un gran exportador de flor, no por su producción sino por ser un intermediario para otros países” dice Ramos. La presencia de flores procedentes de otras latitudes se debe a la permisividad en el uso de fitosanitarios que en la UE están prohibidos, también la mano de obra es más barata y no existen la exigencias que sí hay en la Unión Europea.
En cuanto a los ejemplares más utilizados en esta época del año, son las rosas y los claveles, precisamente, los que se llevan la palma. Les siguen los crisantemos, aunque “al ser más voluminosos se usan sobre todo en tumbas en el suelo” dice Manuel Rosario. Esta última flor junto con el lirium son las dos más producidas en Galicia. Otras que también se suelen trabajar en tierras gallegas son el gladiolo y el boris.
Los tiempos y las costumbres cambian incluída la de Difuntos y Todos los Santos. El mercado de floristería se está adaptando a las nuevas demandas, sobre todo a piezas “silvestre, ahora piden cada vez más una apariencia silvestre” dice Begoña. De todas formas, las flores tradicionales siguen pesando en la elección de los clientes y, por lo que se deduce, será por mucho tiempo.
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