Abanca bate récords de ganancias mientras sus empleados claman por sus derechos laborales
Escotet saca pecho mientras sus trabajadores denuncian que tienen los peores horarios del sector y una enorme presión para colocar productos a los clientes. El banquero hispano-venozolano se ha embolsado casi 200 millones de euros de dividendos por las cifras de beneficios de 2024, las mejores de la historia. Los sindicatos reclaman que invierta en el bienestar de clientes y asalariados.
En el décimo aniversario de Abanca, la entidad financiera ha anunciado un beneficio neto de 1.203,1 millones de euros en 2024, lo que representa un incremento del 69,1% respecto al año anterior. Este crecimiento se atribuye a la expansión en España y Portugal, especialmente tras la adquisición de EuroBic, y a la captación de 135.000 nuevos clientes
Este anuncio tuvo lugar ayer, el mismo día que varios sindicatos, como CIG y ASCA Abanca, convocaron una manifestación en A Coruña para protestar por la pérdida de poder adquisitivo que sufren los trabajadores desde 2010, mientras la empresa registra beneficios millonarios. Este contraste entre el éxito financiero y el descontento laboral ha puesto de manifiesto las tensiones existentes en la entidad.
Principales reivindicaciones sindicales
Los representantes de los trabajadores exigen:
- Recuperación del trabajo de calidad y equiparación con otras entidades bancarias, denunciando que el personal de Abanca trabaja más tardes y durante más meses por los sueldos más bajos del sector financiero. "Abanca es la única Entidad que no aplica los horarios de Convenio, tiene los horarios más amplios y la mayor flexibilidad, dificultando la conciliación", señala ASCA.
- Reducción de la temporalidad y mejora de las condiciones laborales, criticando la utilización de contratos en prácticas para cubrir puestos estructurales y el desplazamiento de personal a oficinas fuera de su lugar de residencia.
- Disminución de la presión comercial, que según los sindicatos ha generado un clima laboral tóxico en la empresa.
La respuesta de Abanca
Aunque la dirección de Abanca ha mostrado cierta predisposición a negociar, los sindicatos denuncian que la entidad pone pegas económicas para mejorar las condiciones laborales de sus empleados. Los representantes sindicales argumentan que si en su momento hubo que apretarse el cinturón y salió la plantilla a dar el do de pecho, ahora, cuando la entidad del hispano venezolano Juan Carlos Escotet bate records de beneficios, es tiempo de ver recompensado ese esfuerzo.
Esta supuesta cicatería contrasta con las buenas cifras del negocio. En la última década, el volumen de negocio de Abanca ha experimentado un notable crecimiento, pasando de 57.469 millones de euros a 128.443 millones. Paralelamente, su calificación crediticia ha evolucionado desde un grado especulativo, considerado "bono basura" en el momento de la adquisición de la entidad en 2014, hasta alcanzar un nivel de inversión. Asimismo, la entidad ha logrado reducir significativamente su tasa de morosidad, que en sus inicios era "muy elevada", hasta situarse en un 2,6%, un porcentaje que se considera "muy competitivo" en comparación con la media europea.
Impacto en la plantilla y servicios
La política de EREs y cierre de oficinas, especialmente en zonas rurales, aplicada durante años, ha llevado a una reducción de personal que, según los sindicatos, afecta a la calidad del servicio. Argumentan que, a pesar de la digitalización, los clientes -muchos de edad avanzada- siguen acudiendo a las oficinas y requieren atención personalizada, lo que no siempre es posible con la actual dotación de personal.
Hay que tener en cuenta que el sector bancario en general se enfrenta a un clima de tensión laboral. Las entidades españolas han tenido, en general, un 2024 de rércord, pero estas cifras no están sirviendo para recuperar los derechos laborales que se perdieron después de la crisis del ladrillo. Además, la digitalización ha impulsado la concentración y el recorte de oficinas.
En Abanca, los sindicatos esperan que se abra una mesa de negociación para abordar los puntos pendientes, empezando por los horarios. Si no se producen avances significativos, los sindicatos no descartan nuevas medidas de presión. El objetivo, según los representantes sindicales, no es que la entidad gane menos dinero, sino que los beneficios se reviertan en oficinas mejor dotadas, mejor remuneradas y, consecuentemente, mejor atendidas.
Escribe tu comentario